¿Marta Sánchez cantando en el Teatro de la Zarzuela? Puede parecer extraño, pero sí. La dirección del coliseo, sede del patrimonio lírico español, decidió que la cantante era la voz más importante del pop de nuestro país y que tenía que cantar en el teatro creado en 1856 por Barbieri, Calleja, Gaztmbide, Hernado, Inzega, Salas, Olona y Ourdrid para dar cabida al género frente al auge de la ópera italiana en el Teatro Real, inaugurado pocos años antes y que heredaba la tradición operística del demolido Teatro de los Caños del Peral. Esto es historia de la música en España. Desde entonces, por ese escenario del precioso teatro de la calle Jovellanos han pasado todos los grandes: desde divas y divos de la ópera (fue sede de la temporada madrileña los muchos años que el Real estuvo cerrado) hasta de la música pop o popular (en él debutó Raphael en su histórico concierto de 1965, y a él regresó tras su grave enfermedad en 2003) o de los musicales (Nati Mistral en el estreno español de El hombre de La Mancha en 1966).
Marta Sánchez debuta en el Teatro de La Zarzuela: “Es el reto más difícil de mi carrera”
Pues Marta Sánchez llegó el pasado sábado 17 de febrero al Teatro de La Zarzuela y aquello parecía una nuevo Orgullo en Madrid. Si habitualmente ese coliseo es punto de peregrinación –en sus ciclos de Lied, únicos en Europa– del público gay de la ciudad, en esta ocasión se superó. Los aledaños de la calle Jovellanos eran desde pasadas las siete de la tarde un nuevo Chueca en plena hora punta. Más del 95% del aforo –agotado desde hacía semanas– era público LGTBI que iba a ver a su diva.
No quiero engañar: esta crónica no puede ser imparcial, pues quiero mucho a Marta Sánchez. Son muchos años de relación, ella como artista y personaje, y este plumilla como periodista. Muchos años viviendo, compartiendo y ‘sufriendo’ con ella, desde el otro lado del río, desde sus problemas sentimentales hasta sus éxitos musicales. Y es por eso por lo que puedo afirmar que este concierto marca un antes y un después en la carrera de una diva –gay o no: una diva– que supo desnudarse ante ‘su’ público y mostrarse cercana, nerviosa y hasta indefensa desde los primeros temas: “No. No me hagáis esto tan pronto –dijo ante una ovación con el teatro en pie– que si empezamos así no voy a poder seguir”, sincera, emocionada y llorando. A partir de ese momento, todo fue a más.
Minutos después del concierto, sus fans ya colgaron esta maravillosa versión del Resistiré del Dúo Dinámico.
Marta es una estrella y lo sabe. Por eso se desnudó. Nos había avisado en Shangay hace una semana, cuando la entrevistamos por el concierto. Salió enfundada en un espectacular smoking del que se fue desprendiendo poco a poco. Primero para hacer de Marilyn Monroe –uno de sus iconos– y cantar Diamonds Are A Girl’s Best Friend –seguro que alguien se lo criticará– y, un buen rato después, homenajear a su padre, Antonio Sánchez, un gran tenor (“este teatro fue tu casa”, dijo) y cantar, con dos cojones, Papa, can you hear me?, de Yentl, y conseguir que no recordáramos a Barbra Streisand. Ese fue el momento en que Marta demostró que ese concierto no iba a ser uno más. Son treinta y tres años de carrera, desde Olé Olé, y hoy puede decir, segura de sí misma, que es La que nunca se rinde.
Luego se cambió de modelazo y se vistió de blanco para atacar la copla. Más tarde, de rojo, consiguió levantar a todo el patio de butacas y ponerlo en pie.
Al día siguiente, cuando se supo (fue TT en redes) que, también con dos cojones, había puesto letra al Himno de España, revolucionó el país. Mucho más que ser TT, Marta Sánchez ha hecho historia en el Teatro de La Zarzuela. Brava, Marta, bravissima! Has sido una gran heredera de tu padre en el escenario más bonito (y con más historia) de Madrid.