Érase un guardia civil al que le cambió la vida después de que se publicase una foto suya en redes sociales. Lo que Jorge Pérez no sabía todavía es que sería de una forma tan radical; desde aquel momento, el cántabro de 38 años estaba predestinado a experimentar un giro de 180 grados.
Su cuenta de Instagram creció en seguidores, su presencia en redes sociales se hizo notable y unos cuantos meses después aprovechó la posibilidad de dar un salto mediático como participante de Supervivientes 2020. Ya era oficial: se había convertido en personaje público.
Y después de haber llegado a la final de la edición más extrema del concurso de supervivencia, ha conseguido convertirse en el flamante ganador del concurso con un 81,6% de los votos, imponiéndose a Ana María Aldón y Rocío Flores.
En su estancia en Honduras hemos comprobado su cambio físico cada semana. Y aunque Jorge sigue teniendo hechuras de chulazo, eso es innegable, tanta carestía le acabó consumiendo y se quedó en los huesos…
En lo que ha durado el reality estábamos convencidos de que después de aquella foto desnudo en la ducha ya no nos podía sorprender mucho más, pero sucedió. Los concursantes se disputaban un premio en el séptimo programa de Conexión Honduras. Se la jugaban en una prueba de resistencia donde, tumbados en una estructura de madera que se iba poniendo progresivamente en posición vertical, tenían que aguantar agarrados con todas sus fuerzas. Por si fuera poco, un barril de agua les iba empapando y hacía más complicada la sujeción.
En aquel escenario es cuando, gracias a un plano muy bien escogido y a un realizador avezado, fuimos conscientes de lo que el guardia civil escondía debajo del bañador. El agua le había adherido completamente la tela a su piel, y era fácil intuir hasta el último lunar de Jorge. Y claro, como las grandes cosas son más difíciles de esconder, su paquete no pasó inadvertido: las redes ardieron ante tales medidas.
Jorge no es el único que nos brindó momentos sexys, su compañero Ferre también se desnudó. El muchacho disfrutaba de una ducha que se había ganado en otra prueba y, embargado por la felicidad, no tuvo reparos en enseñarnos el culo a todos… ¡Qué maravilla!