Bodas gays por San Valentín: Diego y Yosua, 'sí, quiero' en Galicia

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Celebramos nuestra boda un 1 de junio de 2017 a las seis de la tarde, y sin duda alguna, fue el mejor día de nuestra vida.

Nos casamos en el Pazo de Libunca, un lugar precioso situado a las afueras de Ferrol. Recuerdo las horas anteriores a la boda con la mayor crisis de nervios que os podáis imaginar, pero me daba igual, iba a casarme con el hombre al que quiero más que a mi vida.

Tuvimos una ceremonia preciosa con 200 invitados, en la que hubo muchas emociones, muchas miradas de complicidad; y sobre todo, estuvo cargada del respeto y amor que nos profesaban los invitados que allí estaban.

Una vez pasada la ceremonia, los nervios se fueron y todo empezó a fluir. Entramos en el convite por todo lo alto, poniendo un temazo de Juan Magán y brindando con Estrella Galicia. ¡Aún no habíamos empezado a comer y la gente ya estaba arribísima!

Una de las cosas más flipantes fue cuando, de repente, todo el mundo dejó de comer. Las casi 200 personas allí presente… ¡nos habían preparado un flashmob! En serio, muy impresionante.

Antes de abrir el baile, no pude evitar el leer unas palabras en alto. Estaba tan nervioso que no puedo acordarme al 100% de lo que dije, pero sí les hice saber una cosa: que no se pueden cerrar puertas al amor y a la libertad, que un corazón elije latir por quien le da la real gana, que caer en el clasismo solo nos hace retroceder. Creo que hay una cosa que está por encima de todo esto, y es el RESPETO.

Eso es lo primero que tiene que aprender un ser humano para llegar a ser un humano. No recuerdo mucho más, pero recuerdo ver a todo el mundo aplaudiendo.

Una vez dicho esto, abrimos el baile, acompañado de barra libre, y os podéis imaginar… No es porque fuera mi boda, pero fue de las más destroyer que he visto. Muchas risas, bailes, música hasta bien entrada la madrugada, y el día también…

Para nosotros, la mejor experiencia de nuestra vida.