El obispo de Viena ha vuelto a liarla. Si en febrero de 2007 provocó un escándalo al invitar expresamente a parejas homosexuales a que participaran en una bendición por San Valentín en la bellísima catedral de San Esteban, ahora ha decidido teñir con los colores del arcoíris la entrada del templo principal de la capital austriaca.
Además, lo ha hecho en la que, durante todo 2016, es la Puerta Santa: el lugar lugar habilitado para que entren en las principales iglesias del mundo los fieles católicos que quieran participar del Año Santo que ha decretado el papa Francisco. Todo un reto que uno de los obispos más rebeldes del panorama propone al sector más inmovilista.
Como decíamos, no es la primera vez que Christoph Schönborn da un paso adelante en este sentido: “La Iglesia a la que los católicos austríacos se habían acostumbrado es una cosa del pasado. Ha llegado el momento de enfrentarse a los cambios que han tenido lugar en la sociedad de una manera mucho más profunda de la que hemos hecho hasta ahora”, dijo en 2012.
También escandalizó cuando confirmó a un feligrés gay, que vive en unión civil con otro hombre, en el consejo parroquial contra la opinión del cura de dicha parroquia. Al parecer, tomó esa decisión cuando tras comer con ellos, le “impresionó” el compromiso que tenía con la Iglesia. Ahora, este mes de junio, ha decidido teñir de arcoíris una de las entradas más importantes de la catedral. No sabemos que pensará nuestro Cañizares, que sigue con su cruzada contra el “imperio gay”…