Se agradece que tantos artistas estén aprovechando la cuarentena del coronavirus para crear y compartir su música, o cualquier otro tipo de creación, con el mundo. Si hace unos días Ruth Lorenzo nos puso la piel de gallina cantando desde el balcón de su casa, también nos emociona el poema que ha compartido Beatriz Luengo, cuya viralidad nos indica que el arte es una vía de comunicación única.
Este poema, en palabras de Beatriz Luengo, habla de cómo «echas todo de menos, y te das cuenta de que tu vecino, con el que nunca habíais hablado, es la persona que más cerca tienes». Y explica que «también habla un poco de lo que supone empezar de nuevo la vida desde cero«. La cuarentena provocada por la pandemia del coronavirus nos está afectando a todes por igual, y es bueno que nos abramos y que compartamos nuestros sentimientos con la mayor sinceridad posible. No es momento de ponernos una máscara, y no debe preocuparnos compartir todo aquello que nos inquieta. Es lo que hace Luengo.
«Ahora que se apagaron las luces de Disney, / que Madrid demostró que sí duerme / y que no todos los caminos llevan a Roma, / ahora extrañar lo cotidiano nos pone tristes». Así arranca el poema de Beatriz, que refleja a la perfección cómo nos sentimos al ver nuestras calles vacías, nuestras vidas paralizadas.
Luengo continúa plasmando lo emocionante que es ver cómo nos acercamos a los que tenemos más cerca en estos momentos, que no necesariamente son nuestros familiares o nuestras parejas. Es momento de estar todos unidos, y se agradecen obras de arte como esta, que tiene todo el sentido que se esté viralizando, porque va directa al corazón.
Ahora que se apagaron las luces de Disney,
que Madrid demostró que sí duerme
y que no todos los caminos llevan a Roma,
ahora extrañar lo cotidiano nos pone tristes.
Ahora que la mente hace un repaso
Que deseamos vernos con una amiga
en el restaurante que está a la vuelta,
donde decidimos mirar nuestros teléfonos y
no escucharnos,
donde “compartir” sólo se refería a la cuenta.
Ahora que anhelamos un beso
nos acordamos cuantas veces
levantarnos para darlo fue molesto
Cuando la pereza nos justificó
Ya lo diste ayer y lo darás mañana”
ahora recordar lo que perdimos nos da rabia.
Ahora que la calle está en silencio
que el vecino se convierte en tu aliado
Nos preguntamos hace cuánto tiempo vino,
si tiene hijos y por qué nunca le has hablado.
Ahora que el único ruido que hay está en tu alma extrañando lo cotidiano,
crujiendo a la incertidumbre,
temblándole al miedo.
Quizás descubrimos que sin tecnología vivimos durante siglos y que tal y como vino hoy podría irse mañana,
pero tu vecino estará ahí si lo necesitas,
y que tu amiga la que estaba sentada contigo en el restaurante necesitaba un abrazo, sólo eso.
Tan prohibido hoy.
Tan valorado en este momento.
Quizás eso vinimos a aprender…
El fin de semana tienes dos citas virtuales con Beatriz Luengo, por cierto. Este viernes a las 20’30h se conectará por Instagram Live –junto a Marta Waterme– para leer poemas (seguro que esta cae) y un capítulo de su libro El despertar de las musas, dentro de la iniciativa Poesía en tu sofá. Y el domingo a las 19h ofrecerá, también por Instagram Live, un concierto acústico. ¡Gracias, Bea, por estar ahí con nosotres!