El presentador Mauricio Clark ha vuelto a la vida pública mexicana tras su internamiento para dejar su adicción a las drogas. Su regreso ha estado envuelto en una profunda polémica debido a unas declaraciones que ha realizado acerca de su sexualidad: “La homosexualidad es parte de mi pasado. Hoy retomo una vida como me hizo Dios, naturalmente”.
Después de su ‘etapa como gay’, en la cual estuvo a punto de casarse con Iván Peralta, y que finalmente se suspendió por “recomendación de sus terapeutas” en 2016, ahora regresa con una «modificación en su orientación sexual».
Esta no aceptación ya le llevó a una adicción a las drogas, tal y como reveló en 2013. Ahora, cinco años después, asegura que la religión lo ha transformado: “Dios cambió mi vida y la sigue cambiando de una manera que jamás imaginé”. Por ello, ahora su sueño es “formar una familia, educar y, sobre todo, darle la oportunidad a los niños lo que Dios le ha podido dar”.
¿Que qué opino de la homosexualidad?
– Que es parte de mi pasado.
— Franco Clark 🇲🇽🇺🇸 (@clarketo) July 22, 2018
Por todo este cambio, confiesa haberse sentido muy orgulloso: “Lo más difícil que he hecho en mi vida y que me siento muy orgulloso es haberme arrepentido ante Dios, haberme perdonado por todas las aberraciones que cometí, porque no solo fui adicto a la cocaína, fui adicto a la pornografía, a la prostitución”. Este orgullo lo está dejando plasmado en sus redes sociales por convertir sus perfiles casi en folletos de publicidad cristiana en las que las imágenes de cruces son uno de sus trending topic.
Como era de esperar, todas estas declaraciones han tenido gran repercusión en las redes con aluvión de críticas por la visión negativa que otorgaba a la comunidad LGTBI y la forma indirecta y antigua que tuvo de relacionar la homosexualidad con una enfermedad. Estas críticas le llevaron a afirmar que se estaba malinterpretando o desatando una información errónea, y que estaba muy tranquilo con lo que estaba pasando.
Con estas palabras, Mauricio Clark contribuye a la estigmatización de la homosexualidad y casi a la apología de la conversión cristiana como salvadora de unos excesos que no tienen por qué guardar relación con la sexualidad.