Parece que las trabas a las fiestas del Orgullo gay madrileño comienzan a caer con la entrada del nuevo Gobierno municipal de Manuela Carmena. La nueva alcaldesa ya nos confesaba su interés por convertir estas fiestas en un festejo popular de la ciudad, algo que os contábamos en estos artículos: Carmena y el Orgullo gay de Madrid, “El Orgullo de Madrid debería ser como San Isidro”, “El Orgullo es una fiesta de todos los madrileños”.
La falta de tiempo ha sido el peor enemigo para llevar a cabo más cambios, pero no ha querido olvidar estas fiestas y ha anunciado que la fachada del Ayuntamiento de Madrid lucirá una bandera arcoíris –símbolo de la diversidad y la libertad, y emblema de la comunidad LGTB– que se izará el próximo domingo 28 de junio, y permanecerá ondeando hasta el final de las fiestas del Orgullo gay.
No olvida sus promesas para estudiar el año que viene el recorrido del desfile y ampliar los festejos a otras zonas del centro, para evitar la acumulación de todas las celebraciones en el barrio de Chueca.
Atrás quedaron otras propuestas del gobierno anterior, como los conciertos con auriculares para no molestar a los vecinos. El Gobierno de Manuela Carmena parece dispuesto a devolver la importancia que tenía esta celebración hace unos años, y que tras el gobierno de Ana Botella había perdido visibilidad.
Con poco tiempo, pero con buena voluntad, la alcaldesa ha concretado algunas medidas para favorecer las fiestas de este año: se ha acordado mejorar los transportes, aumentar las instalaciones de urinarios públicos y contar con más ayuda de la Policía Municipal.
El desfile del Orgullo Gay de Madrid, considerado el más importante a nivel internacional, es “un escaparate al mundo, un imán para miles de turistas, una enorme fuente de ingresos y una seña de identidad de tolerancia y convivencia, en definitiva, constituye la marca Madrid”, señala el concejal de Ahora Madrid Jorge García Castaño. “Queremos que Madrid sea la ciudad de los derechos civiles, la capital del cambio”.
En pocos días podremos ver el Palacio de Cibeles engalanado con la bandera arcoíris, un símbolo que señala el apoyo del Ayuntamiento a una ciudad llena de diversidad cultural, sexual y de libertad. Podría tratarse, además, de la misma bandera gay con la que marcharon lesbianas, gays, transexuales y bisexuales en la primera manifestación estatal en España, que tuvo lugar en el año 1995. Una iniciativa que ya habían aprobado otros ayuntamientos en España: La bandera gay en el Ayuntamiento de Cartagena.
Habrá que esperar al año que viene para ver más cambios por parte de una Manuela Carmena que, quizás algún día, convierta las fiestas del Orgullo gay en el nuevo San Isidro.
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