Resulta curiosa la contradicción –solo a primera vista– que se genera entre la Lusillón de carne y hueso frente a ti y la que acaba de publicar su segundo álbum, Fanática (Mushroom Pillow, 2025). Mientras las primera aparenta ser algo frágil, la segunda proyecta –a pesar de cantar en muchos momentos a media voz– una rotundidad que enamora. Atrapa su nuevo álbum por la manera tan delicada en que fusiona el pop bailable con el bedroom pop, que sigue siendo el origen de sus canciones.

Fotos: Camilo Delpin
Lusillón –recordemos que tuvo su momento de viralidad gracias a la canción Me quiero ir, incluida en la banda sonora de Culpa mía– experimentó un flechazo artístico al conocer al francés Yann Rose («para ser un hombre cishetero, compartimos muchas referencias, y a los dos nos gusta el fútbol»). Total, que a París que se fue a grabar gran parte de este segundo álbum que ha coproducido con él. En Fanática ha querido volcar sensaciones que le ha generado desde pequeña el hecho de ser una fan en toda regla. Aunque la artista LGTBIQ+ lo hace de manera velada, no ha querido ir a la obviedad, y ese es uno de los encantos de este disco.
Todo comenzó allá por 2020, cuando comenzó a publicar canciones que grababa en su cuarto. «Cuando Un vermú conmigo lo petó [en 2021] fue cuando me lo empecé a tomar realmente en serio», recuerda. «Aunque la música y la vida fan siempre han formado parte de mí«. Y es que lo tiene claro: «Si no eres fan de algo, qué aburrido, ¿no?», comenta entre risas la madrileña de 26 años.
SHANGAY ⇒ ¿De qué te salvó ejercer como fan de adolescente?
LUSILLÓN ⇒ De pasar mucho tiempo sola. En la ESO apenas tenía amigos, porque en mi instituto eran todos bastante pijillos. Era muy impulsiva, aunque tampoco es que fuera Rachel Berry [el mítico personaje de Glee, una de sus series favoritas]. Era muy friki de los artistas que me gustaban, de series y de pelis, y no era algo que pudiese compartir con mucha gente. Cuando pensaba que se iba a acabar el mundo, escuché con trece años Part of Me de Katy Perry y se me pasó [risas]. No era la única que escuchaba: Lady Gaga, Birdy…
«Tracy Chapman fue la artista que más me inspiró en mis inicios. ¿Una lesbiana con guitarra? Sí soy»
SHANGAY ⇒ En tu disco hay una pista que indica que también te gustaban las t.A.T.u…
LUSILLÓN ⇒ Tampoco era gran fan, pero All The Things She Said sí me gustaba mucho. Estaba grabando adlibs para la canción Cuando tú estás aquí y no pude evitar meter esa referencia de lesbianas [risas]. Eso sí, en mi caso no tiene nada que ver con el queerbaiting, ni mucho menos.
SHANGAY ⇒ Hablas de fanatismo en el disco con gran sutilidad. ¿Por qué así?
LUSILLÓN ⇒ Cuando lo estaba preparando me pregunté: «Con la de música que hay ahí afuera, buena y mala, ¿qué sentido tiene hacer más?». Pues si la hago es porque me la he gozado siempre mucho y me ha llevado a ser quien soy. Pero no quería hacer el típico manual explícito rollo cantautora de «qué agradecido esto de ser fan». Con los sentimientos y emociones que he experimentado siendo fanática decidí trabajar en estas canciones, que han dado pie a un disco que se siente un espacio seguro [hasta el punto de que uno de los temas se titula Safe Place].
SHANGAY ⇒ ¿Por qué has querido homenajear a Gloria Fuertes en Gloria?
LUSILLÓN ⇒ De pequeña me encantaban sus poemas infantiles. Me bajaba a patinar escuchándolos en un casete. Está claro que necesitaba estar sobreestimulada… Las dos somos de Madrid, era bisexual y me daba la sensación de que tenía las ideas muy claras. Siempre me ha inspirado mucho, así que decidí dedicarle una canción.
SHANGAY ⇒ Desde tus inicios, como persona LGTBIQ+, has apostado por tu visibilidad…
LUSILLÓN ⇒ Claro que sí. Además, tengo novia, que también es cantante, y estoy a gustísimo con ella. Aunque si estuviese soltera, sería igual de visible [risas]. No tengo el discurso de una persona activista, pero si mi figura, siendo como soy, ayuda a otras chicas, pues genial.
«Si no eres fan de algo, qué aburrido, ¿no?»
SHANGAY ⇒ ¿Te generó algún conflicto tu homosexualidad siendo adolescente?
LUSILLÓN ⇒ Tanto como conflicto, no. Pero cuando no entendía qué estaba sintiendo, busqué el típico quiz de Buzzfeed de «¿Soy gay?» y me salió que sí [risas]. Y con el personaje de Santana en Glee fue cuando descubrí que había más personas como yo. A una chica femenina, con el pelo largo, le gustaba otra chica parecida a ella… «¡Ah, si yo soy eso, p’alante!». Es que la visibilidad es superimportante. Pero además de ser lesbiana, soy artista, y lo importante para la gente debería ser que hago música.
SHANGAY ⇒ ¿Qué artistas del colectivo te inspiraron?
LUSILLÓN ⇒ Tracy Chapman la que más. ¿Una lesbiana con guitarra? Sí soy [risas]. Y aunque Ana Torroja no lo es, recuerdo escuchar con diez años Mujer contra mujer de Mecano y flipar: «¿Una historia de dos chicas?». Qué buen tema.
SHANGAY ⇒ ¿Te parece que siguen faltando artistas femeninas visibles del colectivo?
LUSILLÓN ⇒ Mazo. A nivel internacional cada vez son más las divas pop que están saliendo: Chappell Roan, Billie Eilish… En España veo poquitas: Mushkaa, Jimena Amarillo… En general, más butchonas [risas]. Femme no somos muchas.
SHANGAY ⇒ ¿Sientes que sigue existiendo un techo de cristal para vosotras?
LUSILLÓN ⇒ Ya por ser mujeres lo veo. Y luego, en ocasiones, por ser una chica femenina sentía que no se me consideraba parte del colectivo, por comentarios que recibía en redes rollo «hoy sí pareces lesbiana». En general, a las mujeres nos cuesta más que se nos dé nuestro espacio. Es muy fácil que surjan montones de proyectos de hombres cisheteros que se parecen unos a otros mucho y que triunfen. Oye, bien por ellos. Pero cuando se trata de tías no puede haber dos Bad Gyal, dos Juicy Bae, dos Belén Aguilera, dos Judeline… En cuanto salió Judeline, empezaron las comparaciones con Rosalía. Y a mí últimamente me han empezado a comparar con Judeline, sobre todo por canciones como Muero x verte, que es un reguetón triste. Y ojo, yo encantada, pero eso a un tío urbano no le pasa.