Ilustración: Iván Soldo
Recientemente publicaba en su cuenta de Instagram: “Que nadie te diga que no puedes, soy testimonio viviente de que se puede triunfar aunque muchos pensaran que era imposible”. Y terminaba diciendo “sé humilde siempre”. Lo dice una de las grandes estrellas del hip hop –hoy día, ya pop– de las dos últimas décadas, cuando se cumplen veinte años del debut de Missy ‘Misdemeanor’ Elliott, Supa Dupla Fly, un disco que cambió la historia del género y dio a conocer a una artista única, desde el principio inimitable. Y sí, genial.
En los recientes –y descafeinados– MTV Video Music Awards muchos –servidor incluido– se rasgaron las vestiduras al ver a P!nk llevarse el premio Vanguard Michael Jackson por su videografía. Porque obviaron a Elliott, que este año dio la campanada –que supo a poco, pero campanada al fin y al cabo– al lanzar el vídeo de I’m Better, un prodigio visual que volvió a ponerla en el punto de mira. Cierto es que en esta ocasión –no como ocurrió siempre durante la primera década de su trayectoria– la canción no estaba a la altura del clip, pero bueno, demostraba que no había perdido la capaz de sorprender dentro de un género que hoy día rara vez lo consigue.
“Es una referencia por motivos que se antojan más relevantes que nunca”
Elliott es una referencia por varios motivos, que hoy día se antojan más relevantes que nunca. Hablamos de una artista que se abrió camino en un universo, el del hip hop, extremadamente machista, donde las mujeres siempre eran utilizadas como objetos sexuales, especialmente en los vídeos. Missy, mujer exuberante pero no en base a los clichés habituales, triunfó gracias a su música y a su pasión por crear un universo que mantiene su fuerza intacta. Y que, tampoco lo olvidemos, contribuyó de manera impagable al éxito de otras mujeres no menos talentosas como Aaliyah o Tweet.
Este año tendrían que ver la luz un documental sobre su impacto en el mundo audiovisual y también su séptimo álbum, que nunca llega. Ojalá cuando estas líneas se publiquen dé el campanazo y las deje obsoletas. Será señal de que hay nueva música y nuevas declaraciones de una artista que nunca ha seguido las reglas establecidas, con un nivel de superación admirable y un magnetismo adictivo, adjetivo este que ella utilizó para titular uno de sus discos, que sin duda lo es. Una adicción muy sana la que provoca Missy Elliott, a la que recomiendo engancharse sin ningún miedo.