Somos conscientes de que Justin Bieber despierta tantas filias como fobias. Si a muchos no os convencía la imagen de niño bueno enmarcada por su flequillo de One Time, menos aún lo estará haciendo esta milimétrica pose de aprendiz de adulto que mantiene en los últimos tiempos. Es el precio a pagar por querer ser rebelde y problemático del día a la mañana.
La evolución física del veintiañero Bieber es evidente. Él mismo ha ido mostrándola a diario en su cuenta de Instagram, un auténtico mercado de carne fresca y tatuada para sus fans. El tirillas se ha convertido en musculitos, y este solo parece el principio de la transformación.
Su última aparición ha sido en el escenario de la gala Fashion Rocks 2014 junto a la modelo Lara Stone. El cantante canadiense se desprendió de su ropa en una suerte de sketch publicitario. “Realmente, no me siento cómodo si no me quedo solo con mis Calvin”, espetó Bieber sin dejar de marcar abdominales para la cámara.
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