En el Día Mundial para la Prevención del Suicidio celebramos la nueva estrategia del Ministerio de Sanidad para reducir de forma significativa el número de suicidios e intentos de suicidio que tienen lugar en nuestro país.
Según el Instituto Nacional de Estadística, es la causa de entre 3.500 y 4.000 muertes al año. Es decir, que la tasa de muerte por suicidio en España es de 8,7 por cada 100.000 habitantes –a nivel mundial es de 12– y, para conseguir reducir esta cifra, la ministra convocó el pasado viernes a profesionales y afectados para abordar el problema.
La estrategia de Sanidad para prevenirlo se basa en la prevención, es decir, concienciación –mediante la publicidad– y detección temprana. Además, se darán instrucciones a los sanitarios para poder detectar indicios de conductas suicidas, y los pacientes podrán visitar a un especialista en menos de 72 horas.
Twitter también se une a la iniciativa con un nuevo servicio: cuando se busquen mensajes alarmantes (como ‘suicidio’, ‘autolesiones’…) se le mostrará al usuario una notificación con los detalles del Teléfono de la Esperanza –que recordamos es el 717 003 717–, entre otras medidas.
Aprovechando la fecha, la revista Gay Times ha entrevistado a Olly Alexander, de Years & Years, para dar su opinión sobre el tema. El cantante posa con la “bandera de la que no deberíamos estar orgullosos”, la bandera LGTBI con dos rayas arrancadas, que representan a los dos de cada seis jóvenes LGTBI en riesgo de suicidio.
«Existe tal estigma en torno a la salud mental que nos impide hablar (…). En el trabajo, en la escuela o incluso en el hogar, puede ser difícil expresar por lo que estás pasando. Abordar ese estigma es una parte de eso”, decía Olly para el medio británico.
Nunca está de más recordar que el colectivo LGTBI es de los más propensos a sufrir problemas de salud mental debidos, en parte, a la discriminación, opresión y desigualdad a la que están sometidos sus miembros.
En 1989, el gobierno de Estados Unidos publicó un estudio que encontró que los jóvenes LGTB tenían una probabilidad cuatro veces mayor de intentar suicidarse que otros jóvenes, si bien es muy difícil conocer un porcentaje aproximado.
Casos recientes como el de Jamel Myles o el de Ekai Lersundi hacen que tengamos muy presente que los miembros del colectivo –sobre todo los niños y jóvenes– son muy vulnerables a este problema, que no se trata en los medios tanto como debería debido al temido “efecto contagio”, que no es más que una forma de escurrir el bulto, pues estas noticias deberían ser abordadas, con cuidado y cautela, siempre.