Su salida del armario el 3 de octubre de 2015 fue titular de portada en todo el mundo. Krzysztof Charamsa, un alto cargo de la curia vaticana, confesaba no solo su homosexualidad sino también que tenía novio formal. Y lo hizo justo antes del Sínodo (reunión de obispos de todo el mundo) de la Familia, en el que periodistas de todo el planeta tenían puesto sus objetivos. Charamsa ocupaba, además, un puesto en la cotizadísima Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el nombre que tiene hoy lo que antiguamente fue la Inquisición.
Con una brillante carrera en el siempre difícil, competitivo y complejo mundo del Vaticano, Krzysztof Charamsa dio un giro a su vida y fue desplazado por parte de la jerarquía, que le suspendió a divinis, que es la mayor pena que se le puede imponer a un sacerdote. Ahora debuta como escritor con un libro titulado con contundente tono bíblico: La primera piedra. Escrito en primera persona, el sacerdote (él sigue considerándose así) cuenta cómo durante media vida huyó de la homosexualidad porque no la aceptaba, cómo llegó a ser ministro de la Iglesia y cómo descubrió que era gay cuando se enamoró de un catalán, con quien vive en la actualidad. En este libro autobiográfico también desvela los que él considera los mayores pecados de “una Iglesia homófoba, que lleva esta obsesión hasta lo paranoico” en un tono acorde con el título de su libro, como diciendo: el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra…
SHANGAY ⇒ ¿Por qué te decidiste a escribir este libro?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Es parte de mi coming out. Creo que en mi situación de salida de la oficina más homofóbica y transfóbica del Vaticano, por una parte tenía necesidad personal de confesión de este testimonio, pero por otra parte también un deber moral de testimoniar que una institución como la Iglesia católica, a la que yo servía en buena fe, funciona como una institución estructuralmente homofóbica, con miedo y rechazo paranoico de las minorías sexuales, que no conoce y no se preocupa de conocer. Sanas personas gays, lesbianas, transexuales e intersexuales que viven la vida felizmente, construyendo el bien común en la sociedad, y que solamente pueden ser felices cuando empiezan a ser libres, visibles, capaces de salir del armario, muchas veces con sufrimientos horribles, con el rechazo y ostracismo de las propias familias. Solo cuando dan este paso comienzan a vivir de lleno la propia vida. Por eso este libro es parte de mi coming out. Siempre digo que debía hacer mucho ruido con esto. Cuando uno sale del armario, necesita hacer ruido para librarse de la negatividad y el sentido de culpa que ha acumulado dentro. Todos somos personas sexuales y debemos vivir a nivel psicológico, sentimental y afectivo todo lo que somos, sin esconder nada. Creo que necesitamos la litearura gay. Yo hoy soy escritor, y creo que la literatura gay me ha ayudado muchísimo; novelas en las que un gay, una lesbiana o un transexual no se presentaba como algo marginal, como yo lo conocía en mi juventud, que veía este mundo como algo malo.SHANGAY ⇒ Pero que la Iglesia es homófoba es algo que se sabe, no es necesario llegar a ser sacerdote para darte cuenta de ello… ¿Por qué te sorprendió tanto luego?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Me he formado en la tradición católica y estaba convencido de que la Iglesia tenía razón para perseguir la homosexualidad, de que era una patología, una enfermedad, que debería estar perseguida o penalizada. Vivía en un ambiente que me ha convencido de eso, de que era algo no natural, deforme. Tenía pánico, miedo, de mis mismos sentimientos. Construyes dentro de ti una segunda realidad.SHANGAY ⇒ Entonces, ¿cuando te hiciste sacerdote tú también eras homófobo?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ No en el sentido de uno que persigue a los gays, sino como uno que niega la homosexualidad propia. ¿Homofobia qué es? Es el miedo, el rechazo, el odio a la homosexualidad. Yo la negaba y la rechazaba. Me convencía de que lo que sentía no era verdadero. En este contexto, yo llegué a sacerdote convenciéndome de que no era gay.SHANGAY ⇒ ¿Crees que hay muchas personas que llegan a sacerdotes huyendo de su homosexualidad?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Creo que en el pasado, por ejemplo en el siglo XIX, esa fue la manera natural de realizarse de un gay en una sociedad homofóbica. Era el lugar perfecto para hacer algo bueno en la vida si no te sentías atraído por una mujer. Luego, hay casos de jóvenes que tienen miedo, y pienso que igual sí es posible que quieran esconder así su homosexualidad: se hacen curas y lo tapan. Pero no fue mi caso, que fue más complejo: yo rechazaba la homosexualidad en nombre de mi fe católica. Estoy seguro de que yo, como gay, sentía la vocación de ser sacerdote. Pienso que muchos gays, con nuestra sensibilidad, nuestro altruismo –no digo que los heteros no lo tengan–, con nuestra experiencia del dolor, del sufrimiento, de ese continuo tener que esconderse ,serían fantásticos sacerdotes. De hecho, los hay, cuando no son homófobos y se odian a sí mismos y a los demás. La homofobia de los gays es algo muy peligroso.SHANGAY ⇒ El libro está escrito en primera persona, a modo de diario, desde tu infancia. ¿Crees que alguien se lo puede tomar como una venganza, con miedo a que empiecen a salir nombres?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ No, quien lo lea encontrará una historia de sufrimiento y de liberación personal. Además, en mi libro no doy nombres.SHANGAY ⇒ ¿Cuál es tu situación actual dentro de la Iglesia? ¿Estás suspendido a divinis?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Sí, ese es el término perfecto. En la Iglesia no puedo ejercer pero, claro, soy sacerdote, con todos los poderes que ello implica, y en mi conciencia actúo con esa capacidad sacerdotal que tengo; no acepto en absoluto la pena impuesta por la Iglesia, sin ningún momento de diálogo conmigo. Nadie ha escuchado mi argumento. Además, no acepto que se apliquen en mi caso cánones que hablan de concubinato con la mujer, pues yo no tengo una relación con una mujer. No acepto que quien me juzga no hable de homosexualidad, sino de “otros pecados”. Yo no tengo “otros pecados”. Si la Iglesia quiere juzgarme por ello, debe usar el nombre real, el nombre de mi ‘crimen’. Si alguien no me dice por qué soy penalizado, no tengo manera de defenderme.
“El celibato a mí no me afectaba, es una ley contruida para heteros; y yo no he tenido que renunciar a la mujer, porque soy gay”
SHANGAY ⇒ Pero la realidad es que no has cumplido el celibato impuesto a los sacerdotes. Hubiera sido igual si hubieras confesado tener novia…
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ No. En derecho canónico no es así. En la mentalidad heteronormativa de la Iglesia, tú como persona estás visto como alguien heterosexual. Y desde ese punto de vista, hay una ley que es el celibato, que es renuncia a la mujer. Yo no he renunciado a la mujer porque soy gay. Entonces yo este perverso celibato lo he cumplido en mi vida, porque esta ley no está escrita para mi sensibilidad. Toda la ley del celibato está construida para heteros, que son ‘naturales’ y ‘sanos’. Para los gays, el celibato es solo un armario, en el que debes odiar lo que eres. Antes de hablar de esta perversa ley humana de celibato, debemos admitir que existen los gays, respetar la sana sexualidad. El celibato como existe en la Iglesia, a mí no me toca. Los cánones de la Iglesia hablan de la relación con una mujer.SHANGAY ⇒ Dijiste antes que te sigues considerando sacerdote, y de hecho, el sacerdocio es algo que, en teoría, se abraza de por vida. No existe la figura del ex sacerdote…
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Claro. Y opero como sacerdote. No en ámbitos de la Iglesia, porque no me lo permite. Además, lo importante como sacerdote es mi fe y mi amor a Dios y al prójimo, y no las leyes de la Iglesia, que cambiarán. Estoy seguro de que, como en la Iglesia oriental, en la que el sacerdote puede elegir si quiere ser célibe o casado, la ley histórica que no tiene nada que ver con el sacerdocio cambiará. En esencia, soy sacerdote y opero como tal.SHANGAY ⇒ Todo lo que se ha generado a raíz de tu salida del armario y de la publicación del libro, ¿ha disminuido tu fe?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ No. Está más fuerte hoy, porque por fin vivo en transparencia y en serenidad mi naturaleza, y estoy convencido de que para un creyente es necesario vivir en orden y en armonía con lo que somos. Si no, nuestra fe no es perfecta, algo le falta. Hoy creo que soy creyente de una manera mucho más madura que antes.
¿Mantiene hoy contactos en secreto con el Vaticano? Pasa página
SHANGAY ⇒ ¿Mantienes contacto con gente del Vaticano?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ La gente del Vaticano, como en general en toda la Iglesia, ante una situación como la mía está paralizada por el miedo. Se cortan las relaciones y se queman todos los puentes.SHANGAY ⇒ Pero no me respondes, ¿mantienes contacto o no?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Bueno… [piensa un rato y se ríe] Algunos lo hacen… Algunos sí lo hacen, pero es con total discreción…SHANGAY ⇒ ¿Y has tenido algún apoyo de alguien de la curia o de la jerarquía?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Algunos…, pero jamás de manera pública. Y esto es lo que duele más y lo que no me puede satisfacer: es la lógica de una hipocresía eclesial, la lógica del armario. Es el “comprende que nosotros tenemos que defender el sistema y no podemos públicamente darte ningún apoyo”.SHANGAY ⇒ Tu salida del armario coincidió justo antes del Sínodo [reunión de obispos de todo el mundo] de la Familia, en el que, en teoría, todo indicaba que se iba a tratar el tema de la postura de la Iglesia ante la homosexualidad, auspiciado por el Papa Francisco. Y fue precisamente el escándalo de tu confesión lo que paralizó o impidió esos planes… ¿Por qué lo hiciste justo en ese momento en el que había tanta expectación mediática?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Porque sabía que no iba a ocurrir nada. Esta fue mi denuncia. Salí antes del Segundo Sínodo, porque viví el Primer Sínodo, y el tiempo de preparación del segundo. Y sabía lo que habíamos hecho en el Vaticano para eliminar el tema de homosexualidad del sínodo. Sabía que no iba a salir ninguna discusión seria sobre el asunto, porque el tema había sido ofrecido para prensa para manipular a la opinión pública. Y el Papa ya daba señales a quien lo escuchaba en sus discursos públicos de que si un tema se iba a tratar era el de los divorciados casados nuevamente, y no el de la homosexualidad. Y se ha demostrado a quien tuviera dudas de que mi salida del armario podría haber influido en esto. Creo que hoy día se analiza al mínimo detalle lo que el Vaticano hace, y se sabe que no es así. Además, ¿alguien puede creer que la salida del armario de un cura del Vaticano podría cambiar el curso de un sínodo de tanta importancia? Se debe conocer un poco el Vaticano para saber que esto no es posible. Lo que ha destruido el sínodo no fue un coming out de alguien, sino lo que ha hecho el Vaticano, que de manera homofóbica había cancelado una seria discusión, o mejor, un serio proceso de conocimiento de la homosexualidad. Mis colegas en el Vaticano no conocen la definición de la homosexualidad, están llenos de prejuicios. Fui observador dentro del Vaticano de todo un proceso homófobo, que ha estigmatizado la línea de este sínodo. Por eso lo hice antes de que ocurriera. El Papa Francisco no cierra el micrófono a las aberraciones que dicen allí, comparando a los gays con los nazis de hoy o a los transexuales con el demonio. Y ha confirmado la ley de prohibición a que los gays puedan ser sacerdotes y a que en los seminarios se debe verificar la homosexualidad. En realidad lo que ha hecho es confimar una ley que recuerda a las del apartheid o leyes nazis antisemitas, fundadas sobre prejuicios y falsedades. No. Que no me venga nadie a contar que mi coming out podría haber cambiado buenos propósitos de una Iglesia homofóbica. Todo ha ido según el guion preparado en mi antigua oficina de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Yo pienso que el Papa Francisco hubiera sido fiel a su voluntad de apertura y de verdadera reforma si el día de mi coming out hubiera obligado a dimitir al prefecto de mi congregación, pues si no es capaz de controlar a diez personas que trabajan en su oficina, ¿cómo puede ser responsable de la doctrina de la fe? Él no debería participar en el sínodo y trabajar contra el Papa Francisco, como hemos hecho durante todo el tiempo en que se preparaba, poniendo contra el Papa a todos los obispos y fomentando una homofobia paranoica. No: mi salida del armario es una protesta, una denuncia, y hoy estoy más seguro que antes de que el momento en el que lo hice fue la el adecuado para esta liberación.
“Mantengo algún contacto con gente del Vaticano, pero ellos quieren hacerlo con total discreción, públicamente no pueden darme su apoyo”
SHANGAY ⇒ Conociendo tu preparación intelectual, así como tu brillante carrera en el la curia del Vaticano, me sorprende mucho al leer el libro que caigas en algo tan fácil como buscar titulares del tipo “los curas son travestis con faldas que persiguen a otros travestis” o “más del cincuenta por ciento de los curas son gays”. En un libro tan de sentimientos como aseguras que es este, ¿a qué se deben?
KRZYSZTOF CHARAMSA ⇒ Bueno, es la manera de transmitir a un amplio público lo que yo he percibido en el Vaticano. Es el nivel de lo que se percibe allí. Mis colegas, por poner un ejemplo, hablan de transexuales sin ninguna reflexión de cómo nosotros mismos escondemos nuestros miedos de este mundo. Lo del cincuenta por ciento es una expresión de mi experiencia, en el libro digo claramente que para mí no es importante, no lo he verificado científicamente: no tenía posibilidad de hacer estudios sociológicos. Es un presentimiento, el reflejo de una experiencia que no es muy diferente de la de otros autores. Pero más que una cifra científica es una provocación, porque este número debería estar verificado por mi Iglesia, que tiene el deber de hacerlo y no de rechazarlo de manera paranoica, intentando convencer de que todos somos heterosexuales mientras justo, en su corporación del clero, los gays están mucho más presentes que en la sociedad. Lanzo este número exigiendo que mi Iglesia lo verifique y ofrezca un serio cuadro de la realidad homosexual en el clero.
EL LIBRO LA PRIMERA PIEDRA ESTÁ PUBLICADO POR EDICIONES B.