Sin duda ha sido su gran año. Jaime Lorente entró en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en mayo de 2017, cuando se estrenó en Antena 3 la serie La casa de papel. Y en este año y medio, su vida ha dado un vuelco que ni el mejor de los clarividentes hubiese podido imaginar, gracias también a Élite.
Nadie da mayores sorpresas que la propia vida: cuando La casa de papel terminó su emisión con un relativo éxito y cada uno de los que formaban el reparto ya andaban en nuevos proyectos, Netflix la incluyó en su catálogo a nivel mundial. Y todo explotó. “Fue en Nochebuena del año pasado, en Murcia. Iba a salir a tomar algo con amigos y me había dado por curiosear antes en Instagram. Tenía unos 2.000 seguidores. Cuando estaba con la cerveza en la mano me preguntó un colega cómo había hecho para tener 30.000. Pensé que se habría confundido, y no le di mayor importancia. Pero al día siguiente cuando miré tenía 45.000. Y así empezaron a subir 20.000 personas diarias, y la mayoría no eran españolas. Como por la calle no había señales de ningún tipo de repercusión, tampoco me afectaba demasiado”, recuerda el actor.
Al bombazo de la serie le siguieron el rodaje del fenómeno adolescente de la temporada, Élite, y su primera película en cines, La sombra de la ley. Y el año que entra llega fuerte: nuevas temporadas de las dos series y una nueva película, ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, que llegará a mediados de 2019 con un personaje que supone todo un reto en la carrera de un intérprete que, hasta que el éxito ha llamado a su puerta, ha vivido empeñado en la formación y en aprender sobre las tablas de un teatro. Los grandes fenómenos suelen tener, casi siempre, explicaciones sencillas.
SHANGAY ⇒ Si te hubieran contado durante tus muchas obras de teatro que la televisión te iba a lanzar en todo el planeta…
JAIME LORENTE ⇒ Este año ha sido el más bonito y difícil a la vez de toda mi vida. Hay una lucha entre sacar todo lo positivo que me está pasando y controlar lo negativo que a veces no es fácil. Yo vengo del teatro, hasta el punto de que es incomparable mi experiencia sobre las tablas que ante una cámara, que es muy poca. A veces, cuando me preguntan si no me apetece hacer teatro me da la risa. En mi colegio se hacía mucho, teníamos dos profesores que me lo inyectaron en vena y yo era muy feliz. Me di cuenta de que podía faltar a clase pero no me saltaba un ensayo, iba con unas ganas de la hostia. Salió el bachillerato de Artes Escénicas en Murcia, hice las pruebas de la ESAD para mayores de 19, aprobé, accedí a las pruebas de interpretación… y ahí arrancó todo. Me encuentro mucho más valiente delante de una cámara o encima del escenario que en la vida. Me siento poderoso y me pongo en riesgo, en cosas muy íntimas. Y no hizo falta nada más. En escena, cuanto más perdido se siente uno, mejores cosas salen.
SHANGAY ⇒ ¿Y fue lo que empezaste a hacer en Madrid cuando llegaste desde Murcia?
JAIME LORENTE ⇒ Llegué a Madrid a los 23, nada más terminar de estudiar. Tenía claro desde el primer día que haría los cuatro años de formación y me iría de casa. De hecho, yo estudié allí porque sabía que si lo hacía en Madrid corría el peligro de no terminar si me salía trabajo. Y para mí era básico terminar la formación. Así que al día siguiente de terminar Equus, una obra que hacía en Murcia con una compañía que tenía con un amigo, ya estaba en Madrid. Fueron unos años con tanto trabajo que ahora intento ir a otro ritmo, porque hubo una parte de mi vida personal que perdí y descuidé, porque lo primero era siempre el trabajo. Si lo pienso, en tres años pude salir de fiesta dos veces. Tenía una obsesión casi enfermiza por no sentir que estaba perdiendo el tiempo.
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SHANGAY ⇒ Desde que llegaste a Madrid hasta que conseguiste tu primer trabajo, ¿cuánto tiempo pasó?
JAIME LORENTE ⇒ El primer día. El ayudante de dirección de La Joven Compañía era un amigo con el que hacía teatro y me consiguió una prueba al día siguiente de terminar en Murcia. Y me cogieron. Reconozco que el esfuerzo por conseguir una serie de cosas estaba muy fuerte en mí. Mucha gente se preguntaba si tenía una flor en el culo. Y un amigo les decía: “sí, efectivamente, Jaime tiene una flor en el culo. Pero se la riega todos los días”. Y así es. Hice muchas pruebas y me decían que no, pero en mi oficina confiaron muchísimo en mí, porque con el inicio que tuve es para que me hubiesen tirado a la calle, hasta que llegó El secreto de Puente Viejo. Yo no tenía la motivación de trabajar en tele ni nada parecido: amaba el teatro y no me había puesto delante de una cámara nunca. Pero como en una ficción diaria no se aprende en ningún sitio, y nunca habría podido hacer el trabajo que hice en La casa de papel sin la preparación y la enseñanza que tuve en Puente Viejo, porque habría estado más perdido que una aguja en un pajar. Te tienes que subir a un tren que lleva mucho tiempo en marcha, y muy rápido. Así que o te subes… o a tu casa. Quizá artísticamente no tengas una recompensa tan brutal como puede ser en el teatro o en una película, pero sí te sientes en un entrenamiento que nadie te da. Hay que tener cabeza e intuición para resolver cosas con un mínimo de tiempo.
SHANGAY ⇒ ¿Entendías que La casa de papel no fuera un éxito total en su primer pase en Antena 3?
JAIME LORENTE ⇒ Me sorprendía porque se hacen cosas chulas en España, pero La casa de papel era algo que nadie había tenido los huevos de hacer, con un atrevimiento de la hostia, y yo flipaba. A mí la serie me flipa, la he disfrutado como si no la hiciera yo, y eso que soy mal espectador de mis trabajos. Lo que nos ha pasado con La casa de papel es un beneficio para toda la industria. Hay un pensamiento americano que me gusta: quiero que te vaya muy bien porque, cuanto mejor te vaya, mejor me va a ir a mí. Ese pensamiento creo que aquí en España nos hace mucha falta, y hay gente que lo tiene y otra que no. Y vamos a ser un poco sinceros: a través de La casa de papel, Netflix ha hecho una apuesta en España y por la ficción española que es increíble para toda una industria.
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SHANGAY ⇒ Posiblemente ese éxito provocó el nacimiento de Élite.
JAIME LORENTE ⇒ Y de qué manera, en plan ‘agárrate los machos’. La gente ve obvio que Netflix nos cogió a Miguel Herrán, María Pedraza y a mí por el éxito de La casa de papel y el posible tirón, pero la verdad es que cuando empezamos los ensayos de Élite, La casa de papel no estaba ni colgada en Netflix. La vida te da sorpresas. Por eso además me arriesgue a hacer dos personajes que pueden ser aparentemente parecidos, pero solo comparten las formas: la chulería. Apuestan por el talento y no tanto por el tirón que puedas tener. Lo inteligente es intentar coger al mejor para según qué perfil. No creo que por tener más seguidores en Instagram consigas llevar más gente al cine o conectar con una serie.
SHANGAY ⇒ ¿Qué está más tranquilo, cabeza o corazón?
JAIME LORENTE ⇒ El corazón está tranquilo ahora mismo. La cabeza es la que me puede dar problemas [risas]. Es más complicada de controlar, porque además soy un tío que piensa demasiado. O sea, en mi día a día reflexiono todo demasiado. Soy una contradicción en mí mismo, y me pasaba desde la escuela de interpretación. Creo que todas las semanas durante cuatro años le decía a mi mejor amigo que lo pensaba dejar, porque no me aguantaba ni yo. Amo mi oficio y lo odio a partes iguales. O sea, amo lo que significa trabajar y odio todo lo demás, me genera unos conflictos enormes. A mí me gusta un director, una cámara y un set. El cinco y ¡acción! Todo lo demás me provoca ansiedad. Hay cosas que hago pero que las veo alejadas de todo lo que significo. A lo mejor con el tiempo lo aprendo a gestionar como he aprendido a llevar la exposición, y le sacó más aspectos positivos.
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SHANGAY ⇒ Pero en este momento, es así.
JAIME LORENTE ⇒ Es que no me gusta, es así. Yo tuve la suerte de encontrarme con un profesor de teatro clásico que me enseñó a amar el oficio, de dónde venía el actor. Empecé cargando y desmontando furgonetas, cobrando 20 euros por irme a un pueblo de Murcia a subirme a un escenario y a recitar a Lope de Vega. Me provoca cosas feas vestirme de smoking, o que la gente de repente me pueda encasillar en un macarra. Noto que hay gente con mucho talento a la que solo toman en serio cuando cumple 40 años. Espero hacer muchas cosas para entonces.… De momento, a mí un solo día de rodaje en mitad de una promoción me tranquiliza muchísimo.
SHANGAY ⇒ ¿Hablas con tus cinco millones de seguidores en Instagram?
JAIME LORENTE ⇒ Antes más. Pero empecé a encontrar cosas en los mensajes privados…, hace meses lo dejé. Hay gente que escribe cosas preciosas en los mensajes ocultos, que te cuenta una historia bonita y tú, con un gesto tonto, puedes alegrarle el día. Pero me encontraba otras… gente desnuda, tocándose, haciéndose líos… y había de todo: mujeres, hombres y viceversa. Se lo contaba a algún amigo y me decía que menuda suerte tenía. Vamos a ver, chimpancé: te puede hacer gracia un día, pero me he sentido súper violado, y tu intimidad se tambalea. ¿Qué necesidad tengo de ver ciertas cosas? Así que ya no entro a leer mensajes ocultos. Por mi salud mental, mi vida personal y la de mi pareja, que tampoco tiene necesidad de que yo reciba según qué cosas.
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SHANGAY ⇒ ¿Cuántas cosas has hecho últimamente por tu salud mental?
JAIME LORENTE ⇒ Estoy en un momento donde hago casi casi todo para que no se vea alterada. Ir a los sitios justos, relacionarme poco… un trabajo muy de día a día, más de elegir y también de saber lo que me apetece. Estoy en un momento donde necesito mucho hacer teatro, por ejemplo, aunque sea irme yo solo a una sala a ensayar un monólogo. No tendría la necesidad ni de estrenarlo.
SHANGAY ⇒ Lo que sí es importante en tu vida tiene un nombre: María
JAIME LORENTE ⇒ ¡María es el nombre de mi madre! Claro que sí… y es el nombre de mi pareja… Creo que ahora mismo a nivel personal María es ‘el sitio’ más bonito que tengo, sin duda. Y no me da ninguna vergüenza decirlo. He descubierto una magia que tenía absolutamente olvidada.
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FOTOS MARC PALENCIA ESTILISMO ARTURO ARGÜELLES MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA MARIO RUBIO PARA BIOTHERM HOMME AYTE. ESTILISMO ABRAHAM RODRÍGUEZ AYTE. FOTOGRAFÍA ADRIÁN CAMPOS LOCALIZACIÓN COOLROOMS (HOTELES DE LUJO EN MADRID Y BARCELONA)