Hay ya quien dice que los bloomies (aquellos amantes de la naturaleza que llenan Instagram de fotos de las flores más bonitas del mundo) son los nuevos foodies. Y probablemente sea así. Inés Urquijo es una de ellas, sin duda. Y arrasa en medio mundo desde su taller en Las Jarillas, donde tiene su invernadero y su propio huerto, y piensa (y muchas veces prepara) las flores que pone en las fiestas más exquisitas de España.
Inés está ligada al mundo de la decoración desde que nació. Tanto la floral como el interiorismo en el más estricto sentido de la palabra. Hoy es una de las pocas floristas españolas con proyección internacional. Tanto que hasta la reclaman de Los Hamptons [la zona más exclusiva de EE UU] para que ‘ponga flores’ y recree allí la ‘elegancia europea’.
¿Cómo llega a los ojos de un americano el trabajo que esta paisajista madrileña hace desde su taller en la finca Las Jarillas [uno de los lugares más chics para celebración de eventos de Madrid], donde ella misma cultiva sus plantas. Su Instagram tiene la culpa: “Pues gracias a las redes sociales… Ahora mismo, mi trabajo lo ve mucha gente. Está abierto al mundo. Me preocupo de fotografiarlo muy bien para mis redes. Es una de las cosas que cuido mucho. Y llegué a ellas de forma casual”.
Si decimos que lleva el interiorismo en las venas es porque lo ha mamado de su tío Pascua Ortega, con el que ha trabajado muchísimo: “Para mí, Pascua es un maestro, y su casa ha sido mi escuela. Nunca me ha dicho ‘esto está muy bien’, ni siquiera ‘esto está bien’… Al contrario, siempre ha sido súper exigente, y no por el hecho de ser su sobrina cualquier cosa valía. Tuve que demostrar que era buena, trabajando con grandes firmas, antes de que me contratara. Cuando empecé a trabajar con él ya tenía un nivel y una trayectoria, un nombre. Siempre he sentido que con Pascua no ha sido fácil, porque tiene un nivel de excelencia y exigencia muy grande. He tenido que dar lo mejor de mí, esforzarme mucho para estar a su altura. Sigue siendo mi maestro, me ha enseñado lo que es la armonía, la estética, siempre vinculadas a la historia”.
Esa coherencia en el estilo es lo que ha marcado la línea floral de Inés Urquijo. “Lo que intento es recrear la naturaleza. Desde que nací estoy en contacto con ella, soy una loca de las flores, no hay ninguna que no me guste. Es el colmo de la belleza. Ahí la naturaleza lo da todo. Lo que intento es recrear lo que he visto en mis paseos, en los jardines. Intento buscar imágenes y, sobre todo, sensaciones. En eso es donde busco la inspiración. Todos tenemos una memoria sensorial, y recurro a ella para evocar momentos”.
Es curioso que sea una española [aquí no tenemos esa tradición floral y paisajística] quien deslumbre a franceses, británicos o americanos, donde hay una cultura (y culto) a la flor mucho más asentada. “Tenemos una tradición de jardinería maravillosa: el jardín hispano árabe, de un refinamiento enorme. Es una herencia que nos viene de los persas. En el tema floral es donde estamos muy atrasados”.
¿Nos miramos con complejo ante los jardines ingleses o franceses? “Eso lo hacemos en este país siempre por sistema. Se desconoce mucho ese jardín hispano árabe, porque sí que es cierto que tenemos bastante poca cultura del paisaje. Cuando estudié paisajismo, hace treinta años, me preguntaban ‘¿pero qué haces, dibujas paisajes?’ Y ahora hay un boom de lo que llaman bloomies, que son los amantes de las flores, Instagram está lleno. Y es maravilloso”.
Nos surge una duda: ¿las flores y la naturaleza siempre van unidas? “No siempre es así. Realmente el proceso de cultivo ahora mismo es antiecológico total, porque utilizan unos sistemas que consumen muchísima energía, abonos que son bastante tóxicos, insecticidas… Lo que sí hay es un movimiento de volver a las flores cultivadas en el sitio, que no necesitan un transporte brutal, a la flor local. Eso sí que está en esta línea ecofriendly. No es otra cosa que cultivar flores con los medios más fáciles, el clima en el que se dan, por lo que no hay que emplear energía en cambiar la temperatura, con abono de los animales que hay en la granja más cercana. Es algo tan sencillo como lo de comer fruta de temporada. Para mí, el tener una huerta propia ha sido uno de los mayores sueños”.
Y esto nos lo dice quien hace cuatro años dejó una trayectoria de veinte en la profesión para empezar de nuevo con un proyecto cien por cien personal, sin herencias: “Llegó un momento en el que me estanqué; necesitaba cambiar tras muchos años haciendo lo mismo. No me gustaba lo que hacía y empecé de nuevo. Y por esas cosas que ocurren cuando de repente te atreves… todo empieza a fluir y a ir de cine. Todo lo que llevaba aprendido comenzó a mezclarse con lo que es mi esencia real: llevo cuatro años siendo yo misma. Han sido cuatro años que no me los creo, meteóricos. He trabajado como no lo había hecho nunca. Y es que no estaba donde tenía que estar. Estaba haciendo cosas comerciales, sin más, y ahora es cuando, de verdad, he podido apostar por hacer lo que me da la gana. Muchas veces he llegado a hacer trabajos sin cobrar nada, simplemente porque me apetecía hacerlos, y eso me ha proporcionado otros trabajos, esos proyectos soñados. Había llegado el momento de sacar mi verdadero espíritu. Y estoy feliz y se nota”.
Zara Home encargó a Inés Urquijo la decoración floral de esta cena celebrada en Mallorca.
Cada vez se cuida y mima más la presencia de flores en nuestra vida. Las firmas lo saben, y echan el resto en sus presentaciones. Inés Urquijo es una de las más solicitadas por todo tipo de marcas.
La empresa de organización de eventos La Basque –con sede en Miami, y que trabaja en todo el mundo– recurre a ella para sus fiestas, como la celebrada en el Château du Fresne, en el sur de Francia. Podemos ver sus flores desde en las presentaciones de la elitista firma suiza de relojes Audemars Piguet hasta en las de Zara Home, como en esta cena celebrada en Mallorca, pasando por la fiesta privada que dio Valentino en la casa madrileña del decorador Pascua Ortega.
Ante la pregunta más impertinente, Inés no pierde la compostura: “¿Qué haría si me regalasen una flor de plástico? Pues… [tarda unos segundos] nada especial: dar las gracias”. Una mujer naturalmente educada con la naturaleza que recrea en sus trabajos.
Decadencia europea. Eso es lo que le pidió un millonario de Los Hamptons a Inés Urquijo cuando la llamó para que pusiera flores en la boda de su hija. Le preguntamos, ¿es que no hay floristas buenos allí?: “Ahora mismo, algunos de los mejores. Pero querían recrear la decadencia de la vieja Europa, y ahí sí que podía aportar yo algo”, nos dice.