1. Se nota que es un proyecto levantado con mucho cariño.
No siempre el empeño que se pone en levantar un proyecto se traduce en una película al menos digna. En este caso, sí. Y lo cierto es que ha costado mucho esfuerzo convertir en realidad esta traslación de la webserie Chica busca chica a película.
Se puso en marcha un sonado crowdfunding que ha resultado fundamental a la hora de financiar este proyecto 100% independiente, cuyas principales artífices han sido su directora Sonia Sebastián y una de sus protagonistas, Celia Freijeiro. Han sido muchas las personas que las han arropado con sus contribuciones para que De chica en chica sea ya una realidad que puedes ver en los cines.
2. Se agradece su apuesta por reflejar cómo ha cambiado el modelo de familia tradicional y la naturalidad con que plantea situaciones relacionadas con el mundo LGTB actual.
Para empezar, esta es una comedia lésbica pretendidamente alocada. Una screwball petarda que en ningún momento se toma a sí misma en serio, aunque sí plantea cuestiones de fondo nada frívolas. La normalidad con que muestra a lesbianas, gays, heteroflexibles y heteros convencidos permite que los enredos que plantea funcionen exactamente igual que en cualquier otra comedia de estas características.
Para empezar, Inés (Celia Freijerio), una mujer independiente y algo egoísta, no es glorificada por el hecho de ser lesbiana en una comedia filolésbica. Promiscua e incapaz de comprometerse, vuelve de Miami –perseguida por su ex, Kirsten (Jane Badler)– a Madrid, y pretende que las amigas y amantes a las que dejó colgadas la acepten de nuevo, aunque –aparentemente– han rehecho sus vidas. Se presenta en casa de su ex, Verónica (Cristina Pons), a la que dejó plantada (embarazada) el día de su boda, y se encuentra a todas sus amigas celebrando la ‘1ª Fiesta de la regla’ de la hija de aquella. El shock está servido, y los enredos también.
3. La ¿pareja? gay tiene esta vez menos protagonismo que las lesbianas.
En la apuesta de Sonia Sebastián por la visibilidad lésbica, llama la atención que los personajes ¿gays? –cuando veas la película entenderás el por qué de las interrogaciones, jueguen un papel secundario en esta película protagonizada por lesbianas al borde de un ataque de nervios.
Jaime Olías –que recientemente interpretó otro personaje gay en Solo química– se las ve con Adrián Lastra, en un continuo juego de coqueteos y equívocos que permiten que el ‘¿son o no son?’ dé juego durante toda la película.
4. Marina San José juega a ser una una mezcla de ‘chica Almodóvar’ y ‘chica Sebastián’ y provoca carcajadas.
Hasta ahora nunca había explotado tanto su vis cómica la hija de Víctor Manuel y Ana Belén –por cierto, su hermano David San José firma la banda sonora–, y visto lo bien que se le da hacerlo, debería sacarla más a la luz.
El suyo es un personaje típicamente almodovariano, que a ratos recuerda al de María Barranco en Mujeres…, y hacia el final más al de Penélope Cruz –a la que hemos entrevistado recientemente– en Carne trémula. El caso es que está divertidísima, y tiene momentos de carcajada limpia.
5. Veteranas de renombre y cameos inesperados que contribuyen al jolgorio generalizado.
Mucho se ha hablado ya de la sorpresa que ha supuesto ver a Jane Badler, la mítica Diana de la serie V, totalmente involucrada en este proyecto. Y hay que ver lo que disfruta encarnando a una mujer loca de celos, no tan alejada de la Julieta Serrano de Mujeres al borde…, pero en clave bollera.
También reconocerás a María Botto y a Eulália Ramón, que no pueden ocultar lo bien que se lo pasan. Y atención a los cameos de Beatriz Montañez y Alberto Velasco, cada vez más popular gracias a Vis a vis, aquí en un papel muy alejado al de la serie.
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