La capital acogerá la primera residencia LGTBI de España. Y la primera de carácter público en el mundo. Todo surgió cuando hace unos años un educador social llamado Federico Armenteros estudiaba la situación de los mayores LGTB. Descubrió que muchos de ellos se encontraban aislados y se planteaban el suicidio al llegar a la dependencia. Decidió entonces luchar por que existiera un espacio para ellos, y pronto tendremos en Madrid la primera residencia geriátrica pública LGTB.
Desde la Fundación 26 de diciembre, Federico Armenteros lleva años trabajando para dar luz verde a este proyecto LGTB para mayores. Entiende que “había que hacer algo para que estas personas pudieran vivir sus últimos momentos lo más dignamente posible”. Según datos de la fundación, en España hay 160.000 mayores LGTB cuyos últimos años de vida deberían acabar “en un espacio de respeto, después de que las leyes de Vagos y Maleantes y Peligrosidad Social les hayan machacado [durante el franquismo]”.
Por todo ello, la Comunidad de Madrid donó a la Fundación un edificio en Villaverde que contará con 66 plazas para residentes y 40 puestos de trabajo. El edificio está en fase de rehabilitación, ya que “estaba siendo arrasado, y se habían llevado el cobre de los cables e incluso vendido las camas”.
Armenteros destaca de este nuevo proyecto su carácter social. A pesar de las varias residencias LGTB que hay en Europa y América, la de Madrid se desarrollará con “fondos públicos, y la gestión la lleva la Fundación”, mientras que el resto son privadas.
Toda esta propuesta se debe al rechazo de las “residencias tradicionales”. Son centros que “no están preparados para la diversidad, porque no nos han educado en ella. Y en el modelo heteropatriarcal no entran los mayores LGTB”.
Desde la fundación se escudan en que algunas veces no se sienten acogidos, y pueden llegar a sentirse atacados, aunque sí se les permita el ingreso. Como ejemplo ponen a una transexual que convive en una residencia geriátrica, donde sufre los ataques sistemáticos de sus compañeros.
Esta situación se debe a la educación y responsabilidad de los residentes. No de los trabajadores de los centros, cuyos comportamientos la fundación definen como excepcionales. La nula diversidad y libertad del movimiento LGTB durante muchos años ha llevado a los mayores a crecer en un absoluto desconocimiento. En un ambiente que normalizó el castigo al colectivo LGTB, “nadie les ha comprendido. Aún hoy se siguen considerando enfermos y hay que hacer con ellos un trabajo enorme».
Este centro estará abierto a todo el mundo. “La Comunidad [de Madrid] no te puede preguntar si eres gay, lesbiana o qué cuando rellenas la solicitud. Pero tú si puedes decir que eres LGTB, y quieres ir a esa residencia”, afirma Armenteros.
El centro se inaugurará el próximo 26 de diciembre.Esta fecha tiene un doble significado: por un lado coincide con el 40 aniversario de la modificación de la Ley que dejó de considerar a los homosexuales como personas «peligrosas»; por otro, es el nombre de la Fundación que la ha creado.