Volver a los sabores de toda la vida, recuperar el placer de hacer la compra, vivir sin prisa… la filosofía Kiki mood que propone prentende reeducarnos en ello. Te explicamos en qué consiste para que puedas llegar a ser un ‘chico kiki’. Escuchar a nuestro cuerpo. Algo tan básico, pero que no hacemos casi nunca. “Si a nuestro coche le ponemos la mejor gasolina, buscamos los mejores muebles para nuestra casa, ¿por qué no hacemos lo mismo con la alimentación?” Esta es la pregunta que se hace continuamente Maica Malavé, socia fundadora de Kiki Market, un espacio gastronómico en el que puedes comprar, investigar, resolver tus dudas e, incluso, comer y cenar. Y que acaba de desembarcar en la Travesía de San Mateo nº 4 , a medio camino entre Chueca y Malasaña, para implantar una filosofía cuya semilla ya está asentada en el primer Kiki, en el barrio de La Latina, en concreto en la Cava Alta nº 21.
Pero, ¿en qué consiste exactamente el nuevo Kiki Market? Es un amplio local, de dos pisos, en el que puedes encontrar una completísima gama de productos, que van desde verduras y hortalizas frescas, fruta –solo de temporada, por supuesto–, y todo tipo de alimentos e ingredientes orgánicos como productos lácteos, huevos, ahumados, tés, vinos, azúcar, chocolates, aceites, panes… Es lo que sus responsables llaman Kiki mood. “Recuperar la idea de disfrutar de las pequeñas cosas. Aprender a no tener que ir corriendo a todos sitios, andar siempre con prisa. Hacer la compra pensando qué es lo que necesitamos, volver a los sabores de antaño y recuperar así la alimentación de toda la vida…”, nos dice Maica.
Para conseguir transmitir ese espíritu, nada se ha dejado a la improvisación. Por ello, los responsables del local estuvieron meses buscando todos los detalles para que, cuando abriera al público, cada uno de los muebles que se usan tanto en la tienda como en el espacio gastronómico del piso inferior tuvieran sentido. Como ejemplo de ello, una de las mesas de la zona de cafetería era en la que Ernest Hemingway se preparaba los martinis en la cocina del emblemático Hotel Suecia.
El espacio está claramente diferenciado entre el piso a pie de calle, la tienda, que recuerda a los mercados antiguos, con frutas y verduras que se reponen a diario y en la que no hay cabida a productos refrigerados o cultivados en condiciones que no sean las que marque la naturaleza. Ese es el motivo por el que solo hay frutas y verduras de temporada, no como esos otros locales en los que puedes comprar uvas en pleno febrero.
El piso bajo acoge una amplia zona gastronómica, Kiki Deli, en la que se pueden tomar zumos, picar o comer (hay varios menús disponibles a varios precios: 9’50; 14,’50 o 18’50 euros) desde las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche. A partir de esa hora, el espacio de cierra para eventos privados perfectos para gente slow… ¡Qué mejor que juntarse un grupo de amigos y quedar a cenar en un sitio solos, sin ruido y sin prisas!