El Festival de Cine de Venecia ha decidido otorgar el León de Oro 2019 a Pedro Almodóvar en reconocimiento a toda su trayectoria. El director y guionista recogerá su galardón en la 76ª edición del festival, que se celebrará del 28 de agosto al 7 de septiembre.
Es evidente que Dolor y gloria aún tiene que darle muchas alegrías a Almodóvar, porque es sin lugar a dudas una de sus grandes películas. Tras su paso por el festival de Cannes, donde Antonio Banderas fue reconocido como mejor actor, el anuncio de este León de Oro suena a gloria. Dado que la Palma de Oro que tanto ansía el director de momento no llega, Venecia ha decidido reconocer toda su trayectoria con su máximo galardón.
El hecho de que Pedro Almodóvar se desnude como lo hace en su película número veintiuno a través de la autoficción le ha acercado al público como hacía años que no conseguía. El director ha utilizado su vida como punto de partida de un film en donde funde de manera inspiradísima realidad y ficción, y supone una vuelta de tuerca más a su personal universo. Y a la vez, Dolor y gloria se convierte en el mejor cierre posible de una etapa artística. En ella confluyen elementos de muchas de sus películas más celebradas, y es también un catálogo –una especie de best of– de sus grandes virtudes como narrador.
A estas alturas, es incontestable que Almodóvar es uno de los grandes cineastas de la historia del séptimo arte. Su cine ha traspasado fronteras como pocos, y es de esos contados autores que pueden presumir de contar con un universo propio y reconocible, celebrado a lo largo y ancho del planeta. También es uno de los artistas LGTBI que han convertido su creación en espacio de libertad y visibilidad para el colectivo, y por ello ha sido también reverenciado, merecidamente, desde sus inicios.
Este León de Oro viene a certificar el impacto a todos los niveles de su obra, y hay que celebrarlo. En un año en que Pedro Almodóvar todavía tiene muchos premios que recoger gracias a Dolor y gloria, el reconocimiento del Festival de Venecia supone una muestra más de la veneración que genera el director, que vive un momento especialmente dulce. Abrirse en canal como lo ha hecho demuestra que compartir los anhelos, y también las debilidades, a través de una obra artística puede generar una empatía y una admiración que también se traducen en premios. Así lo ha hecho Almodóvar a lo largo de toda su filmografía, y ahora su dolor solo genera gloria.