Camille Vidal-Naquet, director de ‘Sauvage’: “No busco excitar al espectador”

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Impresiona Sauvage, el primer largometraje escrito y dirigido por Camille Vidal-Naquet, que algunos han descrito como un cruce entre el cine de Gus Van Sant y el de los hermanos Dardenne. En su película, protagonizado por un excelente Félix Maritaud –al que muchos recordarán de 120 pulsaciones por minuto– narra el (desolador) día a día de un chapero gay por las zonas de cruising y las calles de París.

En Sauvage, Vidal-Naquet muestra que la soledad de un trabajador sexual en la gran ciudad no tiene por qué diferenciarse –es más, no se diferencia– de la de cualquier otra persona cuya profesión quizá no sea tan marginal. Es una de las razones por las que Sauvage conecta tan bien con cualquier espectador. «Lo que más ilusión me hace es ver la estupenda trayectoria que está teniendo la película en circuitos comerciales. Para mí supone una victoria, porque pensaba que iba a tener un recorrido muy, muy limitado, dado el presupuesto que tuve y lo que cuento en ella».

 

Explica que lo que le llevó a contar esta historia no fue una cierta fascinación por la prostitución masculina gay. «Lo que me interesan son los seres humanos. Y considero la prostitución un trabajo como cualquier otro». Buscaba reflejar cómo se enfrentan sus personajes a la marginalidad, al abandono y a esa terrible soledad que es tan protagonista como Léo (Maritaud). «Sí me interesaba reflejar lo que supone que, para él, el contacto humano exija primero una transacción económica». Durante dos años se estuvo documentando, acompañando a miembros de una ONG que visita a gente que vive en la calle. «Porque es importante recalcar que no hablo de la prostitución masculina en general, sino de la callejera en concreto».

Visitó a menudo la zona del bosque de Bologne, uno de los contados epicentros que quedan en París donde ejercen con visibilidad total los chaperos. «Es curioso que esté tan cerca de mi casa, y que sea un área donde no existe ninguna regla social y trabajan absolutamente desprotegidos». Esas duras condiciones son las que ha querido reflejar en Sauvage. Aunque en la película, dibuja la ciudad como una jungla de asfalto donde el protagonista tiene más dificultades para moverse y sobrevivir que en el bosque en donde ofrece sus servicios. «Me parecía poético reflejar esa paz que le transmite la naturaleza porque, en cierto modo, es como un animal salvaje».

“Es más complicado actuar bien desnudo que vestido”

Desde la primera secuencia, vemos a Léo ejerciendo su trabajo y completamente desnudo. Sigue sin ser tan habitual ver desnudos frontales masculinos reflejados con naturalidad, y eso es algo que Vidal-Naquet reivindica en su película, donde los hay, y muchos. «Si buscaba mostrar la vida cotidiana de un trabajador del sexo callejero habría resultado ridículo evitar esos desnudos», afirma. «Es cierto que siguen existiendo reparos con los frontales masculinos, y me resulta ridículo». Y refuerza esa idea con una anécdota: «Recuerdo una exposición hace unos años en el Musée d’Orsay dedicada al desnudo masculino, y se formó un gran escándalo cuando se inauguró…». Cita a Paul Verhoeven como un gran pionero a la hora de mostrar desnudos masculinos en el cine. «Otra razón más por la que le considero un gran cineasta, y muy valiente».

También tuvo claro que quería evitar una mirada erótica tradicional al rodar secuencias de sexo. «Muestro al protagonista trabajando, no busco excitar al espectador, porque eso le distraería de lo que cuento», explica. Resulta interesante su enfoque: «Buscaba que se vieran con los mismos ojos las escenas que suceden en el bosque o en la calle que aquellas en las que se discute o se folla, por eso procuré que los actores se despegaran al máximo de sus cuerpos, que les diese igual si rodaban desnudos o vestidos. De hecho, es más complicado actuar bien desnudo que vestido…».

Fue un amigo actor quien le recomendó que viera a Félix Maritaud, entonces sin apenas experiencia en el cine, porque pensó que podía ser su protagonista perfecto. Efectivamente, en cuanto Camille le conoció y le hizo una prueba, le dio el papel. «Me sorprendió mucho lo instintivo que es, y que la vez controlaba perfectamente lo que hacía ante la cámara según mis indicaciones. Ver cómo se olvidaba de sí mismo cuando interpretaba me hizo ver enseguida lo gran actor que es». Que Meritaud tuviese un pasado en cine porno gay no influyó a la hora de elegirlo ni para bien ni para mal. «Lo sabía, y me daba exactamente igual», asegura. «Lo que me interesaba era su entrega incondicional, lo otro es un detalle sin relevancia alguna».

La libertad del protagonista para demostrar que lo que realmente busca en la vida es el afecto de otros es, para Vidal-Naquet, lo que le hace especial. «Lo que muchas personas ven como una debilidad, que se vea su necesidad de ser querido, para él es lo normal, y no se esconde. Ejerce su libertad para mostrar lo que siente en todo momento». En este mundo, en el que mucha gente busca en principio solo sexo por aplicaciones, cuando en realidad lo que desea es no estar solo y encontrar a alguien especial que le dé cariño, es cierto que Léo, dentro de su aparente ingenuidad, es más sincero en su manera de actuar. «Me siento realmente orgulloso de ver cómo el público conecta con el personaje, por eso estoy tan agradecido tanto a Félix como al resto del equipo con el que he trabajado», confiesa.

 

Mientras que su actor protagonista considera que hablar abiertamente de su sexualidad supone un acto político, el director Camille Vidal-Naquet apuesta por la actitud contraria, prefiere mantenerse reservado sobre su vida privada, incluida su orientación sexual. «No tiene ningún interés para el público», afirma con rotundidad. «No tengo problema en hablar de ello en mi cotidianeidad, pero como director no le veo sentido». Sí, él está aquí para hablar de Sauvage, y queda claro. «Me parece mucho más interesante generar un debate a partir de lo que planteo en la película, eso es lo importante».