Lali a secas es la cantante. Lali Espósito, la actriz. Cuando quedamos con ella en las oficinas de Sony Music en Madrid, descubrimos que es una persona con una espontaneidad y un sentido del humor que te atrapa al segundo.
Por mucho que uno de sus últimos singles lo haya titulado Diva, no hay en la Lali de a pie un ápice de tal. Comunicativa y curiosa, la polifacética artista argentina, que se encuentra en nuestro país grabando la tercera temporada de Sky Rojo, tiene muchas ganas de hablar no solo de su música y sus proyectos interpretativos, y cualquier tema que surge y le interesa la lleva a apasionarse.
Aparece Lali Espósito recién maqueada para una jornada que se prevé de intensa promoción. Es primera hora de la mañana pero ya va impecable. «Aquí estoy, sencilla», bromea. «Voy a bajar al chino, ¿te subo algo?». Imposible no reírse.
Le comento que la veo un poco travesti también. «Es lo mío», confirma entre risas. «En otra vida fui travesti, seguro. Empatizo muchísimo con ese mundo», continúa Lali. «He visto a muchas travestis imitarme en Argentina. Incluso se organiza de vez en cuando el Lali Fest en la Fiesta Plop!, que es muy conocida allá. Y alguna vez me he dejado caer por allí tipo tres de la mañana a cantar. He conocido a artistas increíbles allí, que hacen mejores cosas con mis canciones que yo, parecen Madonna… Es un honor».
SHANGAY ⇒ ¿Eres muy fan de Madonna?
LALI ⇒ ¿Quién no? Y quien no lo sea, que se vaya de aquí. Soy muy fan de su creación, es una pionera. Ella y Freddie Mercury fueron las dos figuras que, siendo muy pequeña, me marcaron, gracias a mi mamá. Nací en el 91, y a Britney la descubrí siendo un poco más mayor. El primer disco que me regalaron fue uno de Queen.
«Ahora hago música que invita a jugar, con sonidos que me hacen sentir viva»
SHANGAY ⇒ Te pusiste el listón muy alto desde el principio entonces…
LALI ⇒ Siempre he sido muy ambiciosa, amor [risas]. En todo momento he admirado, más allá de su talento, la valentía de ciertos artistas en su época. Eso me hace preguntarme cómo soy yo de valiente en mi micromundo, cuánto tengo de pionera, qué intento hacer diferente… Me lo pregunto mucho, sobre todo ahora, a partir de las canciones que he ido sacando y el caminito que estoy recorriendo.
SHANGAY ⇒ ¿Cuál es ese camino?
LALI ⇒ El que me lleva a grabar música que siento que no se está haciendo ahora. Recuerdo cuando saqué mi primer disco, A bailar, hace ocho años, sin disquera ni nada. No solo lo publiqué para satisfacer mi ego y lanzar mi música, también porque pensé «qué raro que en Argentina no se hace este tipo de pop que tanto consumimos desde Gringolandia». Esas ideas me impulsan siempre. También a la hora de sacar mis últimos tres singles [Disciplina, Diva y Como tú]. Pensé: «¿qué música consumo? Me gusta la electrónica, artistas que fusionan pop con otros estilos… Pues ese debe ser mi camino para crear algo que me resulte genuino».
SHANGAY ⇒ ¿No es arriesgado titular un single Diva?
LALI ⇒ Sí. Pero quería, por un lado, acercarme a ese mundo de las grandes divas y honrarlo; y por otro, jugar con la ironía. Porque el concepto de diva está superglobalizado. Antes tenían un misterio, porque eran solo unas pocas, dentro de un grupo muy selecto, a las que se admiraba y se consideraba como tales. Ahora las hay por doquier, empezando por Instagram, donde hay muchísimas divas de la vida.
A mí, las grandes me permitieron soñar con ser una algún día, aunque no me sienta tal. Pero sí juego con ello en el escenario constantemente. Y en el vídeo lo magnifico con esa diva que interpreto: todas las miradas puestas en ella (porque salgo sola), nadie brilla más, hasta la cámara gira en torno a ella. Pero termina siendo una estatua, de oro pero vacía…. Porque también quería reflejar, humildemente, la soledad que conlleva el éxito.
«De viejita, si llego, me veo haciendo cualquier cosa relacionada con el arte… menos bailar»
SHANGAY ⇒ En la canción citas a Cher y a Britney…
LALI ⇒ ¡Dios! Y me quedé corta. Pero decidí nombraras a ellas dos porque Britney es nuestra diva del pop y del baile, y la canción tiene influencia en su sonido de la música de finales de los 90 y los primeros dosmiles. ¿Y qué puedo decir de Cher? De hecho, mi vestido en el vídeo es un guiño a uno suyo icónico. No sé si llegaré a su edad actual, pero si sucede, me veo como una viejita que hace de todo, cualquier cosa relacionada con el arte y la comunicación. Salvo bailar, porque las rodillas no me darían [risas].
SHANGAY ⇒ Dado que empezaste en este mundo siendo una niña, ¿has vivido en muchas ocasiones esa soledad del artista que mencionabas?
LALI ⇒ La he aprendido a reconocer. En su momento no era tan consciente, quizá porque tuve la dicha de tener una familia muy presente cuando era chiquita. No entendía entonces lo valioso que era tener a mis padres al lado. Cuando crecí y de adolescente vi cómo trataban otros a sus hijos (y no daré nombres), me di cuenta de que mis papás, mis hermanos mayores y mis amigos eran lo más.
Ya de adulta, cuando tu familia no puede estar tan presente, descubrí lo valioso que es tener a las personas justas al lado para sentirte acompañada y valorada en tu situación, que supone vivir con mucho ruido y rodeada mucha gente, pero a veces sintiéndote sola. Hay que hacer un trabajo psicoemocional para no volverte loca.
«Nunca he hecho terapia porque hablo mucho, y mis conversaciones sinceras con amigos me ayudan»
SHANGAY ⇒ ¿Necesitaste ayuda para hacerlo?
LALI ⇒ Nunca he hecho terapia. Y cuando lo digo me responden «se nota, amor» [risas]. Sé que la haré, pero aún no ha llegado el momento, Soy una persona que habla mucho, no me guardo nada. Por mi carácter, tengo siempre conversaciones muy sinceras con mis amigos, que también me lo dicen todo a la cara. Soy una psicóloga frustrada, de hecho, y con todo lo que saco en mis charlas siento que realizo un ejercicio personal que me ayuda mucho. Y apuesto por el sentido común a la hora de trabajar. Incluso cuando miro mis redes, porque sé que esa no es mi vida real, porque cuando tengo un día de mierda no lo posteo. Como nací en los 90 y tengo treinta años, hay un chip dentro de mí que me recuerda que la vida no es solo el teléfono, y eso me ayuda a tener cierto equilibrio.
SHANGAY ⇒ El apellido solo lo utilizas para tus trabajos como actriz, para la música eres Lali a secas. Eso es muy de diva, ¿no?
LALI ⇒ Salió de manera natural. Porque me han llamado Lali desde que nací. Y me empezó a molar lo de utilizar el apellido solo cuando hago una serie o una peli. Aunque, curiosamente, en algunos de mis primeros trabajos de ficción, en los créditos aparezco como Mariana Espósito, que no sé si es queme cogieron directamente el nombre de documento de identidad [risas]. A nivel pop, Lali es guay, porque es concreto y potente.
SHANGAY ⇒ ¿Has tenido reacciones de personas de la comunidad LGTBIQ+ ante el hecho de que tu personaje en Sky Rojo sea lesbiana?
LALI ⇒ Sí. He recibido muchas reacciones positivas tanto en la calle como en redes, principalmente en Argentina. Porque, claro, allí me conocen casi desde que nací, soy como la prima del pueblo. Y me han hecho saber lo que valoran que yo, que ocupo un lugar importante en el mundo de la cultura y el entretenimiento, haga un personaje así. Para empezar, por abordar lo que significa para ella el drama de ser latinoamericana, y además, lesbiana. Es algo que nunca había hecho antes y me alegra que la gente valore que interprete un personaje tan distinto a los que están acostumbrados quienes me conocen de siempre, y que además represente a la comunidad.
«Aprendo mucho de personas LGTBI que me enseñan que existen otras maneras de vivir»
SHANGAY ⇒ ¿Por qué utilizas tu altavoz para defender siempre que puedes los derechos de las personas LGTBI?
LALI ⇒ Porque aprendo mucho de la comunidad LGBTI y me siento muy agradecida. He tenido la suerte de estar rodeada siempre de personas que me han ido enseñando que existen otras maneras de vivir. Dado el lugar del que vengo, agradezco mucho tener un altavoz. Si no hubiese tenido la posibilidad de dedicarme al arte, por mi entorno y mi barrio, habría llevado solo una vida con la que haberme conformado.
Ese privilegio que tengo lo valoro mucho; porque si yo no hiciese lo que hago, hubiera agradecido que alguien con un altavoz potente dijera cosas que me representasen o que ayudasen a generar empatía. ¿Cómo no voy a apoyar causas que sé que son importantes en mi entorno, para mis amigas o entre las feministas a las que admiro y de las que aprendo?
SHANGAY ⇒ Por curiosidad…, ¿eres muy ligona?
LALI ⇒ He aprendido a serlo hace poco. Era muy de tener todo el tiempo novio o novia, y hace dos añitos descubrí que soy ligona, que era algo que no sabía, porque era una parte de mí que tenía limitada. Un día mi papá me dijo «¡me he enterado por una entrevista de que eres bisexual!» [risas]. Como no había salido nunca el tema con él no se lo había dicho antes. Una está siempre descubriéndose de cierta manera. No me defino de ninguna manera, y eso es en sí mismo también una definición. Hay que dejar de suponer las cosas y olvidarse de las etiquetas, es un buen ejercicio.
SHANGAY ⇒ ¿También huyes de esas etiquetas en lo profesional?
LALI ⇒ Sí, porque me siento recontraecléctica todo el tiempo. Me incomodan los encasillamientos, no van conmigo. El arte es tan amplio, y me siento tan atraída por distintas facetas, que no creo que tenga que definirme ni artística ni personalmente.
SHANGAY ⇒ Después de tu reciente trilogía de singles, ¿qué vendrá?
LALI ⇒ Más música. Estas canciones para mí tienen mucho en común, son como familia, por la época de la que surge su sonido. Eventualmente llegará un disco que seguirá en esta línea, aunque también estoy probando otras muchas cosas. De hecho, una de las que lanzaré pronto tiene otro rollo, pero siguiendo la línea de la fiesta y la música electrónica.
La música que hago ahora invita al juego; a jugar desde con el outfit hasta con la manera de expresarte. Esa es mi propuesta ahora. Porque en los últimos años me he conectado mucho con esa Lali que disfruta la música desde ese lugar, y con sonidos que me hacen sentir viva.