Joe Biden se convierte hoy, 20 de enero, oficialmente en el nuevo presidente de Estados Unidos. Una jornada histórica para un proyecto de gobierno que no deja de demostrar su talante aperturista y su deseo de luchar por la igualdad y la visibilidad de sus ciudadanos, como vuelve a demostrar con su apuesta por Rachel Levine.
Si Kamala Harris ya ha hecho historia al ser la primera vicepresidenta de Estados Unidos, la noticia de la nominación, por parte de Joe Biden, de la doctora Rachel Levine, una mujer trans, como vicesecretaria de Salud en el Departamento de Salud y Servicios Humanos se ha viralizado por todo lo que supone. Y es que, de ser confirmada, Levine sería la primera funcionaria federal trans confirmada por el Senado.
En la actualidad, Rachel Levine es secretaria de Salud de Pensilvania, y una figura básica en la lucha contra la COVID-19 en dicho estado. Ayer, el presidente –aún– electo Joe Biden anunció que nombrará a Rachel Levine, de 64 años, como su subsecretaria de Salud. Parece claro que el Senado aprobará dicho nombramiento, de manera que la visibilidad trans se marcará un nuevo tanto en Estados Unidos.
Será una nueva muestra de cómo Biden quiere borrar la negra sombra que ha dejado Donald Trump en su manera de combatir el coronavirus en su país, auténticamente desastrosa, como demuestran los números. Una elección histórica, tal y como la ha calificado el propio Joe Biden, argumentando que la experiencia de la doctora Levine en la lucha contra la pandemia en su estado es motivo de peso para que ocupe este cargo.
Si Biden prometió en su campaña que se rodearía de un equipo de expertos que representara la diversidad de Estados Unidos, lo está cumpliendo con hechos irrefutables. «La Dra. Rachel Levine aportará el liderazgo constante y la experiencia esencial que necesitamos para que las personas superen esta pandemia», ha declarado en un comunicado, «sin importar dónde vivan, la raza, la religión, la orientación sexual, la identidad de género o discapacidad”. Un nuevo paso adelante.