Juana la Lorca ha transitado por distintos festivales y ciudades, y por fin llega a Madrid, en los preámbulos del Orgullo LGTBIQ+ 2022.
Es una película que no deja indiferente, una curiosa docuficción protagonizada por Juan Herrera, que invita a reflexionar sobre la figura y el legado de Federico García Lorca desde una perspectiva especial.
Cinco años de trabajo le llevó a Valeriano López la creación de Juana la Lorca, según nos cuenta. Y el camino no fue fácil. «Fue un desafío en todos los sentidos», afirma. «El primero, afrontar la figura de Lorca de una manera tan libérrima. Porque quería desmontar los mitos más asentados y su sacralización, ese mito erudito que hay en torno a él». Y quiso ir más allá: «Meterle mano a su homosexualidad sin tapujos, a través del personaje de Juana la Lorca, marginal, abyecto, sin nada que ver con las élites lorquianas».
Su visión, inédita hasta ahora, le obligó a autoproducirse la película. «Fue imposible encontrar apoyos. Ya solo su título causaba desconfianza«, cuenta. Y el título fue, precisamente, lo primero que tuvo. «Y lo tuve que ir levantando poco a poco, con la complicidad de todo el equipo, que creía que merecía la pena hacerlo».
Comenzó yéndose a Cuba a documentarse. «Porque allí fue donde Lorca se desató a través de sus experiencias con la negritud, y quería ahondar en ello, para descifrar el poema que es leitmotiv de la película, Son de negros de Cuba. Así que hice turismo de experiencia para investigar y comenzar a trabajar».
Pronto comenzó el intenso trabajo con su protagonista, Juan Herrera, porque era clave difuminar las fronteras entre realidad y ficción a través de su interpretación de Juan Moreno, un transformista que, a raíz de un sueño, se convierte en Juana la Lorca y siente la necesidad de saberlo todo sobre el poeta y dramaturgo. «Quería que pareciera que Juana existe de verdad, dentro del disparate que es todo. Juana es excesiva, inverosímil, pero sin embargo, por experiencia, cuando el público sale de la sala se hace muchas preguntas que realmente sí son inverosímiles. Porque hay mucha gente que cree que lo que cuenta la película es real, y trabajamos muchísimo para que eso pasara«.
SHANGAY ⇒ ¿Has tenido siempre obsesión por Lorca?
VALERIANO LÓPEZ ⇒ No, nunca [risas]. De hecho, este proyecto ha sido tan intenso que nos hemos tomado un tiempo Lorca y yo [más risas]. Considero a Lorca imprescindible, nos encanta a todo el mundo, y me fascina todo lo que representa. En Granada hay un pacto generalizado que implica que a Lorca se le tiene que venerar…, y es algo que no soporto.
Soy iconoclasta por naturaleza, y considero que a todo santo hay que profanarlo. Siento que con Lorca se puede jugar mucho, porque él era un juguetón y un descarado, una de las nuestras. Si pierdes el miedo a ser observado por los eruditos lorquistas, puedes jugar con él de forma irreverente. Y le cogí más cariño del que le tenía antes.
«Aquí lo queer no es el conflicto, la transición entre géneros está naturalizada»
SHANGAY ⇒ ¿Por qué decides profundizar en su homosexualidad desde ese punto de vista irreverente?
VALERIANO LÓPEZ ⇒ Porque quería reaccionar de manera activista contra la industria que hay montada en torno al poeta y su legado. Básicamente, se prohibió hablar de su homosexualidad durante mucho tiempo. Ian Gibson, en su valiente libro Lorca y el mundo gay, se enfrentó abiertamente a la familia. Y es que hasta bastante avanzados los 80, a cualquier investigador que quisiera indagar en su sexualidad se le cerraba el archivo… Eso suponía negar a la historia ese aspecto de Lorca, que es fundamental.
Los lorquistas son unos homófobos, para empezar, no me cabe la menor duda y no tengo miedo a decirlo. Si te parece que el hecho de que alguien sea homosexual es un dato negativo que mancha una biografía, eres un homófobo. Y aunque ya se acepta su homosexualidad, sigue costando reconocer que follaba… Se vende a Lorca como un homosexual angelical. Y es mucho más, es todo un símbolo de nuestra lucha.
SHANGAY ⇒ Me encanta que definas al personaje de Juana la Lorca como «un Quijote travesti»…
VALERIANO LÓPEZ ⇒ Es verdad. Con su ancha panza se enfrenta a gigantes de verdad. No fue así en el rodaje, que cuando tuvimos que rodar por las calles de Granada fue de lo más divertido hacerlo con travestis… La gente que se acercaba entendía que estábamos trabajando y participaba encantada. Como cuando creamos una peluquería en pleno monumento a Lorca [risas]. Tenía miedo a los fachas, que pudieran aparecer a defender su ideología, pero no vino nadie a molestar.
SHANGAY ⇒ ¿Fue complicado crear esa atmósfera de falso documental, cuando lo que vemos en todo momento es ficción?
VALERIANO LÓPEZ ⇒ Mucho. Juana es un personaje inventado, aunque el código que trabajamos fue que Juan se lo llevara lo máximo a sí mismo, porque él tiene esa gracia. Pero Juana no es él, tenía que interpretarla dentro de una historia muy loca. Por eso aparezco yo en la película como director, creando un conflicto entre ambos, y ayuda al equívoco. ¿Ese rodaje que mostramos en la película es real? Estábamos todo el rato en la cuerda floja, con el riesgo de hundirnos si no salía bien.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo motivarías a la gente que fuese a ver Juana la Lorca?
VALERIANO LÓPEZ ⇒ Que sepan que ante todo es una comedia, que llega a provocar carcajadas. Siento que es una película gustosa, una fiestecita. Y hay que verla con una mentalidad abierta a vivir nuevas experiencias. Y a ver a otro Lorca, y otra manera de tratar lo queer. Porque aquí lo queer no es el conflicto; las tres personajas principales son como son y las muestra con naturalidad, transitando entre géneros. Eso está superado, el problema ahora es otro.
JUANA LA LORCA SE ESTRENA EN MADRID EL JUEVES 23 DE JUNIO, EN EL CINE PALACIO DE LA PRENSA. INCLUIRÁ UNA PERFORMANCE DE SUS PROTAGONISTAS.