La historia de amor profesional entre Quim Gutiérrez y Javier Ruiz Caldera no surgió, tal y como cabría esperar, a raíz de Tres bodas de más. Se conocieron en el estreno de Promoción fantasma, donde Quim se deshizo en halagos hacia la película. “Me dio la sensación de que tenía un código que recordaba a las comedias americanas que más me gustaban de adolescente: el estilo, la mezcla de humor…”, cuenta el actor.
No sabe si a Javier le convenció por su entusiasmo, pero se cayeron bien. Pocos meses después, hablaron de un posible guion de Anacleto. Agente secreto y, aunque fue el cómic de Manuel Vázquez Gallego el que les emplazó para un primer proyecto en común, entremedias se interpuso la que terminaría siendo una de las comedias españolas más rentables de los últimos años. “El humor bruto de Javi me divierte muchísimo. Acostumbrados a cosas tan blancas e insulsas, esa irreverencia de Tres bodas de más me entusiasmaba”, cuenta.
Fue en la presentación de esta última –no hay que subestimar la importancia de un buen estreno con famosos para hacer contactos– donde Javier conoció también a quien debía ser su Anacleto, Imanol Arias. “Lo teníamos clarísimo. Es un actor mítico, lo que no esperábamos es que pegara esos saltos y corriese de esa manera. Yo no he seguido Cuéntame, soy de la generación que ha visto a Imanol como el grandísimo actor de El Lute y Brigada central. No teníamos opción B y físicamente es clavado. Si nos llega a decir que no, a lo mejor no se habría hecho la película”, explica el director. Lo mismo opina Quim: “Imanol es la opción de casting ideal. Ha hecho una cosa muy inteligente y que requiere mucha valentía. Como Anacleto es un héroe venido a menos, Imanol ha decidido jugar al héroe decadente sin pudor, cuando es un tipo muy jovial y con una energía brutal. Me parece un acierto”.
Lo primero que pensó Imanol es que Javier le iba a proponer ser el padre en una posible Cuatro bodas de más. “La primera bofetada que recibí en esta película no fue física, fue la rotundidad con la que Javi me dijo que tenía que ser Anacleto. Y eso no es habitual, por lo general un director siempre tiene a dos o tres actores en mente. Por eso me sentí involucrado desde el primer momento. Lo peor que me podía pasar era que me partieran la cara, pero a estas alturas la tengo dura. No me lo esperaba, pero me puse las pilas rápido”, explica el actor.
Además, por una cuestión generacional, Imanol es a quien más de cerca le pilla un cómic como Anacleto, y el más adecuado para darle vida 30 años más viejo de lo que la gente lo conoció en su día, en una adaptación cinematográfica crepuscular que huye del ejercicio nostálgico. “Yo ya estoy especializado en recrear cosas que pasaron hace 30 años”, bromea. “Las películas imposibles son las que te provocan el mayor divertimento, el mayor riesgo y las que te hacen vivir una aventura. Me refiero a El Lute, El amante bilingüe y ahora esta. Anacleto era un cómic que se escondía, como el autor. Iba, venía, tenía negros que lo dibujaban… Rescatarlo 30 años después me parece emocionante porque el mundo del cómic en los 60 era algo que se circunscribía mucho a las ciudades y a la gente con un cierto nivel económico. Los hijos de la clase obrera no tenían un acceso directo a las publicaciones de Bruguera. Te hacías mayor muy rápido, y yo enseguida pasé a los discos en inglés, a Deep Purple, Supertramp, Quadrophenia… Mi generación era más vulgar, se iba antes al baile a arrimar cebolleta que a leer cómics”. Demostrada la afinidad entre los tres, el proyecto de Anacleto. Agente secreto comenzó a andar.
Hay mucho del humor salvaje de Promoción fantasma y Tres bodas de más en Anacleto. Agente secreto, en donde Quim interpreta a Adolfo, un apocado treintañero –su novia (Alexandra Jiménez) le llega a plantar por aburrido– que un buen día descubre que la verdadera profesión de Anacleto, su padre, no es la de payés entregado a la elaboración de embutido, sino la de agente secreto al servicio de una anacrónica agencia de inteligencia.
Será entonces cuando acabe como cómplice de Anacleto en la guerra contra el supervillano Vázquez (Carlos Areces), dejando atrás una patética vida como el apijotado y pringado guardia de seguridad de unos grandes almacenes, todo muy en la tradición Quim Gutiérrez. “Creo que es un rasgo que arrastro del galán de comedia, como le ocurría a Hugh Grant con esa cara de tontorrón, encantadora a su pesar. En Vale, el corto que he hecho con Amenábar, me pasa lo mismo. Soy el tipo que las mata callando y que luego se acaba enrollando con todas las del grupo. En este caso no es una comedia romántica, pero Adolfo es un tío que tiene un potencial no explotado que le hace tener esa actitud cansina y tristona con la vida”.
Tan importante es la relación de Adolfo con su novia como con su mejor amigo, interpretado por Berto Romero, quien dijo de Quim que era el único hombre que le haría replantearse su heterosexualidad. “Tenemos coñas todo el rato con eso. Berto y yo hemos sembrado una historia amorosa desde hace mucho tiempo. Es un tío tremendamente amoroso, es difícil no encariñarte con él. De hecho, le decía todo el rato que la auténtica historia de amor de Anacleto no es solo la de Alexandra Jiménez, sino la nuestra. Y eso se ve, son amigos que parecen más bien una pareja”.
El guion de Anacleto ha cambiado mucho desde aquella primera aproximación entre Javier, Quim e Imanol, pero ya desde el principio destilaba una mezcla curiosa entre comedia y acción, o como dice su director, entre Marvel y Bruguera. Probablemente, el ejemplo más cafre de eso sea la secuencia que involucra a Quim en una lucha cuerpo a cuerpo con la única ayuda de un dildo, que el actor maneja con la misma pericia que Bruce Lee los nunchakus. “La ensayé tantas veces con los especialistas, que cuando rodamos no tenía conciencia de que aquello fuera un dildo. No tenía ningún tipo de pudor, como tampoco tenía mucho significado más allá de ser un dildo que le metía en la boca a un chino. Luego, viéndola en el combo, la recuerdo como una de las escenas más divertidas de la película”.
Quim fantaseaba desde hace tiempo con protagonizar una película de espías y acción como esta. “Llevo preparándome para esto desde que tengo uso de razón. Yo era un niño de 10 años que descorría cortinas buscando a malos que no existían y que conseguía que mi abuelo me regalara pistolas de petardos a espaldas de mi madre”, recuerda. “Siempre me he desenvuelto con mucha naturalidad con una pistola en la mano, y en esta peli no solo hay eso, también hay artes marciales, saltos desde azoteas y mucha acción. Reconozco que es una cosa que me tienta desde hace mucho. Fantaseaba con una película como Anacleto. Me gusta la acción, pero el problema está cuando hablas en términos tan amplios. Yo había hecho algo de artes marciales, practico mucho deporte y tengo cierta pericia física. Así que son unas buenas cartas de presentación para conseguir mejores coreografías. Los especialistas estaban muy contentos porque pocas veces tienen oportunidad de armar secuencias tan complejas como las de Anacleto”, cuenta el actor,
En esa línea, Quim se confiesa fanático de las películas del Arnold Schwarzenegger de los 80. “Con vergüenza reconozco que tuve una época muy fan. Cuando hago repaso de los que fueron mis ídolos en mi preadolescencia me siento ridículo. Todavía hoy me pregunto cómo se pueden juntar los pósters de Michael Jackson, Schwarzenegger, Michael Jordan y Cindy Crawford”. Y no hablamos de Desafío total o Terminator, sino de droga dura. “Me refiero a las malas de verdad. Depredador aún era digna, pero ¿Comando? ¡Es vergonzosa! Pues sí, esas eran las cosas que me gustaban”.
Fue al entrar en materia cuando Imanol sintió la necesidad de recuperar alguno de esos títulos para preparar su personaje. “El otro día vino mi hijo a casa y se dio cuenta de que tengo Misión imposible completa con todos los extras”, bromea. “Las tengo todas, porque las considero importantes para conocer la mecánica y saber lo que hay que hacer para ponerse fuerte. Hay cosas que nunca harás y otras que crees que no serás capaz, que se te va a ir la mano, que vas a recibir golpes… Quim me daba muchos de esos títulos para revisar”.
En ocasiones, los actores tenían miedo de que el espectador no entendiera la mezcla entre acción y comedia. “Hay un par de secuencias que me generaban muchas dudas, porque llevar al espectador del humor a la acción salvaje y la emoción no es fácil. Javi tiene muy buena medida y confío mucho en él y en cómo dirige. Y sí, uno hará mucho deporte, pero cuando das patadas hay músculos que no había utilizado jamás”, explica Quim.
Para Imanol, el equilibrio era lo fundamental: “Hacer de un héroe de cómic que ridiculiza y se inspira en los superagentes de los 60 es complicado, por mucha ironía que le pongas. En manos de Javier, me pareció una suerte porque vi que era posible. Es fundamental encontrar a un director que lo amalgame todo, que sepa rodar y manejar los tiempos y el humor. La película pasa de ser James Bond a Resacón en Las Vegas en un segundo”.
Comienza a ser una constante toparse en los últimos años con Rossy de Palma en pequeños pero lucidos papeles, tanto en el cine francés como en el español –y hasta en el anuncio del festival gay Circuit–. La culpa la tiene Ruiz Caldera, que desde que contó con ella para interpretar a la madre de Inma Cuesta en Tres bodas de más, inauguró una especie de segunda edad de oro para la actriz. “Me encanta repetir con actores, y Rossy supera cualquiera expectativa. A mí, Almodóvar me quitó a Areces para Los amantes pasajeros, y yo como venganza le he robado a Rossy”, cuenta Javier. “Ella abraza el personaje y lo hace crecer. Tú le das dos minutos y se te come la pantalla. Tengo unas ganas de repetir con ella con un papel protagonista…”.
A Rossy, muchos la están redescubriendo como cómica, especialmente las nuevas generaciones. “El otro día me dijeron que no sabían que fuera tan buena actriz de comedia. ¡Madre mía, a estas alturas!”, bromea la actriz. “Javi es el artífice de que me llamen para todos estos cameos, porque Tres bodas de más hizo que mi nombre se refrescara en la memoria de muchos directores. Me deja jugar mucho e inventarme cosas, y ya me dice que soy como su actriz fetiche”.
En Anacleto. Agente secreto ocurre lo mismo. Sale poco, pero en una secuencia clave y explosiva, en torno a un suero de la verdad que recuerda inevitablemente al gazpacho de Mujeres al borde de un ataque de nervios. “Cuánta bebida misteriosa… Me dicen que es una secuencia muy berlanguiana”, apunta. “El público quiere un toque de humor y los directores saben que la gente se va a divertir con una aparición de este tipo. En mis películas francesas pasa lo mismo. A lo mejor son un poco muermo, pero salgo yo y levanto el ánimo… Y si es pequeño el personaje, pues hay que ser creativa e inventarse algo gracioso, como los andares culones o el pelo afro para que quedara mejor como madre de Berto y Alexandra”, cuenta.
Y remata con una reivindicación. “Como le digo a Javi, Alfonso Albacete y a todos mis amigos directores: están bien los cameos, pero ya toca un papel con algo más de chicha”, bromea. “Estoy dispuesta a seguir robando escenas, pero que ganen las películas, que el cine español está muy animado”.
JAVIER RUIZ CALDERA
“Como fan de Bruguera, era una oferta muy apetecible ponerme al frente de Anacleto. Agente secreto”, comenta el director. “Me he dado cuenta, con la perspectiva de un adulto, de cosas que me pasaban desapercibidas de niño, como la increíble personalidad de Vázquez y su humor ácido, surrealista y
crítico”.
QUIM GUTIÉRREZ
“El de acción es un género con mucho margen. Algunas películas se construyen a base de clichés y otras te permiten unos personajes con amplio desarrollo y más complejos. Anacleto huye del tópico. Es una película de acción con mucha comedia y los personajes tienen un arco muy claro”, explica Quim sobre la película.
IMANOL ARIAS
“Llevo 15 años de mis 40 como actor interpretando a un personaje de hace 30 años, así que de alguna manera lo de actualizar al héroe cuadra con mi experiencia”, cuenta Imanol acerca de su Anacleto. El actor fue la primera y única opción que el director barajaba como protagonista de esta comedia de acción.
ROSSY DE PALMA
Gracias a Javier Ruiz Caldera, muchos están redescubriendo a Rossy de Palma como actriz de comedia. La racha empezó con Tres bodas de más y ha continuado con No molestar, Solo química y esta Anacleto. Agente secreto, en la que interpreta a una madre de familia con un oscuro secreto.
Fotos posados Quim Gutiérrez: Danniel Rojas
Estilismo: Santiago Tello
Maquillaje y peluquería: Mario Rubio
Edición digital: Kushtrim Morrzy Kunushevci