Decir Tico Medina es recordar la infancia de muchos de nosotros. Cuando había una sola televisión, su programa 300 millones llegaba a todas nuestras casas. Y esa imagen del periodista granadino quedará para siempre en nuestra retina.
Con Tico Medina se va un periodismo elegante, que trataba a los famosos de tú a tú. Una leyenda, un icono, un referente de la profesión para muchos de los que nos dedicamos a ella. Las memorias de Lola Flores, En carne viva, es obra de referencia en la historia del star system patrio.
Tenía 85 años, y los últimos meses había estado muy delicado de salud. Nos dejó en Madrid la noche del domingo 4 al lunes 5 de julio tras una larga carrera en la que consiguió casi todo: Premio Ondas, Medalla del Mérito al Trabajo, Antena de Oro, ser Académico de las Buenas Letras de Granada…
Desde que a mediados del pasado siglo XX comenzó en televisión, tocó todos los palos de esta profesión. Desde ser guionista de cine hasta corresponsal de guerra; escribió más de veinte libros, colaboró en la radio (medio en el que seguía trabajando hasta su fallecimiento), entrevistó al Che Guevara, a Pablo VI, a los Beatles (en la foto, con John Lennon) a reyes, reinas y princesas… Sus columnas en la revista ¡Hola! crearon escuela.
Años más tarde, programas como Extra Rosa o Con T de tarde quisieron recuperar con él un glamour en la crónica social que ya estaba condenado a desaparecer.
Tico no solo creó una escuela de periodismo en los medios. De sus cuatro hijos dos, Tico e Ignacio, continúan hoy en la profesión. La saga continúa. Descanse en paz un grande: Tico, te debemos mucho. Gracias.