“¿Por qué no pruebas a actuar? Seguro que se te da bien”, le comentó una amiga. Diego, artista vocacional, había vehiculado su pasión a través del baile, porque en su Burgos natal no veía excesivas posibilidades para estudiar arte dramático. “Me parecía algo muy lejano, al alcance de unos cuantos elegidos”. Pero hace nueve años decidió probar suerte y se fue a Madrid. “Los astros se alinearon y todo empezó a salir bien. Dicen que tú no eliges la interpretación, que ella te elige a ti, y estoy totalmente de acuerdo”.
Comenzó a estudiar con Cristina Rota y la salsa quedó en un segundo plano (“aunque es un hobby que recupero de cuando en cuando”). En 2013 participó en El clavo de oro, una tv movie de Antonio del Real, y el director de casting Álvaro Haro se fijó en él para la serie Amar es para siempre. “Me tocó interpretar a un gitano sin escrúpulos”. Y muy bien debió hacerlo, porque cuenta que cuando volvió a Burgos una vez emitidos sus capítulos a lo largo de tres meses, se tropezaba con gente que le llamaba directamente ‘el gitano’, y le miraban con recelo. “Para mí fue muy divertido hacer un personaje así”.
El destino ha querido que pase de malo malísimo a poli buenísimo. El director Manu Sanabria quiso contar con él para encarnar a Santa en la serie Rabia, después de que algun proyecto previo en el que iban a colaborar no llegara a buen puerto. Para Diego ha sido una aventura a todos los niveles. “Nunca había hecho un thriller de acción, me ha obligado a exigirme a mí mismo un poquito más. Porque además de la faceta interpretativa está la física”.
Haber tenido como principal compañera en el reparto a Adriana Ozores también ha sido una aventura. “Saber que iba a estar mano a mano con ella me provocó mucho vértigo al principio”. Una vez que la conoció, se le pasó. “No he podido tener mejor compañera”, asegura. “Es brutal; exageradamente profesional y tremendamente humana. Se me cae la baba al hablar de ella”.
Ozores y Martínez salen a la caza de un grupo de personajes infectados por un virus que puede manifestarse en cualquier momento y supone una amenaza para la sociedad. Algunos de estos ‘rabiosos’ se entregan voluntariamente a las autoridades para ser encerrados en centros de internamiento, pero otros emprenden la huida, aun sabiendo que se convertirán en seres irracionales. Tras ellos salen estos dos resueltos policías. “Lo más interesante, desde mi punto de vista, es ir descubriendo cómo reaccionan los distintos personajes infectados ante esa situación tan anómala”. Martínez también ha podido comprobar lo que es ejercer la autoridad, sobre el resto de actores que interpretan a los policías a su cargo. “Lo gracioso es que la mayoría son mucho más grandes que yo, me sentía chiquitito a su lado. Y bromeaba con ellos: ‘¿De verdad os tengo que mandar yo?”.
«PÍDEME QUE CANTE EN PÚBLICO Y ME SALE TODA LA TIMIDEZ»
La premisa de la que parte la serie remite inevitablemente a películas como 28 días después y series como The Walking Dead. Esta última comparación la lleva escuchando Diego desde que empezaron a grabar, aunque enseguida matiza las diferencias. “Esta no es una historia de muertos vivientes, para empezar. Espero que el público, según va viendo los capítulos, haya comprobado ya que no son nada parecidas”. Claro, que lo dice un consumidor muy esporádico de series, porque rara vez encuentra tiempo para vérselas. “Soy muy culo inquieto. Siempre encuentro algo mejor que hacer que sentarme a ver una temporada de una serie del tirón. Además, me agobia que los amigos me estén siempre recomendando series nuevas que merece la pena ver, porque estresa”.
Martínez, que se declara fan de Paco León, Marion Cotillard o Heath Ledger, está deseando que le surja una oportunidad de subirse a las tablas, porque le apasiona el teatro. Aunque este bailarín consumado no esté ahora mismo interesado en probar suerte en el mundo de los musicales, un género en el que a priori tendría posibilidades de lucirse. “Soy de cantar solo en la ducha, el instrumento vocal tengo que trabajarlo un montón antes de intentarlo. Me atrae el género mucho, y he bailado toda mi vida, pero cantar se me resiste, y eso que me gusta”. Si quieres sacarle los colores a Diego, aquí va cómo: “Pídeme que cante en público y me sale toda la timidez”.
¿Cómo lleva los desnudos? ¿Ha estado alguna vez en una orgía como la que veremos en la película Como la espuma? Pasa página
Llama la atención que asegure que también se corta cuando tiene que exhibirse públicamente. “A veces te sientes incómodo, no es lo que más te apetece”. Así que agradeció que, aunque para Rabia le pidieron que se lo currara mucho en el gimnasio, luego no incluyesen escenas gratuitas en las que le tocara quitarse la camiseta. “Creo que solo me la quito dos veces en toda la temporada”, puntualiza. El trabajo intenso con un entrenador personal le ha venido muy bien –a la vista está–. “Los que somos hiperactivos agradecemos tener vías de escape como el ejercicio físico. Practicar deporte es un hábito diario que me gusta”.
Aunque asegure que no disfruta especialmente trabajando ligero de ropa, lo cierto es que Diego Martínez se enfrenta a esa exigencia como suele hacer con todo, con la mejor de sus sonrisas y una estupenda disposición –damos fe tras verle posar en el sexy reportaje exclusivo con que os lo dimos a conocer–. “Si lo tengo que hacer, lo hago encantado, no hay más. Ya que te pones, diviértete”. Así lo ha hecho ya en al menos dos funciones de teatro alternativo en las que le tocó desnudarse. “En esos casos no me costó nada; prefiero desnudarme en teatro, que es aquí y ahora, que frente a una cámara, que me cohíbe más”.
Nada más confesar su respeto a los desnudos frente a la cámara, le ficha Roberto Pérez Toledo para su última película, Como la espuma, en donde se cuenta una orgía de verano que transcurre durante un fin de semana, y que rodó recientemente –no te pierdas el reportaje que publicamos cuando estuvimos en el rodaje–. “Me hace mucha gracia que quienes han oído hablar del proyecto piensen que todo va a ser sexo y desenfreno, cuando sobre todo es una película que habla de sentimientos y los nuevos tipos de relaciones que se crean entre personas hoy día”. Diego interpreta en esta película coral a Jorge, un tío con el que asegura identificarse mucho. “Cree que lo ha vivido todo y se ha forjado unos parámetros muy concretos sobre lo que es el amor. Hasta que conoce en esta orgía a una chica, que interpreta Sara Sálamo, que le hace replantearse lo que es sentir algo por alguien”.
«PREFIERO DESNUDARME EN TEATRO, QUE ES AQUÍ Y AHORA, QUE FRENTE A UNA CÁMARA, QUE ME COHÍBE MÁS»
El rodaje de Como la espuma ha sido toda una experiencia para Diego. “Se necesitaba gente un poco desinhibida, y me encontré con actores y extras entregadísimos. A veces me preguntaba ‘¿dónde está el pudor?’, fue una maravilla”. Damos por hecho que le veremos desnudísimo. Lo desmiente. “A mí no me ha tocado. Sí me paso la película sin camiseta. De hecho, cuando leí el guion le pregunté a Roberto ‘¿mi personaje no tiene ni una camiseta?’. Al final, en alguna secuencia la llevo puesta, pero son pocas. A otros compañeros sí les han tocado escenas de sexo, a mí no”.
A juzgar por las imágenes del rodaje que se han ido publicando, damos por hecho que Diego nunca antes había estado en una orgía tan multitudinaria como la que propone Pérez Toledo. “No, no, para nada. Nunca he estado en algo así, ni similar”. Y no entra una orgía dentro de sus fantasías a materializar, por lo que confiesa. “Para lo mío soy más de intimidad. Esas cosas prefiero compartirlas solo con alguien que me apetezca, soy muy selectivo”. En primavera de 2016 sabremos qué tal se desenvuelve en esa pobladísima orgía; de momento, sigue centrado en la caza semanal de rabiosos.