Sandra Barneda y Nagore Robles son la pareja lésbica por excelencia de nuestra televisión. Probablemente, ellas han servido como ejemplo y han dado fuerza a muchas mujeres para aceptar su sexualidad y verla como lo que es. Algo normal.
Sin embargo, como bien se dice en nuestro país, no es oro todo lo que reluce. Y es que anoche, en Ven a cenar conmigo, la vizcaína se abrió como nunca antes en televisión.
Como muchas personas, Nagore habló de una etapa muy común. Ese periodo de tiempo en el que no te encuentras, en el que no sabes realmente lo que sientes y, más bien, te preocupas por ‘lo que deberías sentir’.
Robles siempre «había tenido parejas chicos«, según confirmó. «Hubo una temporada que me encontraba extraña. No me encuentro a gusto, no termino de enamorarme, no termino de disfrutar. Estaba como desilusionada y de repente me crucé con una mujer en Ibiza. Me llamó muchísimo la atención. Me di cuenta de que quería más y no quería que se acabase el verano…».
Años después, Sandra y Nagore se conocieron en Telecinco. «Yo la miraba y la vi nerviosa y me acerqué un día y le dije: ‘Lo has hecho súper bien’. Y entonces ya me sonrió, yo a ella también. Y semana a semana era como nuestro reality. Nos veíamos cada domingo».
Hoy por hoy, ellas son una de las parejas LGTBI más influyentes de la televisión. Ya lo dijimos hace unos días aquí en Shangay. «Había muchos perjuicios por partes de las dos, miedo al qué dirán, trabajando juntas es complicado, pero cuando quieres tanto… Las cosas salen».
Aunque no siempre fue lesbiana como aseguró anoche, Nagore no volvería a estar con un hombre. Respondió a la pregunta de Ismael Beiro de forma bastante ilustrativa: «Pues mira, es como cuando tú pruebas el jamón de Jabugo, que ya no quieres chóped».