Podemos decir que lo sabemos todo de ellos. Bueno, casi todo. Porque hasta ahora Alaska y Mario Vaquerizo no nos habían contado sus líos de camerino. Y ahora que van a tener camerinos propios durante toda la temporada en el Teatro Calderón, cuando estrenen La última tourné, se les presenta un otoño caliente. Tras el parón impuesto por el confinamiento, la vida cultural va recuperando su normalidad. Desde aquí tenemos que recordar muy alto y muy claro: #CulturaSegura.
La última tourné llegará al Calderón de Madrid el próximo 21 de octubre. «Es una maravilla que una obra como esta se estrene en Madrid y haga temporada, qué expresión tan bonita, y que la haga en el Calderón», nos dice Alaska. «Se presenta por todo lo grande el 21 de octubre en el teatro de las grandes vedettes, como nosotros», bromea Mario. Junto a ellos, la gran Bibiana Fernández, Manuel Bandera, Marisol Muriel y Cayetano Fernández. «¡Estoy deseando ver la marquesina con mi silueta!», exclama.
Esto promete. Esta comedia musical de Félix Sabroso narra la última tourné que hace una compañía de revista justo cuando el género empezaba a declinar. Los tiempos cambiaban y ‘la revista’ comenzaba a perder a su público. Es un género en el que las rivalidades entre las vedettes estaban a la orden del día. Y el mejor reflejo de una actriz de revista, su personalidad, se veía en en su camerino como en ningún otro sitio. Lo que pasaba en los camerinos, se quedaba en los camerinos…
Y justo ahí es donde queremos llegar. ¿Cómo van a ser esos camerinos de Alaska y Mario? «Los camerinos son como una segunda casa. Yo ya estoy pensando en lo que voy a hacer: todas las tardes, en vez de ir a la oficina, voy a ir al Calderón. Paseando por la Puerta del Sol…», nos dice Mario, cuando lo interrumpe Alaska y… comienza ‘la guerra de camerinos’: «Yo me iré antes. Soy muy de ir pronto». «Ella es que es rara; a ella le gusta estar pronto. ¿Cuántas casas vas a tener entonces en el centro de Madrid? Porque si vas a estar toda la tarde en el camerino…», le espeta Mario.
Le recordamos a Alaska que su primera entrevista para Shangay la hizo, precisamente, en el camerino de Morocco en 1997: «¡Es verdad!. Y luego, en la oficina que hacía las veces de camerino del Stella, pasaron muchas cosas en el Shangay Tea Dance… El camerino es un lugar muy importante. Cuando vas a esas discotecas que no tienen camerino… malo. Es otro género, otro mundo. ¡Un local tiene que tener camerino! Sea lo que sea».
«Los camerinos pueden ser como el de los hermanos Marx, de locura, pero también hay muchos momentos de reflexión, de estar solo», nos dice Mario. «De recibir a las amigas, de estampitas de santos (Alaska); agua de Lourdes, en mi caso (Mario)». «Cuando empezamos con la primera obra, como estábamos en el cine Capitol no había camerinos para todos. Teníamos un espacio en común. Mario y yo empezamos a hacer teatro compartiendo camerinos con todos, y nos parecía maravilloso. Pero ahora que los tenemos ya individuales, en la parte de gira que hemos hecho…», afirma Alaska.
Una vez que han probado la intimidad… “La vida en los camerinos nos gusta mucho, pero cada uno en su casa, y Dios en la de todos. Todos estamos juntos, pero cuando llega el momento, cada uno en su casa porque no todos tenemos siempre buenos días y buenas noches. Cada maricón en su mundo«, sentencia Mario.
Está claro, una vedette no es una vedette de verdad si no marca su territorio. Y el primer sitio en el que hay que hacerlo es sin duda en el camerino. Empieza la guerra…
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