Sábado 1 de julio de 2017. Un día para recordar. No solo para la comunidad LGTB de todo el mundo, sino para Madrid y para toda España. Ayer la WorldPride Parade tiñó las calles de Madrid de los colores del arcoíris, que no son otra cosa que los colores de la tolerancia y la diversidad. Ayer Madrid fue la capital del mundo, en una jornada que pasará a la historia.
Al margen de las cifras de más de 50 carrozas, casi dos millones de personas o más de 3.500 efectivos de seguridad, lo importante ayer fue que Madrid celebraba el día grande del WorldPride. Hoy es la clausura y el testigo pasa a Nueva York en el escenario de Puerta de Alcalá. ¿Quien nos iba a decir, cuando hace 20 años sacó Shangay la primera carroza en Madrid, que íbamos a estar de tú a tú en temas LGTB con ciudades como Nueva York? Eso es lo que ayer celebró Madrid, con Orgullo.
La carroza de Shangay Netflix, a tope en un momento del desfile
Hoy domingo, todos los comentarios son unánimes: el día de ayer fue un éxito. Esto es algo que hace solo unos años también era impensable. Todas las administraciones se pusieron de acuerdo, limaron asperezas, y trabajaron junto a los organizadores del WorldPride para que estos días hayan sido posible. Hoy Madrid cede el testigo a Nueva York. Pero hoy Madrid también puede presumir, orgullosa, de ser una de las ciudades más abiertas del mundo.
Las calles de la capital fueron un festival de tolerancia, en el que se recordó, sin embargo, que no todo está conseguido, que no hay que bajar la guardia mientras haya una sola persona en el mundo que pueda ser perseguida, insultada o agredida por su condición sexual. No debemos olvidarlo.
Shangay celebró el Orgullo con tres carrozas desde las que nuestros amigos, colaboradores y patrocinadores pudieron disfrutar del mayor evento LGTB del mundo, y desde el que hicimos nuestras las palabras del Himno del WorldPride, que gritamos al mundo entero: “¿A quién le importa lo que yo haga?”.