Ya está en cines una película que es toda una rara avis, El fantasma de la sauna, un musical ambientado en –efectivamente– una sauna gay, y que supone el debut en el largometraje del almeriense Luis Navarrete. Con él y con el autor de su banda sonora, Ramón Grau, hemos charlado para conocer más detalles sobre este original proyecto.
Esta peculiar, y muy mariquita, adaptación libre de El fantasma de la ópera –que solo ha servido como inspiración, dado que es un guion 100% original, y su música, también– cuenta la historia del joven y desempleado Javi (Néstor Goenaga), que llega a la Sauna Popular con la intención de conseguir trabajo y poder así ahorrar para cumplir su sueño: ser cantante. El negocio está en horas bajas y Asun (Antonia San Juan), la dueña, decide acogerlo a cambio de ayuda. Pronto Javi se da cuenta de que todos esconden oscuros secretos. El mayor de ellos, el llamado fantasma de la sauna (Martín Spínola), un misterioso hombre que vive en los conductos de ventilación, y del que acaba enamorándose.
Han pasado tres años desde que Luis Navarrete comenzó a escribir el guion de El fantasma de la sauna, y todavía no termina de creerse que ya sea una realidad. Sin duda, era un idea un tanto loca, pero el guionista y director apostó por ella. Y al ser un musical tuvo claro que su banda sonora sería fundamental, así que no dudó en encargársela a su amigo Ramón Grau. «Luis me contó la idea hace dos años», recuerda. «Como nos conocemos hace años, ya tenía claras sus referencias estéticas a nivel musical, y tuve claro desde el principio que podría salir algo muy original«.
Desde luego, sorprende que una película ambientada en un ambiente sórdido cuente con una banda sonora que es todo lo contrario, y que, además de la parte orquestal, incluye canciones pop. «Queríamos darle verdad a la historia también a través de la música», explica Grau. «Porque lo sórdido suele tener una connotación moral, siempre negativa. Y se pueden contar cosas positivas en una sauna, como en este caso». Luis Navarrete decidió, junto a su coguionista –y coprotagonista– Martín Spinola, ambientarla en una sauna porque les pareció «un lugar misterioso», y desde el principio tuvieron claro que lo tratarían con absoluta normalidad, «porque no hay nada que esconder allí«.
¿Hizo Luis trabajo de campo en saunas para escribir? No puede evitar reír ante la pregunta. «No para la película, pero he estado un par de veces… ¿De dónde iba a salir la inspiración si no?», dice aún riendo. «Cuando Martín [Spínola] sugirió que ambientáramos la historia en una sauna gay, sin duda me vinieron a la mente imágenes de lo que había visto cuando fui», explica. «Porque siempre me ha llamado la atención lo laberínticas que son, la piedra de las paredes… Las saunas me parecen sitios súper románticos y misteriosos«.
De ahí que para él tuviese todo el sentido contar una historia de amor clásica en ese ambiente. «Es que puede surgir cualquier cosa. Obviamente, hay muchos hombres que solo van buscando sexo, y eso también lo quise reflejar». Pero quien espere encontrar sexo explícito y morbo, se equivoca de película. «Si la película me lo hubiese pedido, no habría tenido problema en mostrar sexo», dice, «pero no era lo que buscaba reflejar. Quizá en la siguiente…».
Juegan un papel relevante en la película Supremme De Luxe, Pupi Poisson y Tavi Gallart. Y llama la atención el hecho de que la rodaran antes del boom de Drag Race España. «Ha sido muy fuerte. Ya había trabajado con ellas en mis cortos, y la propuesta surgió de la manera más humilde. La demo de Frágil, la primera canción, se grabó en enero de 2020, imagínate». Ramón añade: «Trabajaron en todo momento a favor del proyecto. Y es que la relación venía de lejos, Tavi y Pupi estuvieron en el primer corto de Luis, Sazóname, y Supremme, en Queridísimo papá. Son compañeras de equipo de primera».
El fantasma de la sauna apuesta abiertamente por la visibilidad LGTBI, y es algo que para su director resultaba fundamental desde el minuto uno. «Es lo que queríamos. Y esa visibilidad está clara ya desde el elenco, de lo más diverso«, explica Navarrete. «Además, queríamos descontextualizar la historia de amor que contamos. Porque en muchas ocasiones, cuando ser muestra la historia de amor entre dos chicos, la viven enfrentándose a una homofobia externa. En este caso hemos querido contarla sin ese componente, con absoluta naturalidad y normalidad». Y Grau añade: «Queremos que el público vaya a entretenerse, a soñar, a reírse y a escuchar canciones. Como quien ve Moulin Rouge«.
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