Cuando nadie lo esperaba, Sondra Radvanovsky levantó la noche. Regresa Tosca al Teatro Real para cerrar la que ha sido, sin duda, la temporada más importante de la nueva etapa del coliseo. Tras un primer acto en el que Luisotti desde el foso parecía empeñado en silenciar a los cantantes, todo se recondujo en el segundo con el Vissi d’arte de la soprano estadounidense y su inesperado bis. A partir de ahí todo cambió.
Vamos por partes. Después varias reposiciones de la impactante producción de Nuria Espert (uno de los montajes más amortizados de la casa), llega ahora en la visión de Paco Azorín en esta puesta en escena de la ópera de Puccini procedente del Liceo y el Teatro de La Maestranza de Sevilla. Y aterriza en Madrid con un triple reparto de campanillas que es el sueño de cualquier aficionado. Pero también la pesadilla.
Sondra Radvanovsky, Maria Agresta y Anna Netrebko se alternan en el rol titular de Floria Tosca. Joseph Calleja, Michael Fabiano y Jonas Kaufmann lo hacen como Cavaradossi [a Yusif Eyvazof no hace falta mencionarlo, porque ya sabemos que es el impuesto revolucionario que hay que pagar por tener a la Netrebko; cosas de divas], y Carlos Álvarez, Georg Hakobyan y Luca Salsi serán Scarpia en las dieciséis funciones que se podrán ver hasta el 24 de julio.
Lo dicho: un sueño para los aficionados. Pero también una pesadilla, porque para poder disfrutar de tanto grande de la ópera hay que hacer encaje de bolillos y comprar varias entradas. Mínimo tres para sacarle todo el partido a esta Tosca.
Sondra Radvanovsky , Floria Tosca en el primero de los tres espectaculares repartos, bisó el aria más famosa de la ópera, Vissi d’arte.
La puesta en escena que plantea Azorín es tan espectacular como, a veces, innecesaria. Muestra todas las tripas del teatro con los cambios de decorado a telón subido, y se ven las posibilidades que ofrece el impresionante escenario del Real. Y eso gusta mucho. Pero también es vacía, porque pese a esa grandiosidad, el regista usa el recurso de que ‘no haya nada en escena mientras pasas cosas que sí necesitan atrezzo‘. Ese ‘síndrome de escenario vacío’ en el que solo hay una silla como recurso para todo. Por poner un ejemplo, no hay ni una mesa donde Tosca pueda coger la daga con la que va a matar a Scarpia.
Pero, ante estos problemas, las soluciones: una figurante que se pasea desnuda por escena durante gran parte de la ópera, lo mismo sirve para representar la lujuria de la curia vaticana que para darle el cuchillo a la protagonista tras cantar (y bisar, en este caso) su aria cumbre. Otra anécdota: la Radvanovsky canta Vissi d’arte tirada en el suelo. Cuando el público le pidió el bis, y Nicola Luisotti se lo autorizó, tuvo que arrastrarse por escena hasta el punto de partida para cantarlo de nuevo. Desde las alturas alguien le gritó: «Ahora, ¡de pie!». Cosas (maravillosas) que pasan en la ópera.
Como decimos, los tres repartos tienen tres sopranos de altura. Tres (muy) grandes. Ahora surgen las dudas… ¿Cantará la Netrebko tirada en el suelo? ¿Subirá a los imposibles tejados del Castel San’Angelo de este montaje antes de recitar O Scarpia, avante a Dio! y suicidarse? Y, sobre todo, ¿intentarán tanto ella como María Agresta bisar en sus respectivas funciones?
El diseñador Ulises Mérida ha hecho los tres vestidos de Floria Tosca (el resto de los figurines son de Isidre Prunés) en exclusiva para estas representaciones del Real, un plus añadido para un papel que se presta a ello. Se recupera así una tradición que parecía perdida con las grandes divas (Van Cleef&Arpels hizo las joyas en exclusiva para Angela Gheorghiu cuando debutó en este papel en el Covent Garden).
Tras su rotundo éxito en Viva la mamma el mes pasado, Carlos Álvarez vuelve como Scarpia en el primero de los repartos de Tosca. El barítono malagueño es la estrella del fin de temporada del Teatro Real.
Los otros dos grandes triunfadores fueron Carlos Álvarez y Joseph Calleja. Con Scarpia, el barítono vuelve a su rol habitual tras su maravilloso papel travesti en Viva la mamma del título anterior del Real que estrenó el pasado junio. Una vez más, el malagueño vuelve a demostrar porqué es tan, tan, tan grande. Calleja, por su parte, una vez superados los decibelios del primer acto, canta un Cavaradossi de los que dan ganas de volver a escuchar. Un reparto de altura para cerrar una temporada que ha puesto al Real de Madrid como estandarte de la lírica mundial.
Un momento del montaje de Paco Azorín con Sondra Radvanovsky (Floria Tosca) y Joseph Calleja (Mario Cavaradossi) que se acaba de estrenar en el Teatro Real [Fotos: Javier del Real]
El coro del Real, Coro Intermezzo, una vez más, impecable y rotundo. Eso tampoco es noticia. Los pequeños cantores de la JORCAM se llevaron su más que merecida ovación, pese a que el tedeum que cierra el primer acto, y en el que tienen su momento estelar, esté más que deslucido con una propuesta que no se entiende muy bien con un Scarpia en pleno brote de locura.
El Real cierra una temporada de antología con una noche de estreno que promete mucho. Una première de la que todos salimos contentos. Gran ovación a todos los cantantes. Y lo que nos queda por ver y escuchar. Estos tres repartos vuelven a poner a Madrid en el primer puesto de la lírica mundial. Y todo en dieciséis días… ¡Abróchense los cinturones, que van a ser varias noches movidas!
Joseph Calleja es Mario Cavaradossi en el reparto de estreno.