Hay personas por las que no pasa la edad y, tengan los años que tengan, siempre seguirán siendo conocidas por su diminutivo. Por ello Encarna Polo siempre fue (y será) Encarnita, aunque nos haya dejado de forma tan trágica a sus 86 años.
Diva del pop español de los sesenta y setenta español, gracias a los arreglos que su entonces marido Adolfo Waitzman hizo para ella de canciones como Paco, Paco, Paco se hizo la reina indiscutible del flamenco pop. Moderna entre las modernas más modernas de esos años, Encarnita nunca perdió ese aura que la acompañó hasta el final de sus días, y que nos demostró a todos en legendarias actuaciones en las míticas fiestas del Shangay Tea Dance en los años noventa, que fueron el germen de esta revista, que este mes de noviembre cumple treinta y dos años.
Su trágica muerte en una residencia de Ávila está copando horas y horas de televisión y artículos en los periódicos. Algo normal con una artista como ella, que participó en el mítico Pasaporte a Dublín de 1971 (el Benidorm Fest de ese año para seleccionar al cantante que iría al Festival de Eurovisión), y cuya fama la catapultó a las portadas de todas las revistas de la época, y a ser una estrella en la entonces única cadena de televisión.

Tarjeta de felicitación navideña enviada por Encarnita Polo: una diva hasta el final.
Así es como queremos recordar a esta mujer sonriente, buena, que siempre estaba cuando uno la llamaba, y que nunca te reprochaba el que no lo hicieras cuando su fama entró en declive. Divertida, muy cariñosa, tuvo una vida de auténtica folclórica con todo lo que ello implica: un divorcio complicado y mediático, problemas familiares y económicos a lo largo de los años (fue víctima del fraude bancario de las preferentes, por lo que perdió todo su dinero y hasta su casa, un precioso ático en Chamberí), un cáncer que superó con éxito…
Todo ello lo vivió siguiendo siendo Encarnita Polo, la diva moderna del flamenco pop, lejos de convertirse en una fricky de esas que tanto proliferaron en esos años de comienzos de los 2000. Ni siquiera la polémica que hubo con sus desafortunadas declaraciones al programa de Telecinco Socialité hizo que entrara en el fango: pidió perdón porque se le había ido la pinza, y punto.
Diva gay por derecho propio, Encarnita siempre fue un mito en la comunidad LGTBIQ+ antes de que esas siglas existieran como tales. Tanto que hasta fue ‘musa’ de Beyoncé, que ‘bailó’, como hemos hecho todos, al ritmo del Paco, Paco, Paco.
Fiel a su estilo, y a sus pelucas, Encarna Polo siempre será, para nosotros, la divina Encarnita. Que nada ahora emborrone ahora su legado de modernidad flamenco pop. Descanse en Paz.


