Hace poco os contábamos que Turquía no volvería a Eurovisión mientras el festival esté «desviado de sus valores». También afirmaron que no permitirán a personas como Conchita Wurst en su televisión. Todo esto porque, según ellos, «no acepta su sexo».
Sin duda, nos parece un acto de homofobia pura y dura y un pensamiento que es mejor mantener alejado. Sin embargo, es curioso que no se puedan permitir enseñar a Conchita en la televisión pero sí que su deporte nacional tenga rasgos homoeróticos tan marcados. Eso sí, escondidos bajo el general de lucha libre.
Este deporte se llama Yağlı güreş. Básicamente es una disciplina tradicional en la que los luchadores se untan entre ellos en aceite de oliva.
Vestidos de cuero, gana el que consiga sujetar unas cintas de cuero que suponemos están dentro del pantalón del contrincante, ya que en todo momento el objetivo parece introducir el puño en la entrepierna del otro luchador. Al margen de que para muchos esto pueda suponer una apología de la violencia, lo que es evidente es que tiene también una clarísima connotación sexual.
Queremos dejar claro que respetamos este deporte y nos parece muy bien que exista. Es más, nos encanta haberlo descubierto. Lo que no logramos entender, y nos parece un poco hipócrita (mucho, para ser exactos), es por qué sí se permite mostrar esto disfrazado (en un ambiente patriarcal) de masculinidad, mientras que una actuación de Conchita Wurst les parece indignante. Como si dar visibilidad al colectivo LGTB pudiera sin molestar a alguien.
Para ellos, personas del colectivo como Conchita, son las culpables de llevar por un «mal camino» a sus hijos, claro… En fin. Pues eso, que sigan sin estar en Eurovisión y que lo disfruten.