Probablemente, la ciudad de Madrid ha vivido durante estos días uno de los fines de semana más intensos del año. Numerosos británicos llegaban a la capital para asistir a la final de la Champions. Un evento que para muchos seguidores, tanto del Liverpool como del Tottenham, era la excusa perfecta para emborracharse durante todo el día. Algo que creaba un ambiente incómodo para muchos madrileños, que tenían que soportar olor a orina y cánticos a deshoras en el centro de la ciudad.
Sin embargo, este hecho no solo ha molestado a aquellos que han sufrido en sus propias carnes estos nefastos comportamientos. Numerosos miembros del colectivo LGTBI lanzaban una pregunta a miembros de Vox debido a sus declaraciones sobre el Orgullo de Madrid. Recordemos que una de las propuestas del partido de extrema derecha era llevar la celebración a la Casa de Campo para que “no molestara los vecinos madrileños”.
Ante esta declaración de intenciones, numerosas personas preguntaban a Vox qué opinaban de las molestias que la celebración futbolística estaba causando en Madrid, aunque no ha habido ningún tipo de contestación por parte de los líderes del partido. A veces un silencio es una respuesta, y en este caso nos permite descubrir que lo que de verdad le molesta a Vox no es que las calles se ensucien o que los vecinos tengan que hacer frente al ruido a altas horas de la noche.
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Lo que realmente le molesta al partido de ultraderecha es que los que celebren sean del colectivo LGTBI. Cuando los que hacen ruido, orinan en la calle e incluso llegan a masturbarse desnudos en plena Puerta del Sol son hombres rudos que se golpean el pecho como si fueran orangutanes, parece que ellos miran para otro lado.
Esta actitud muestra la evidente LGTBIfobia que constantemente trata de desmentir. Porque para Vox, el Orgullo da un muy mal ejemplo a los más pequeños, pero cuando suceden hechos como la celebración de la Champions, en la que los niños tienen que ver cómo cientos de hinchas borrachos del Liverpool son capaces de cortar la calle Postas durante cinco horas, las declaraciones incendiarias del partido de extrema derecha desaparecen.
Desde el punto de vista económico, el beneficio de celebrar la final de la Champions en Madrid se estima en torno a los 60 millones de euros, mientras que el Orgullo suele dejar cada año más del doble de este beneficio. Además, los costes para la ciudad en organizar dispositivos policiales, refuerzos de transporte público y servicios de limpieza necesarios, según fuentes del consultorio, son similares en ambas celebraciones.