Daniela Santiago: "Soy actriz desde que nací, durante años tuve que interpretar a una persona que no era"

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Daniela Santiago celebra con orgullo su visibilidad como mujer trans, pero, tal y como cuenta en Mi pequeño mundo, no siempre fue así. Para ella, la escritura de este libro, que se asemeja a un diario por el estilo tan espontáneo con que está escrito, ha significado un ejercicio para hacer las paces consigo misma y con su pasado.

También desea que sirva de inspiración a muchas personas trans, a las que quiere recordar que nunca es tarde para lograr los objetivos, por muchos obstáculos que te pongan en el camino.

 

SHANGAY ⇒ ¿Qué sensaciones te ha provocado este proyecto tan personal?
DANIELA SANTIAGO ⇒ He estado trabajando en él un año, y me surgieron muchísimas dudas al tener que abrirme en canal y hacer una regresión tan potente: rememorar la infancia, mi transición, mis amores… Sentía que tenía que reconciliarme conmigo misma. Y no quería dejarme nada en el tintero; he querido compartir con el público mi verdad, sin filtros. De paso, lanzar un mensaje de esperanza para todos esos niños trans que se puedan interesar por mi historia; que sepan que tienen futuro, que tienen la oportunidad de hacer las cosas bien y superarse.

«He querido lanzar un mensaje de esperanza para les niñes trans que se interesen por mi historia»

SHANGAY ⇒ ¿Cómo está reaccionando la gente ahora que te conoce a través el libro?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Estoy recibiendo mensajes preciosos. Porque hasta ahora casi nadie conocía mis raíces, quién soy realmente. La gente agradece mi humor, mi sarcasmo, mi cercanía.

SHANGAY ⇒ ¿Te daba miedo ponerte a escribir?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Mucho. Porque mi vida ha cambiado radicalmente en dos años. He pasado de ser una persona corriente a tener un foco puesto en mí, y contar con un altavoz que me permite hablar de nuestro colectivo y luchar por él, para que haya un cambio para las mujeres trans que vienen detrás. A raíz de la serie ha aparecido una gran oleada de niñas y niños trans que no están dispuestos a seguir siendo invisibles, y que necesitaban referentes que defiendan sus necesidades.

SHANGAY ⇒ ¿Te fue fácil echar la vista atrás?
DANIELA SANTIAGO ⇒ No lo fue. De hecho, me he guardado cosas, porque una mujer siempre tiene que mantener secretos, para seguir resultando interesante… [risas]. Eran situaciones incómodas; y es que al echar la vista atrás te vienen recuerdos bonitos, pero también otros dolorosos, que mi cerebro había bloqueado.

SHANGAY ⇒ ¿Era importante para ti mostrar que la transición no tiene por qué ser algo duro y traumático?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Sí, porque yo tenía muy claro lo que quería desde los 3 o 4 años. Antes de transicionar era muy infeliz, porque no sabía cómo contárselo a mi madre. Sufría bullying en el colegio, las monjas me pusieron un psicólogo porque decían que estaba poseída, a raíz de decir que un día sería una mujer… y artista. Todo en lo que me he convertido ya lo decía cuando era un niño.

A los 15 años, ardía por dentro: empezaba a salirme vello; como hacía mucho deporte me estaba fibrando… Tenía que parar eso. Se lo dije a mi madre y lo entendió perfectamente. Y eso que yo estaba aterrorizada por si me echaba a la calle, como le pasó a una amiga mía que no tuvo la misma suerte con su familia.

«¿Por qué no iba a hablar del proceso de aceptación que conlleva conocer tu nuevo sexo?»

SHANGAY ⇒ ¿Por qué has querido también hablar de manera muy explícita sobre tu reasignación de sexo, e incluso tu primera relación sexual con vagina?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Porque nadie lo cuenta. No nací con vagina y me tuve que someter a una vaginoplastia, y la que me crearon me da muchísimo placer. ¿Por qué no iba a hablar del proceso de aceptación que conlleva conocer tu nuevo sexo? Si no hablamos de ello con naturalidad va a seguir siendo un tema tabú, de esos que crean misterio y morbo. Igual que hay mujeres trans con pene, que son mujeres maravillosas.

La vagina no te define como mujer; yo también lo era antes de tenerla. Hay hermanas que no la necesitan y se aceptan tan cual, que es maravilloso. Yo sí sentía que para ser realmente feliz necesitaba verme con vagina, y no verme con pene cuando me mirara al espejo.

SHANGAY ⇒ ¿Es muy diferente la Daniela post Veneno, que incluso ha trabajado con Almodóvar, a la que vivía en Málaga?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Totalmente. La de Málaga era superinsegura; de perfil bajo, quería pasar desapercibida, a pesar de haber trabajado muchos años en la noche; siempre quería pasar por mujer biológica y renegaba de ser trans, porque me habían hecho muchísimo daño. Después de salir, literalmente, del armario, soy una mujer feliz. Y no me avergüenzo de ser trans, ni me siento ciudadana de tercera, que era lo que me hacían sentir en muchas ocasiones. No quiero que parezca que me victimizo, porque cada vez tenemos más oportunidades y vemos que mucha gente barre en la misma dirección que nosotras.

SHANGAY ⇒ ¿Se te ha subido el pavo en algún momento de estos últimos años?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Para nada. Con mi edad y todo lo que he vivido… He hecho de todo, nunca se me han caído los anillos: he trabajado de teleoperadora, en una tienda de ropa, bailando… Me he caído y reinventado muchas veces. Ese pavo solo lo tuve a los 22, con el chocho recién hecho, porque me creía la reina del mambo [risas].

Después de Veneno tuve claro que igual que subes, bajas. Si eres una persona buena y humilde, el día que bajes tendrás el cariño del público; si te vuelves una repelente que se cree mejor que nadie, en el momento de bajar no te querrá nadie. Soy Daniela, y trabaje con quien trabaje, no voy a ir con aires de reina. Lo que sí he hecho es aprovechar la oportunidad que se me dio.

SHANGAY ⇒ En el libro también defiendes que la edad no es importante cuando una quiere luchar por sus sueños…
DANIELA SANTIAGO ⇒ Claro que no. ¿Quién me iba a decir a mí que con 38 años ganaría un Ondas? Y eso que nunca estudié interpretación, no me lo podía permitir. Pero soy actriz desde que nací: durante parte de mi vida tuve que interpretar a una persona que no era. Cuando surgió la oportunidad de Veneno, supe que era la única que iba tener y por eso me esforcé por hacerlo lo mejor posible. Y salió bien.

SHANGAY ⇒ ¿Piensas ya en un segundo libro?
DANIELA SANTIAGO ⇒ Sí. Me gustaría que fuera de anécdotas e imágenes mías. Porque, si te fijas, en Mi pequeño mundo no he metido ni una. Estoy muy feliz de haberme abierto como lo he hecho, porque gracias al libro mucha más gente va a saber cómo soy realmente; cuando después de leerlo, me miren a la cara y sepan cómo es realmente Daniela. Porque no puedo seguir siendo Cristina, o La Veneno, para la gente, necesito quitarme ese sambenito. Porque hay que saber separar mi trabajo de la persona.