Le pides a Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) que se defina en tres palabras y no dice “showman, cabaretero y folclórica”, que es lo que cabría esperar –”también me cuesta decir músico, porque no soy solo eso”–, sino que se define como “moreno, ojos azules”.
Es un artista imprevisible, inclasificable y muy inquieto. Ha terminado recientemente su gira El mundo por montera que, efectivamente, ha llevado por medio mundo a este agitador folclórico (“una etiqueta que no me limita”). En los últimos cinco años se ha hecho un nombre por su personal propuesta en la que caben el cabaret, el folclore asturiano, el cuplé clásico, el techno, el reguetón y hasta el pop ochentero de Tino Casal. Ahí es nada.
Abiertamente gay, Rodrigo Cuevas incorpora también la pluma a su concepción artística, y es otro elemento que le diferencia. “Me muestro como soy, natural, y eso la gente lo valora”, explica. “Huyo de la impostación todo lo que puedo, y si la utilizo, como el divismo, es desde la sátira y el histrionismo”. No cree que pueda caer en el divismo nunca. “Todas las divas saben que lo son de coña, y si no lo saben, es que viven muy engañadas. Hay que tener los pies en la tierra, si no, la vida no merece la pena”.
«Me gusta tanto la ambigüedad de género como tocar la pandereta”
¿Sus divas favoritas? “Lola Flores, Lina Morgan, María Dolores Pradera, Lila Downs… A las yanquis las veo muy artificiosas. Si tuviera que escoger solo a una, sería Mari Luz Cristóbal Caunedo, la cantante de tonada asturiana”. Como ves, imprevisible. Tiene previsto presentar nuevo disco y espectáculo de cara a verano; de momento, conozcamos mejor a este artista ajeno a clichés.
SHANGAY ⇒ ¿Cuánto hay del verdadero tú en el Rodrigo Cuevas que se sube a los escenarios en falda y ligas?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Es un yo exagerado, elevado a la máxima potencia, para que resulte interesante y gracioso a nivel escénico. Desde ahí puedo hablar con el público de las cosas que me preocupan y me interesan, y crear una fiesta colectiva.
SHANGAY ⇒ ¿De dónde te sale tu vena de folclórica?
RODRIGO CUEVAS ⇒ He llevado una folclórica dentro siempre. Me di cuenta bien pequeño. A partir de un dúo que formé con una amiga, La Dolorosa Compañía, comencé a sacar más mi esencia de señora folclórica [risas].
SHANGAY ⇒ ¿Te pones faldas para que se la vea aún más?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Lo hago porque es mucho más bonita una falda sobre el escenario, da mucho juego. Y es más fácil de quitar. Siempre me ha gustado vestirme con prendas femeninas; creo que todos los hombres, hetero y homosexuales, tenemos un punto travesti. Las mujeres tienen mayor libertad en ese sentido; pueden ir a una reunión de traje y corbata y nadie considera que van disfrazadas. Imagínate que en la misma situación un hombre aparece con falda, blusa y unas coletas…, es algo prohibido. Yo no lo utilizo como un disfraz, sino como parte de lo que me interesa.
“Todos los hombres tenemos un punto travesti”
SHANGAY ⇒ ¿Por qué te gusta tanto quitarte la ropa frente al público?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Es muy liberador. Y eso que ahora ya no me la quito toda, antes sí hacía desnudos integrales. La fama me ha quitado libertad… [risas]. Al estar en un espacio colectivo en donde solo se está desnunando una persona, el espectador siente la libertad de poder mirar, como si hubiese una pantalla. En una playa no te puedes quedar mirando fijamente, frente a un striptease, sí. Está hecho para que mires, vamos.
SHANGAY ⇒ ¿Te gusta que te miren?
RODRIGO CUEVAS ⇒ No lo hago por exhibicionismo, más bien por liberación. Y para que se contagie. Y ves que la gente se lo toma con la mayor normalidad. Hay que potenciar ese gusto por la desnudez, porque estamos yendo para atrás. Las playas nudistas, por ejemplo, están cada vez más llenas de gente textil, y a las nuevas generaciones las veo más pudorosas con respecto al desnudo.
SHANGAY ⇒ Bueno, en el mundo gay el desnudo virtual se lleva mucho…
RODRIGO CUEVAS ⇒ Ya. Por aplicaciones todo el mundo manda fotos desnudo, pero sin embargo muchos de esos no se ponen en bolas en la playa. Claro, en las fotos se puede buscar la pose perfecta, calculando la perspectiva para que parezca más grande…
SHANGAY ⇒ ¿Qué te parece la dictadura del canon de ‘cuerpo perfecto’ imperante?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Muy mal, porque parece que si no tienes ese cuerpo que ves, por ejemplo, en películas porno no eres digno de desnudarte. Yo no tengo cuerpo de modelo, y todos tenemos nuestros complejos.
SHANGAY ⇒ ¿Vives en un universo muy LGTB?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Qué va, cero. Vivo en una aldea asturiana de siete habitantes, allí no hay un universo gay, ni abierto ni cerrado [risas]. Me gusta mucho la tranquilidad, y los animales, y en un momento dado me hice cabrero, y tenía también burros, gallinas, conejos, patos… Además, no me gusta nada el gueto, ni salir por el ambiente. Me gusta la variedad: necesito que a mi alrededor haya señoras, heteros, maricas…
Me siento bien es espacios de plena libertad y eclécticos, me parecen más ricos. Salvo excepciones, el ambiente me resulta muy aburrido, lo veo en general muy casposo ahora mismo. Está hipermasculinizado, es misógino…, hasta machista. Qué rapido nos olvidamos de dónde venimos, de la discriminación y de la marginación. Me cuesta mucho creerlo, es fuerte.
SHANGAY ⇒ ¿Sufriste bullying de pequeño?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Como todas, ¿no? Pero bueno, fue una experiencia vital sin más, tampoco me marcó en exceso. Ni llegó a oídos de mis padres, lo llevaba para adentro, no lo compartí con nadie; por una cuestión de orgullo, te daba hasta vergüenza hablar del tema. Supe que era gay desde pequeño, pero no acababa de asimilarlo, pensaba «esto no le debe pasar a casi nadie», lo veía como una lotería rara. Al principio no sabía si los hombres me gustaban por una cuestión de admiración o si era algo sexual…, hasta que lo tuve claro.
SHANGAY ⇒ Y el mariconeo lo llevas con total naturalidad a tus espectáculos…
RODRIGO CUEVAS ⇒ Hay que sacar la pluma, que es maravillosa y muy divertida. También tengo amigos con pluma que son hetero, y eso es muy guay. Hay que reivindicarla, porque es un valor. Igual que reivindico la copla, la música tradicional o el reguetón. Ningún género es feminista o machista, como se dice del reguetón. Más masculinizado que el rock’n’roll no hay ningún género en la historia, y mucha gente que lo escucha se tiene por transgresora [risas]. Todo depende del artista y de cómo se enfrente a cada género.
» “No me desnudo por exhibicionismo, más bien por liberación”
SHANGAY ⇒ Viviendo en una aldea tan pequeña, ¿cómo llevas el tema de ligar?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Ahora mismo tengo novio, también asturiano, que hace dos años se me fue a vivir a Lima. Estamos muy bien juntos. Viajo bastante a Perú, intentamos vernos cada tres meses, y es muy guay, porque es como estar todo el rato de luna de miel.
SHANGAY ⇒ Has grabado versiones muy chulas de un asturiano ilustre, esa gran estrella que es Tino Casal… ¿Por qué lo has hecho?
RODRIGO CUEVAS ⇒ Cuando se celebró el 25 aniversario de su muerte me llamaron para cantar un par de temas suyos en un homenaje en Oviedo. Supuso un redescubrimiento para mí, que de pequeño le había escuchado continuamente en el coche con mis padres. Creo que es algo que le pasó a mucha gente, que le olvidó, y ahora parece que se le está rescatando, muy merecido, porque es icono. Me gustó cómo quedaron las canciones y grabé un single. Pánico en el edén me encanta como quedó.
SHANGAY ⇒ Algunos de los estilos que incorporas a tu música se consideran “de marica vieja”. ¿Quieres luchar contra ese cliché también?
RODRIGO CUEVAS ⇒ La verdad es que no, porque a mí de lo “marica antigua” me suena muy bonito [risas]. Hay que luchar contra la dictadura de lo joven.
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