Pablo Rivero: "Con el tiempo he aprendido a disfrutar del trabajo"

Temas: Entrevista, Pablo Rivero, Teatro, Televisión, Vídeo

No es la primera vez que Pablo Rivero se sube a un escenario. Sin embargo, El sirviente –un texto original de Robin Maugham y dirección de Mireia Gabilondo, con el que se encuentra girando por España– ha supuesto un reto para el actor madrileño al que, quizá, no habría podido enfrentarse hace unos años. “Esto suele pasar, es lo bueno de ir haciéndose mayor”, cuenta. “El ejercicio que he tenido que hacer con el paso del tiempo ha sido quitarme autoexigencia, aprender a disfrutar y confiar un poco en mí. Esta obra me pilla en un momento en el que estoy tranquilo, no pensando tanto en agradar, solo en el trabajo”.

En El sirviente, donde le acompañan grandes nombres como Eusebio Poncela, Sandra Escacena, Lisi Linder o Carles Francino, el actor se mete en la piel de Tony Williams, un joven aristócrata inglés que regresa a Londres tras haber combatido durante cinco años en la Segunda Guerra Mundial. Allí le esperan su novia, su mejor amigo y un sirviente que han contratado para cuidar y atenderle. “La obra gira en torno a la relación que se establece entre mi personaje y su sirviente. Vemos cómo este empleado, de manera muy sibilina, va consiguiendo que el señor sea casi el sirviente, y viceversa. Se presenta una lucha de clases y una relación muy tormentosa y de dependencia entre ambos”.

Una atracción mutua que incluso alcanza en su trasfondo una connotación sexual. “Es más lo que se intuye que lo que se ve. Todos los personajes esconden algo y tienen dependencias sexuales. Cada uno siente un deseo por otro, y eso hace que la obra tenga ese espíritu de thriller de cine negro, que sea muy erótica y sensual”. Una potente carga dramática que resulta inusual para un texto que se publicó por primer vez en 1948. “El autor no la pudo expresar libremente, y eso es lo que hace que el texto resulte tan interesante, hay que leer entre líneas”.

‘Entre líneas’ también podría definir la situación actual de Rivero, que se encuentra representando El sirviente a la vez que graba la 21ª temporada de la serie Cuéntame cómo pasó. “Hemos estado rodando en Ávila y en Toledo en jornadas de doce horas, y luego me iba a ensayar la obra de teatro. Ha habido días en los que pasaba dieciocho horas fuera de casa”.

Los nuevos capítulos están marcados por el viaje de Toni como corresponsal en la Guerra del Golfo (“hay muchísima acción y está todo súper logrado gracias al equipo de arte, caracterización, el reparto…”) y el divorcio de Mercedes y Antonio. Giros que impactan a la audiencia tras dieciocho años de gran éxito. “Yo soy más conservador y cada vez que leo una trama así pienso ‘qué necesidad tenemos de meternos en esto, que es feo y desagradable’, pero los guionistas son muy listos, y cuando escriben algo así es porque tienen pensada otra cosa, tienen en cuenta el recorrido”.

Cuando se le pregunta sobre su futuro en la serie, la más longeva de nuestra ficción, Rivero lo tiene claro. “Se vive como una relación personal. Tienes que pasar baches para ponerte las pilas y saber que quieres seguir… En esta temporada hay cosas que no me gustan del todo, y a veces pienso que es el momento de irme, pero hay otras muchas que me encantan…”, afirma. “Es un proyecto en el que todos estamos tan implicados que vivimos de equivocarnos y querer hacerlo mejor, eso es lo que nos mantiene unidos”.

¿Su final ideal? “Yo acabaría con toda la familia reunida, cenando en el comedor y viendo Eurovisión en la tele”. Para eso seguro que falta mucho. Mientras tanto, seguiremos viendo al madrileño sobre las tablas, en pantalla… o en la mesilla de noche, ya que tiene preparada su segunda novela. “Para mí escribir es un privilegio, de lo mejor que me ha pasado”, concluye.