Por tiempo limitado, llega a los cines el documental I Hate New York, un retrato conmovedor e íntimo de Amanda Lepore, Sophia Lamar, Chloe Dzubilo y T de Long. Sin más medios que una cámara Sony Handycam 1080 e inspirado por películas como Tarnation de Jonathan Couette y Shortbus de John Cameron Mitchell, Gustavo Sánchez se lanzó hace una década a investigar un universo alejado del mainstream de la Gran Manzana, poblado por artistas y activistas que buscan hacer frente al sistema tanto con su discurso como con su arte o incluso su cuerpo.
Durante diez años, este jienense afincado en Barcelona ha estado documentando la escena trans underground de Nueva York. Y el resultado es una reveladora obra protagonizada por cuatro artistas, ejemplos de diferentes maneras de entender el activismo trans, que comparten sus vivencias con Sánchez y cuya actitud ante la vida resulta tan reveladora como inspiradora. Comprobamos que hay una determinada escena en la que los epicentros de diversión para muchos son también focos de un activismo que no siempre resulta gratificante de primeras para quienes lo defienden con su propia existencia, pero que sigue siendo extremadamente necesario.
El interés por el documental ha desbordado a su director, que lo está presentando por todo el mundo. Ha estado ya con él en Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia… Y se acaba de anunciar su candidatura a los 11 Premis Gaudí de la Acadèmia del cinema català como película documental. Tras muchos años de esfuerzo y constancia, Gustavo Sánchez ve cómo no es ni mucho menos el único interesado por las historias trans-gresoras y trans-género que ha querido compartir con el público.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo pasó la curiosidad y la fascinación por las protagonistas a convertirse en necesidad de contar sus historias?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Esa curiosidad la he tenido toda la vida, desde pequeño. Al vivir en Úbeda, tenía pocos canales de televisión, una sala de cine, una biblioteca y poco más; el acceso a la cultura underground era muy limitado. Siempre me lo curré para buscar más allá. En un viaje que hice a Nueva York en 2006 me di cuenta de que la ciudad era como un laboratorio donde se reúne gente de todo el mundo con ganas de encontrar cosas nuevas y descubrirse a sí mismos; un lugar muy interesante en el que investigar al ser humano. En 2007 comencé a rodar con la idea de retratar, de manera documental, a personas que se comportaban, sentían y amaban de maneras no convencionales, y tenía claro que quería hacerlo de manera independiente.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo llegas a entrar en la intimidad de las protagonistas?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Siendo muy respetuoso y humilde. Me acerco a ellas con una cámara que me cabe en el bolsillo, sin equipo a mi alrededor, y dejando que ellas explicaran su lucha y su vida, casi sin filtros.
«Las protagonistas son un ejemplode adaptación a un entorno hostil defendiendo su identidad de una manera valiente»
SHANGAY ⇒ ¿Qué ha significado para ti esta experiencia?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Ha supuesto un gran descubrimiento personal. Y la confirmación de que podía crear una obra audiovisual, un relato que funciona más allá de que se rodase en Nueva York y lo protagonicen personas transgénero. Comprobar que en los distintos países donde ya se ha presentado mucha gente, de todo tipo y condición, se emociona con el relato de esas personas transgresoras me hace muy feliz.
SHANGAY ⇒ ¿Era importante para ti mostrar que el inconformismo y el deseo de no seguir los convencionalismos puede resultar inspirador?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Sí, porque la sociedad, en general, nos reprime, nos obliga a adaptarnos a un entorno. Las protagonistas son un ejemplo de lucha, de adaptación a un entorno hostil defendiendo su propia identidad de una manera muy valiente. No todo el mundo se atreve a hacerlo, porque conlleva una serie de renuncias.
SHANGAY ⇒ Se ha tardado tanto en reconocer la importancia de la comunidad trans a la hora de cambiar, y mejorar, nuestro mundo…
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Sí, y es muy positivo que ahora forme parte de la agenda de los medios. Porque los derechos que han logrado son muy vulnerables, lo estamos viendo con todo lo que está sucediendo con la administración Trump. En el caso de las protagonistas del documental, son un ejemplo de transgresión muy inspirador para mí. Es importante valorar la diferencia como motor de cambio y como valor añadido. Porque son las distintas minorías las que conforman la mayoría.
SHANGAY ⇒ Obras como la tuya demuestran la importancia del activismo artístico…
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Es realmente importante valorar el arte como expresión activista y revolucionaria. Mira el ejemplo de Chloe Dzubilo. Líder de un grupo llamado Transisters. Varias tenían VIH y creaban flyers en los que escribían con su propia sangre “Somos trans y tenemos el sida. A ver si te atreves a venir a vernos”. Cuando mucha gente lo veía, su cabeza debía explotar, era una manera de descubrir que hay otros mundos además del tuyo. De manera que sí, el arte contribuye a visibilizar a ciertas personas y a empatizar con ellas. Es lo que me propuse con I Hate New York.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo han reaccionado sus protagonistas una vez que lo han visto?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ De maneras muy diferentes. Te contaré cómo lo han hecho algunas. Chloe no llegó a verlo; sus amigas más cercanas vinieron al estreno en Nueva York y salieron muy emocionadas, me están muy agradecidas por haber dado visibilidad a historias tan silenciadas hasta ahora. Y Amanda Lepore se trajo a todos sus amigos y montó una gran fiesta [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Con qué te quedas de todo lo que has vivido desde que las estás presentando por el mundo?
GUSTAVO SÁNCHEZ ⇒ Con que las historias que muestro conectan con la gente. Eso quiere decir que son universales y que trascienden el espacio-tiempo en que se rodaron.
EL DOCUMENTAL I HATE NEW YORK SE PROYECTA YA EN CINES