Kim Davis, la funcionaria homófoba de Kentucky, tristemente célebre por su negativa a tramitar bodas gays, no necesita mucha presentación. Como tampoco la necesita Christopher Ciccone, el hermano gay de Madonna. ¿Qué relación hay entre ambos?
Pues resulta que el hermanísimo no entiende cómo no se respeta el poder de decisión de Kim. Debe ser que desconoce el término desacato. En una publicación de Facebook se escandaliza de lo ocurrido y argumenta que merece el mismo apoyo que una mujer musulmana con respecto a cubrir su rostro con un burka. “¿Desde cuándo somos árbitros de la fe de otros pueblos?”, se pregunta.
“Una vez más, la comunidad gay siente la necesidad de ser doloridos ganadores. ¿Es tan difícil para permitir a esta mujer su religión?”, añade entre un sinfín de incongruencias. “Los derechos que hemos conseguido no sirven de nada si le negamos los suyos”. Coherencia, lo llaman.