Desde que irrumpiera en la vida de todos los españoles aquel 13 de septiembre de 2001 con la serie Cuéntame cómo pasó, Pablo Rivero se ha convertido en uno de los rostros más queridos de nuestro país. Desde entonces ha participado en multitud de películas, programas de televisión y obras de teatro, y se ha convertido en un escritor de éxito gracias a sus novelas, que ya son siete. En ellas, muestra su faceta más oscura como fan del thriller, el terror y los crímenes. El rebaño es la última de ellas, y ahí ha podido trasladar los miedos que siente como padre y la sobreprotección de los hijos.
Parece casi imposible poder sobrellevar una agenda tan apretada como la de Rivero, entre rodajes, giras de teatro, escritura de novelas y la crianza de su hijo. Pero el actor confiesa que no es tan locura como parece y ha aprendido a gestionar su tiempo al máximo para poder disfrutar de cada momento: “Antes me costaba muchísimo más. Rodaba veinte capítulos al año y era muy difícil, me parecía algo imposible de hacer. Pero durante el rodaje de No me pidas que te bese, porque te besaré, de Albert Espinosa, vi cómo el tío dirigía la película, escribía el guión, actuaba en ella y, a la vez, estaba escribiendo su próxima novela…, y siempre estaba agradecido de poder hacer todo eso y decía que no era, para nada, algo imposible. Así que decidí que ese era mi camino, y lo quiero disfrutar al máximo y aprovechar”, cuenta.
A pesar de todo el cariño que recibe del público, siempre se suele juzgar cuando un actor, o una cara famosa, da el salto a la literatura. “Hay cierto prejuicio, sí. Con mis novelas lo he sentido más por el género que hago. La gente está acostumbrada a verme como el hermano de Cuéntame, rubito, con cara de bueno, y de pronto se encuentran con historias que son muy sórdidas y muy bestias, además thrillers con finales de alto voltaje, muy crudos, y puede que le choque ver esa faceta mía. Aunque siempre he sentido mucho respeto y mucha credibilidad. Los libros funcionan muy bien y ha sido gracias a que a la gente le han gustado y los han recomendado. Y vender un libro siempre es un milagro”.
En esa faceta suya como escritor, tan oscura, el autor traslada sus propios miedos al papel y siempre deja un rastro de sí mismo en cada línea del texto: “Para mí es muy importante hablar de temas que me preocupan como persona. Necesito que haya un tema claro y, sobre eso, explorar todos los puntos de interés. Casi como un ensayo. Luego me resulta inevitable no hablar de mis propios miedos y preocupaciones. Hay una de mis novelas que está ambientada en mi casa, otra que es mi familia, otra el colegio de mi hijo o mi grupo de amigos. Todo el tiempo estoy hablando de mí, por eso la gente que me conoce y me lee sabe que soy 100% yo”.
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En El rebaño, Rivero se adentra en un colegio y en un chat de padres que son capaces de hacer cualquier cosa por sus hijos. La sobreprotección y el miedo a lo que puedan hacer los niños fuera de casa son algunas de las preocupaciones que se reflejan en esta nueva novela, que comienza con una dedicatoria muy significativa: “A todos los que luchan para formar y educar a mejores generaciones de personas”. “Los que nos hemos criado en los 90, hemos vivido una época marcada por la tragedia y la crónica negra. El crimen de Alcàsser, el asesino de la katana, el de la baraja… Mi generación está marcada por una época terrorífica y trágica, y eso lo he transmitido en mis novelas. Ahora seguimos viviendo en un mundo hostil, pero hay más oferta de evasión”, reflexiona.
Pero, ¿qué pasaría si uniera todas sus pasiones? La literatura, el cine y el teatro son artes hermanas, y para Rivero no sería ninguna locura dar el salto algún día y unirlas todas: “Tengo algún largo escrito y me gustaría hacer una adaptación de algún libro. También me he planteado llevar alguna historia al teatro, porque sería muy guay hacer un thriller en teatro. Pero me falta tiempo, todos los años intento ponerme con ello, pero entre que escribo un libro, me sale otra cosa de actor, empiezo la promo y demás… se me va el tiempo”, explica. “A la hora de la verdad, lo que más me llena en el día a día es la escritura, porque es algo que disfruto yo solo y puedo hacer en casa, estoy yo y la historia. Cuando actúo en un escenario o una película, hay algo que no te pertenece, ni depende de ti, pero es muy emocionante ver cómo lo que haces traspasa los límites de lo corporal y te permite jugar y evadirte, te conviertes en otra persona, y lo que haces llega y se transmite al espectador”. Sea como sea, en librerías, cines o teatros, aún nos queda Pablo Rivero para rato.
FOTOS: SALVA MUSTÉ
VÍDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS
ESTILISTA: ARTURO ARGÜELLES
MAQUILLAJE Y PELO: ÁLVARO SANPER PARA I.C.O.N.