Ha vuelto a ocurrir, y de nuevo en El programa de Ana Rosa. Primero fue el presidente de Vox, Santiago Abascal, el pasado mes de diciembre, y esta misma mañana ha sido Iván Espinosa de los Monteros, vicesecretario del partido. Las negociaciones con el PP y Ciudadanos para un posible pacto de gobierno han hecho que el partido vuelva a manifestar su postura sobre el colectivo LGTB.
Ana Rosa Quintana le preguntó por todas las condiciones que han puesto para llegar a ese pacto. Desde materia de inmigración hasta cambiar de fecha el Día de Andalucía por el Día de la Reconquista. Pero una vez más, la periodista le preguntó por el tema que más nos interesa: el LGTBI. Y, de nuevo, un responsable del partido de ultraderecha ha vuelto a mostrar desprecio por una situación que ellos niegan, pese a los terribles datos de homofobia y agresiones que vemos con más frecuencia de la deseada por ser gay, lesbiana, transexual, bisexual o intersexual.
Espinosa de los Monteros ataca directamente a las leyes LGTBI que intentan educar desde la infancia a lo que ellos consideran una ‘forma de entender la sexualidad’ y un tema de ‘moral’. Es decir, para ellos, ser o no LGTBI es un asunto de ‘moral familiar’: “En los colegios públicos, privados, concertados, laicos, religiosos, extranjeros y españoles. En todos los colegios de la Comunidad de Madrid. Por cierto, cosa que también se va a hacer en Galicia y en todas las comunidades autónomas. Que es que la comunidad LGTB venga a impartir su forma de sexualidad. Por eso hablamos de un ‘pin parental’, para que los padres tengan control sobre aquello que se les enseña a su hijos en materia moral, no que se les enseñe los ríos o la geografía, o la historia, no. Se les enseña la sexualidad propuesta por los grupos LGTB, pues queremos que los padres puedan decidir si quieren que sus hijos vayan o no a esas charlas…”.
Ante ese argumento, Ana Rosa le interrumpió: «No creo que las asociaciones LGTB que van [a los colegios] lo hagan para compartir nada, sino que van a informar, y no está mal tener información de todo, que hay diferentes maneras de sexualidad”.
Espinosa de los Monteros siguió defendiendo su discurso: “Es información dada por miembros de los colectivos LGTB, por cierto, subvencionados con fondos europeos, es decir, otra vez los chiringuitos, aquellas asociaciones próximas a los Gobiernos de turno, sean del PP o del PSOE, serán las premiadas para ir a los colegios para impartir su forma de entender la sexualidad; es como si dice que tienen que ir los curas a los colegios a impartir su forma de entender la sexualidad. Los colegios no tienen que impartir su forma de entender la sexualidad a ningún niño, a no ser que los padres lo pidan, que eso es otra cosa…”.
Ana Rosa insistió: “Yo creo que a los niños hay que darles educación sexual para que no ocurran las cosas que estamos viendo”. La respuesta no deja lugar a la duda: “Ustedes creen que la gente cambia de opinión porque la ley les dice que hay que cambiar de opinión. Yo creo que el Estado está para proteger a los más débiles, a los que lo necesitan, los que están en desigualdad de condiciones, a los que tienen una minusvalía, física o psicológica, a los huérfanos, a los que sufren un accidente, a los que han sufrido avatares de la vida que son tremendamente injustos y que les colocan en una posición de debilidad ante el resto. Ahí no coloco a las mujeres, no creo que tengan una debilidad por el hecho de ser mujeres; no creo que la condición sexual de cada uno sea una debilidad, que una persona por ser lesbiana, gay, bisexual, transexual o intersexual tenga una inferioridad respecto a otra. Mire usted, si se le hace bullying a una persona por ser mujer, por ser LGTB, por ser gordo, por llevar gafas, por lo que sea, claro que hay que perseguirlo. Pero no explícitamente solo a los LGTB, o solo a las mujeres. Hay que perseguir todo aquello que sea hacer bullying a cualquier persona por cualquier motivo. Pero no tenemos la visión paternalista de pensar que las mujeres, por el hecho de ser mujeres tengan una condición inferior. Asumir que por el hecho de que uno en la cama haga lo que le dé la gana… no hay que proteger a los que no lo necesitan. No hay que premiar ni proteger por ser LGTB. ¿Cuando existe discriminación? Pues perseguirla, pero no con leyes especificas LGTB. ¿Hacemos otra para los niños que tienen gafas? ¿Para los que tengan un síndrome o una enfermedad rara? ¿Para los hombres maltratados? ¿Los niños con gafas maltratados?”.
Pues sí. En el caso de que eso ocurriera, sin duda habría que hacer una ley para ello, para evitarlo. Una ley… y fomentar la educación para impedirlo. Pero el señor [sic] Espinosa de los Monteros debe de creer que solo las personas LGTBI que son conocidas y triunfan, las que están reconocidas socialmente, las que salen en la tele o son directivos de empresas, son las únicas que existen en España. Igual ignora que sigue existiendo mucha gente que no puede vivir su vida libremente por miedo. Miedo social, laboral, familiar… Sí, por miedo al rechazo. Y a una paliza que ponga en riesgo su vida. Mucha gente perseguida. A eso, además de homofobia, se le llama clasismo.
En fin, retratados quedan.