Carlos Barea publica 'Rebeldes del deseo': "Indagar en nuestro pasado LGTBIQ+ es complicado"

Nunca es tarde para aprender de grandes personajes que han contribuido a la historia LGTBIQ+. A eso ayuda Carlos Barea con su nuevo libro.

Muy importante la davor divulgativa de Carlos Barea. Foto: Leandro Allochis
Muy importante la davor divulgativa de Carlos Barea. Foto: Leandro Allochis
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

23 mayo, 2025
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A Carlos Bareacolaborador habitual en Shangay– le fascina indagar en las historias de grandes creadores que han contribuido a nuestra historia como colectivo LGTBIQ+. Vuelve a demostrarlo en su nuevo libro, Rebeldes del deseo, editado por Plaza & Janés.

Este nuevo ensayo de Carlos Barea lleva por subtítulo Gais, lesbianas y bisexuales en la creación artística del siglo XX, con lo que queda todo bien explicado. En Rebeldes del deseo ha querido indagar en las biografías de nombres tan importantes, y diversos, como Miguel de Molina, Mari Trini, Francis Bacon, Luis Cernuda y Tórtola Valencia, y descubre, de manera ágil y amena, todo tipo de curiosidades y anécdotas, para contribuir a seguir reconstruyendo la memoria disidente del siglo pasado, como explica aquí.

Portada de "Rebeldes del deseo" de Carlos Barea

SHANGAY ⇒ ¿Cuándo comenzaste a sentir la necesidad de reivindicar nombres del colectivo a través de tu obra para luchar contra la invisibilización?
CARLOS BAREA ⇒ Pues, en realidad, ni me acuerdo… Es un trabajo que vengo haciendo desde años, tanto desde las redes sociales como desde el mundo editorial. Y es que ya he coordinado varios volúmenes que revisan artistas como Ocaña, Pepe Espaliú o Eloy de la Iglesia. Supongo que este era el salto lógico, publicar un libro que hablara de un buen número de artistas que fueron invisibilizados –ellos o su sexualidad– en el siglo pasado.

SHANGAY ⇒ ¿En qué te basaste para elegir a los nombres sobre los que ibas a escribir en este libro?
CARLOS BAREA ⇒ El criterio ha sido muy sencillo y a la vez alegórico: he escogido las veinte historias –el número es una petición de la editorial– que me parecían más fascinantes, bien por lo extravagante de sus vidas o bien por la importancia que sus nombres tuvieron para la cultura o para mi vida propia. La propuesta inicial constaba de sesenta nombres, pero mis editores, David Andrés y Cristina Lomba, consideraron que era mejor centrarse en un menor número de nombres y desarrollarlos con más profundidad.

«Las sociedades cambian, pero las opresiones permanecen. Es necesario aprender de los que nos precedieron»

SHANGAY ⇒ ¿Te resultó fácil investigar sobre todos ellos?
CARLOS BAREA ⇒ Indagar en nuestro pasado es más que complicado. La memoria LGTBIQ+ casi siempre ha sido de tradición oral y, cuando surgieron soportes materiales para registrarlos, no hemos contado con los recursos necesarios para preservarlos. Ahora mismo podemos consultar parte de nuestro archivo en asociaciones como Cogam, sí, pero sobre todo en colecciones privadas. Unas colecciones que, dicho sea de paso, muchas veces acaban en la basura al no valorar los descendientes su importancia. Pasó hace unos años, por ejemplo, con Carmen de Mairena. Un buen día corrió la voz de que parte de sus cosas estaban en un contenedor. Por suerte, algunos seguidores y vecinos pudieron rescatar algo, pero la mayor parte acabó en el vertedero.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo te planteaste el tono a utilizar a la hora de escribir?
CARLOS BAREA ⇒ Lo que quería, sobre todo, es que el ensayo fuera entretenido. De nada me servía dar mucha información y rescatar vidas olvidadas si el libro se lo iban a leer tan solo cuatro catedráticos que estuvieran interesados en el tema. Pretendía darle un tono divulgativo, porque la mismísima finalidad del libro es divulgativa: que la gente conozca las vidas de esos artistas disidentes y se dé cuenta de que siempre hemos estado ahí. Más visibles o menos. Con muchos derechos o pocos. Pero siempre presentes. Así pues, le he dado un tono ameno, casi de cotilleo.

SHANGAY ⇒ ¿Qué reflexiones te provocó a nivel personal conocer mejor a estos “rebeldes del deseo”?
CARLOS BAREA ⇒ Pues me he dado cuenta de que hay vidas increíbles de las que no teníamos ni idea. Si pensamos que nuestra generación es la que ha conseguido romper con los estereotipos de género, que se ha enfrentado la normatividad y que es la más rupturista del mundo…, estamos equivocados. Cualquier cosa que hagamos, alguien ya la ha hecho antes. En muchos casos, claro, con consecuencias aún peores que las que podemos tener hoy. También me ha sorprendido descubrir –o más bien confirmar– que hubo artistas que, aun rompiendo con todos los patrones normativos, consiguieron triunfar entre el público. Es el caso de Antonio Amaya, El Titi o Miguel de Molina, por poner algún ejemplo. Tres pedazos de maricones que hacían las delicias de todo tipo de público.

Carlos Barea. Foto: Leandro Allochis

Carlos Barea. Foto: Leandro Allochis

SHANGAY ⇒ ¿Algo que te sorprendiera en particular de algún personaje sobre el que has escrito?
CARLOS BAREA ⇒ Todos, en mayor o menor medida, me han sorprendido. Incluso los artistas que ya había investigado más han arrojado algún dato que me ha sorprendido. Y luego están aquellos que apenas conocía, pero que me han fascinado. Es el caso, por ejemplo, del diseñador, dibujante, figurinista y mil cosas más Pepito Zamora, o de la gran bailarina de la primera mitad del siglo XX Tórtola Valencia, que llegó a adoptar a su novia para que pudiera heredar.

«Hay vidas increíbles de las que no tenemos ni idea»

SHANGAY ⇒ ¿Por qué es tan necesario continuar reconstruyendo la memoria disidente, y reciente, del colectivo?
CARLOS BAREA ⇒ Porque lo que fuimos es lo que somos. Y lo que somos es lo que seremos. Cuando hablamos de colectivos marginados, debemos pensar en un continuum, en una genealogía que conecte al primero con el último. Porque las sociedades cambian, pero las opresiones permanecen. Y es necesario aprender de los que nos precedieron para poder ir, poco a poco, dando pasitos. Somos David contra Goliat, y la unidad, tanto en el espacio como en el tiempo, es nuestra mejor arma. Como decía Lorca en la cita que abre mi ensayo: «Es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros, sino para los que vienen detrás». Y si lo dice Lorca, ¿quién soy yo para contradecirlo?

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