Levi’s acaba de lanzar una nueva edición de su campaña Circles, que representa a la perfección el deseo que muches tenemos a día de hoy. Es una marca que siempre ha visibilizado su compromiso con la inclusión, y pocas cosas nos representan mejor que su nuevo claim: “Un día, muy pronto, volveremos a bailar juntos”. Un artista como Gitano del Futuro lo defiende al cien por cien.
Gitano del Futuro es uno de los cinco rostros que Levi’s ha elegido para lanzar esta campaña, en la que han querido apostar por jóvenes talentos nacionales que representan la unidad y la diferencia, que invitan a dialogar en torno al concepto del baile, que nos sirve a la vez para reafirmar la individualidad de cada persona y sentirnos parte de una comunidad. Hanan Midan, Alba Parejo, Milo Hammid, Helena Maroto y Gitano del Futuro dan la cara por esta defensa a ultranza del deseo de bailar juntos muy pronto.
Gitano del Futuro, a sus 25 años, está encantado de formar parte de esta campaña. “Tiene un mensaje superpositivo, que me representa totalmente. Porque tengo muchas ganas, real, de que volvamos a estar todos juntos bailando. Y no solo en una discoteca; en un parque o donde sea, por todo lo que conlleva ese sentimiento. Para mí, el baile es, literalmente, mi vida”. Artista polifacético donde los haya (bailarín, cantante, productor, DJ), afirma que el baile es algo que ha llevado dentro desde que tiene uso de razón. “Desde muy pequeño decía eso de ‘yo quiero ser artista’. Y me refería principalmente al deseo de querer bailar. Era muy fan de Rihanna, y soñaba con bailar en una gira con ella. Al cabo de los años, me di cuenta de que lo que realmente quería era ser Rihanna”, confiesa entre risas.
«Me gusta descolocar a la gente, soy un pájaro libre»
Baila todo lo que puede, pero su proyecto artístico va más allá. “Es como un Picasso: un cuadro total en constante transformación, como soy yo”. Asegura que cuando le preguntan qué es exactamente, Gitano del Futuro no sabe ni explicarlo. “Me considero un performer, y me encanta mezclar cosas: bailo y canto, pero también disfruto montando un show sobre el escenario, con bien de drama y un pelucón”. Recuerda que fue cuando se hizo club kid, a los 18 años, cuando empezó realmente a encontrarse a sí mismo. “Esa transición de chico normal a club kid me permitió sacar lo que siempre he llevado dentro. Esa etapa fue la más importante de mi vida”, asegura. “Vivimos en una sociedad en la que te dicen que si eres hombre no te puedes poner una peluca; que el maquillaje hay que usarlo de una manera concreta… Pues deconstruí todo eso, y me vi feliz de ser una circa”.
Esa deconstrucción le ayudó a comenzar una constante en su trayectoria: la puesta por la indefinición en cuanto a género en función del proyecto que realiza. Y no solo de género, porque Gitano del Futuro huye de cualquier etiqueta. “Al ser gitano y vivir desde siempre con unas raíces distintas a la mayoría, siempre he estado buscando mi camino”, explica. Se identifica con la etiqueta queer, según explica, pero con matices. “Me considero un artista queer porque pertenezco a la escena y tengo su apoyo, pero me gusta integrarme en cualquier ámbito, y no quiero encasillarme en un único mundo. Creo en la diversidad cultural, y odio las etiquetas desde pequeño, no me gustan ni relacionadas con la sexualidad ni con ninguna otra faceta mía. Que por ponerme una peluca me vean queer, o por llevar unas determinadas zapatillas me digan que soy trapero, no. Que nos dejen fluir a nuestra manera”.
«Que por ponerme una peluca me vean queer, o por llevar unas determinadas zapatillas me digan trapero, no»
Con su nombre artístico ya marca una diferencia atrevida, y seguramente habrá gente a quien le incomode. Gitano del Futuro asegura que en ningún caso buscaba que su nombre resultara agresivo, o que pudiera causarle problemas con personas de la comunidad. “Lo que busco visibilizar es, que aunque tengas raíces que provienen de una cultura muy cerrada, puedes ser siempre lo que realmente quieras. De ahí mi nombre: sí, soy gitano, y sí, soy del futuro, porque me considero avanzado”. Y el baile, que siempre ha servido para celebrar la diferencia, es su principal herramienta de expresión. “Siempre me ha ayudado a expresarme y liberarme. Durante la cuarentena, cuando estaba superdeprimido, me ponía delante del espejo y me pasaba horas bailando en la habitación; sin ningún fin, solo para sentirme bien. No me puedo imaginar la vida sin la música y el baile”.
Tampoco puede imaginarse sin estar continuamente tramando nuevos proyectos. Y asegura que va a sorprender con los cambios que va a dar a su estilo. “Si hasta ahora era un cuadro, a partir de ahora seré una pintura rupestre”, dice entre risas. “Y a nivel de imagen, también voy a seguir variando. Porque unos días me siento bakala; otros, una pija; otros, una chonaka; otros, una moderna de Berlín… Me gusta ir variando, igual que con la música o con mi forma de ser. Me gusta que la gente que piensa que soy una fuerta se descoloque también; soy un pájaro libre”.