Juan Avellaneda: "Lo más sexy del mundo es la seguridad en uno mismo"

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Septiembre en Madrid. Mes de regresos, de reencuentros, de incertidumbres. Todas y todos estamos aprendiendo a vivir en esta cotidianidad que nos resulta extraña y familiar a partes iguales.

No solo nuestros hábitos se han adaptado a las medidas sanitarias de seguridad, también nuestra forma de vestir, de arreglarlos, cuidarnos… El ejemplo más evidente lo encontramos en las obligatorias mascarillas.

“Yo me lo tomo como algo positivo, es un accesorio más. Sería ridículo que no aceptara que son incómodas y no estamos habituados, pero si estas son las normas del juego…, pues vamos a jugar y darle un poco más de gracia”, nos explica el diseñador Juan Avellaneda, que ha lanzado una serie de mascarillas con estampados.

Con él nos hemos reunido en el primer reportaje que realizamos tras el confinamiento. Una sesión de fotos en la que se hacen evidentes todas estas nuevas costumbres. Prudencia, mascarillas, gel hidroalcohólico, distancia… El después de un añorado antes que Avellaneda viste de calma y cierto optimismo. “Vivamos un poco más relajados. Tenemos que llevar cuidado pero estar más tranquilos”. Aunque no niega lo complicado de la situación. “Es evidente que va a haber una crisis económica importante y mundial”.

Es momento de reinventarse y buscar diferentes vías para adaptarse al nuevo escenario que se nos plantea. El diseñador lo hizo durante el confinamiento, cuando ideó maneras de seguir adelante con su firma. “El sistema de la moda está totalmente obsoleto. O le damos un giro a todo o no tiene ningún sentido. No entiendo que las firmas pequeñas presenten una colección con cuarenta modelos. Es mejor diseñar poco y bien, e ir enseñando novedades cada poco tiempo. Hay que comunicarse de otra forma con el consumidor”. De hecho, una de las características de su negocio es el valor que le da a la mirada del cliente, “porque al final yo compro así”.

Esta apuesta por romper con lo establecido en el mundo de la moda es una idea que Avellaneda ya mantenía antes de la crisis del coronavirus, pero la necesidad de una transformación en el sector se ha hecho aún mayor tras ella. “La industria de la moda no quiere aceptar que necesita un cambio. Intenta mantenerse como estaba, dando un pequeño giro digital que no es real. Seguir como antes y poner una cámara delante no es digitalizar. Hay que ir mucho más allá”.

La adaptación a los tiempos que corren no solo es económica e industrial. Como ha ocurrido en otras grandes crisis de nuestra historia –“en todas las guerras ha cambiado la forma de vestir, y este es otro tipo de guerra”–, la moda también se está viendo afectada a nivel creativo por nuestros nuevos modos de vida. “Vamos hacia una tendencia que no me gusta. Se va a vestir ropa mucho más cómoda, y a mí el chándal me parece horroroso”, dice entre miedo y risas. “También creo que las americanas y las corbatas van a morir, porque son las únicas prendas en un hombre que no se lavan a diario”.

Cambios hacia lo práctico que guardan estrecha relación con lo que Avellaneda percibe que está ocurriendo a nivel social. “Estoy viendo migración de la gente hacia zonas más rurales”, explica. “Llevábamos un ritmo de vida frenético, y esta torta nos ha hecho tomar consciencia de que no tiene ningún sentido vivir así. Yo admito que soy workaholic porque mi trabajo es mi pasión, pero hay que tener momentos de autorreflexión, sobre todo en la parte creativa. Necesitamos obligarnos a perder el tiempo porque así afloran las ideas”.

Precisamente fue bajo estas pautas como surgió la nueva colección de joyería del diseñador. “Durante el confinamiento opté por buscar oportunidades. Los talleres de joyería no suelen hacer caso a una firma pequeña como la mía porque producimos menos cantidad que las grandes marcas, pero durante esos meses pude hacerlo porque apenas había producción. Lancé la línea y ahora los talleres de joyería no me ponen ningún problema porque funciona”.

Dar continuidad a esta línea de joyas es uno de los proyectos que el catalán tiene pendientes, entre los que encontramos alguna novedad. “Llevo tiempo con la obsesión de hacer algo de interiorismo. Voy a empezar con una colección de perfumes para el hogar, para que te sientas bien en casa. Ya he hecho alguna colección textil, también de papel pintado, algo de muebles… Yo no estudié moda, sino dirección creativa, y creo que cualquier diseñador tiene que diseñar su mundo. Si solo creas vestuario te quedas cojo, quiero enseñar mi universo y que la gente pueda adaptarlo al suyo”.

Estos nuevos caminos creativos de su firma los compaginará con sus intervenciones en diferentes programas de televisión, medio en el que se mueve como pez en el agua. “Yo en la televisión entré por error. Comencé en Cámbiame para sustituir a una persona y al final estuve mucho tiempo. Es un medio que me gusta y me divierte. Me pone muchísimo un directo porque tienes que ser rápido, te exige e intentas mejorar contigo mismo”.

Aunque confiesa que no todos a su alrededor vieron con buenos ojos su primera incursión dos años atrás. “Me he encontrado con vetos en revistas, porque un diseñador no puede salir en televisión. Sobre todo en algunas cadenas que no son amigables con ciertas revistas elitistas, pero a mí me apetecía y me divertía hacerlo”. No solo no le ha perjudicado esta faceta, sino todo lo contrario. “Aquello lo cambió todo, y a partir de ahí interesaba que fuera a todo. Yo creo que tienes que ser muy fiel con lo que te diga tu interior”, sentencia. “La figura del diseñador que está por encima del bien y el mal no me gusta. La gente tiene que comprar tu ropa, no puedes ser una diva, no entiendo esa actitud en la vida. Yo tengo una perspectiva más sincera, no es una pose”.

Fue en un programa de televisión donde el público pudo conocer su cara más personal. Se trata del talent show culinario Masterchef Celebrity. Una experiencia que recuerda con mucho cariño. “El proceso mental que tienes de niño cuando aprendes algo de cero es muy difícil revivirlo de adulto, y Masterchef para mí fue un poco eso. No tenía ni idea de cocinar, era totalmente virgen, y eso me ayudó a abrir la mente otra vez”.

Si tuviera que quedarse con algo de ese programa, lo tiene claro. “Con una de mis mejores amigas, Tamara Falcó”. La que fuera su compañera y ganadora de su edición del programa también ha visto cómo su imagen pública ha dado un giro hacia la cercanía tras su emisión. “Los espectadores conocían la cara que la prensa había mostrado de ella. Pero en un programa tan largo se ha podido mostrar como es. Masterchef saca a la persona, para bien y para mal, y a ambos nos ha venido bien”.

Juan Avellaneda sabe lo importante que es la imagen y cómo afecta a nuestra vida. De hecho, de eso trata su libro Poténciate. “Hay que hacer un ejercicio de autoaceptación con uno mismo, y cada vez que te sale un pensamiento negativo hacia ti mismo, saber que surge porque estás intentando compararte con un canon que tú mismo te has puesto”.

Y da ciertos consejos para avanzar en ese a veces complicado proceso. “Hay que potenciar lo que te gusta de tu cuerpo, jugar con tus puntos fuertes. Lo más sexy del mundo es la seguridad en uno mismo. Estar bien contigo mismo es maravilloso”.

Desgraciadamente, el físico sigue siendo motivo de insulto, bullying, comparativas y problemas de inseguridad. “Decir que es un tema superado es una pose. Es como cuando alguien dice que no entiende que se celebre el Orgullo LGTBI porque está todo conseguido”, dice crítico. “Sigue habiendo agresiones homófobas. Yo he sufrido varios episodios homófobos que he hecho públicos para que otros chicos y chicas vieran que eso también nos ocurre a nosotros y en las grandes ciudades. Hay que seguir luchando, y si te agreden, denunciarlo y seguir adelante. No te puedes hacer pequeño”.

¿La asignatura pendiente para poner fin a este problema? Él lo tiene claro. “La educación. Si en la escuela te enseñasen que hay diferentes tipos de familia o de relaciones, todo sería diferente. Pero tenemos una educación cristiana que no nos quitamos de encima. En casa también hay que hablar. El mayor acto de amor que se puede tener con un hijo es comprenderlo y no reprimir lo que siente”.

Como personaje público, el diseñador siente la responsabilidad de mostrar ciertos aspectos de su vida privada para dar visibilidad al colectivo LGTBI. “Tengo que ser sincero con el público, y explicar que mi pareja es un hombre, y no pasa nada. Naturalizarlo todo y vivir de una forma normal”.

Una manera de hablar de la homosexualidad muy diferente a la que han seguido otras celebrities como el cantante Pablo Alborán, quien hace unos meses salió del armario a través de un vídeo que compartió en sus redes sociales. “Cada uno se libera de esas cosas de la manera que necesita, sin intentar contentar a todo el mundo. Hay una frase que me marcó y me gusta mucho: ‘Satisfácete a ti mismo, y al menos sabrás que tienes a alguien contento”.