A Jedet la conocemos mucho. Si la sigues en redes sociales, lees sus libros y estás al tanto de su variada carrera artística, quizá más de lo que ella piensa. Ahora la descubrimos siendo físicamente una Jedet más cercana a la que ella siempre ha querido ser.
Desde que se convirtió en una persona popular, Jedet, de 27 años, decidió compartir mucho de sí misma, consciente de que no se puede gustar a todo el mundo pero decidida a mostrarse siempre tal y como es, también con sus miedos e inseguridades. «Hay quien cree que soy un zorra, cuando en realidad soy una cachorrilla«, nos confesó en nuestra más reciente entrevista. Una cachorrilla consecuente, porque desde que decidió iniciar públicamente su transición la vamos acompañando, vía redes sociales, en ese camino que tuvo que frenar, de manera inesperada, cuando apareció el coronavirus en nuestra realidad.
El 20 de septiembre la veremos por fin en Veneno, porque su primera aparición será en el tercer capítulo que se estrena ese día en Atresplayer Premium. Una serie que le ha dado muchas alegrías, y también confianza al reafirmarse en su necesidad de llegar a ser la Jedet que siempre ha soñado. Aunque nos reconoció que el inevitable parón en el rodaje, que trastocó sus planes, también le llevó a agobiarse. «Llevo en el proyecto mucho tiempo», nos dijo, «tenía que haber terminado en abril, y tengo una vida que atender también, que se para cada vez que grabo. En mayo me iba a operar, para después recuperarme y pasar el verano tranquila con mis amigas, y al final es que no desconecto nunca».
Finalmente, logró desconectar el pasado julio, cuando por fin se pudo someter a la operación de feminización facial y aumento de pecho que tenía programada desde hacía mucho. Nada más terminar la intervención, compartió una foto, vendada e hinchada, con el texto: «Parezco un pez globo pero estoy viva y muy feliz«.
Ayer descubrimos a la nueva Jedet con una foto que ha compartido en que aparece radiante. «Hola, por fin soy Jedet, encantada de conoceros […]. Es un alivio mirarme al espejo y sentirme feliz«. Es de una enorme valentía que haya decidido vivir su transición como lo hace, de cara al público, totalmente expuesta en un mundo en que todes se creen con el derecho de opinar y criticar. «Es guay dejarlo ahí publicado, porque en este caso sí creo que mi experiencia puede ayudar a alguien. Es una experiencia vital por la que pasamos muchas personas, y de la que no hay demasiada información. Y puede que mi historia ayude a una niña que me sigue en un pueblo. Así que me hace ilusión compartirlo, siempre que sea bajo mis términos y mis tiempos», declaró.
Aún así, combatiendo el proceso a su manera, no ha podido dejar de sentirse dolida por ciertos comentarios que ha recibido en cuanto se ha mostrado al mundo tal cual es ahora. ¿Quiénes son esos haters? Ni merece la pena saberlo, porque es evidente que tras esos perfiles en los que la insultan para intentar minar su autoconfianza se esconden personas, sin duda LGTBIfobas, que no merecen la pena.
https://twitter.com/lajedet7/status/1298009025364320257?s=20
Así lo ha escrito Jedet en Twitter: «Tuve un día horrible la verdad, exponerme a las críticas después de 12 horas de quirófano y un mes de recuperación no ha sido fácil. Podría ir de “me la suda, me siento divina y no me afectan las críticas” pero es mentira. Bastante duro es pasar por una transición como para luego tener que leer comentarios crueles. Ojalá esas personas supieran que se siente al pasar por un proceso como este, no tendrían narices para escribir una burla o un insulto. Gracias a quienes me habéis puesto cosas bonitas que sois el 99% y a ese 1% … me apiado de vosotros debe ser muy duro estar tan podrido por dentro».
Sí, Jedet reconoce que las críticas, por pocas que hayan sido, le han dolido. De igual manera que reconoce que su transición, aunque soñada, no está resultando fácil. Que sea capaz de compartir lo que siente así, sin edulcorarlo, se agradece. Porque no es tan habitual ver a una influencer compartir su verdad sin maquillarla. Jedet sí, aparece divinamente maquillada en su primera imagen tras pasar por el quirófano, pero nos recuerda cuando escribe que un solo insulto tránsfobo duele. Y sigue haciéndolo.
Le deseamos lo mejor en esta nueva etapa. En esta transición que vive con una ventana abierta desde la que nos permite saber cómo se transita por una vida que, como la de todes, exige una constante evolución, aunque no todo el mundo tenga el valor, o el apoyo, para aceptarla como la siente.