Es curiosa la sucesión de impresiones que surgen al asistir a una representación de La golondrina. Descubrir a Carmen Maura en su regreso a los escenarios despierta una sonrisa, y su complicidad con el respetable está muy viva.
Pronto te descubres espectador de un dramón, y te reconforta que las opiniones que se desvelan no sean papel mojado. Pero lo que más te despierta esta función escrita por Guillem Clua es una especial urgencia. Cuenta su autor que desde que se enteró del ataque terrorista sufrido por una discoteca gay de Orlando, se obsesionó en plasmar sus impresiones en este texto.
Esa inquietud se traslada a nuestras opiniones y experiencias, y cada espectador ve la obra desde una perspectiva personal, pero todos comparten su sensibilidad. El director, Josep M. Mestres, ha decidido una factura teatral bastante convencional, dejando toda la carne en el asador de la pareja protagonista.
Félix Gómez, en su papel de enamorado del canto, entre otras cosas, acompaña a la Maura con apostura y buenos recursos escénicos, en un recorrido emocional sutil y frágil, donde no falta activismo gay y sobra humanidad.
La profesora de canto a la que le cuesta afrontar sus fracasos vitales, que interpreta Carmen Maura, huye del drama tradicional, y sus contadas perlas cómicas sirven para romper el exceso de tensión; su gran acierto es enseñarnos una actriz nueva, sin tics que recuerden tiempos pasados y demostrando con su búsqueda dramática el amor por el teatro de esta gran dama de la interpretación.
⭐⭐⭐⭐
LA GOLONDRINA SE REPRESENTA EN EL TEATRO INFANTA ISABEL DE MADRID (C/BARQUILLO, 24) HASTA EL 5 DE MAYO