Raphaëlle Pérez brilla en ‘Mi vacío y yo’: "Me resultó difícil construirme como mujer trans"

Temas: Cine, Entrevista, Trans

El año pasado, Adrián Silvestre sorprendió con un inspirado documental titulado Sedimentos, en el que reflejaba la realidad de seis mujeres trans. Ahora vuelve a hacerlo con Mi vacío y yo, un intenso ejercicio de autoficción inspirado en las vivencias de su protagonista, Raphaëlle Pérez.

La artista multidisciplinar Raphaëlle Pérez –Raphi para les amigues– se abre en canal y comparte el viaje de su transición, repleto de obstáculos, dudas y experiencias muchas veces amargas.

 

Con un guion escrito por el director, la actriz y Carlos Marqués-Marcet, Mi vacío y yo difumina los límites entre realidad y ficción retratando el proceso de una chica trans desde el momento en que se le diagnostica disforia de género y tiene que empezar a forjarse su nueva identidad, consciente de que el camino no resultará fácil.

Un largometraje que está teniendo una brillante trayectoria en festivales –Raphaëlle Pérez logró una mención como mejor actriz en el Outfest de Los Ángeles–, y resulta una auténtica rara avis en nuestro cine, que muy pocas veces se detiene con esta precisión en la realidad de las mujeres trans.

SHANGAY ⇒ ¿Qué sensaciones te provoca ver que parte de tu historia está reflejada en la película y que los espectadores te conocen de una forma muy íntima?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Si te soy sincera, todavía no me he parado a pensarlo, porque estoy viviendo cada etapa como una novata. No conozco los códigos del cine, ni sus ritmos, no sé realmente cómo funcionan las cosas. Solo espero que todo siga igual de bien que hasta ahora, porque el apoyo del público está siendo muy caluroso.

«Fue duro desnudarme, porque tenía que mostrar mi cuerpo, del que me avergonzaba»

SHANGAY ⇒ ¿Es cierto que cuando viste la película en el Festival de Málaga por primera vez sentiste una especie de liberación?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Sí, porque antes de Málaga no había visto nada de la película, y tenía muchísimo miedo. Ten en cuenta que la rodamos en septiembre de 2019, y la estrenamos allí en marzo de 2022. Me aterraba no gustarme, no reconocerme. Me pasé la proyección de la mano de Adrián, y cuando terminó la película es verdad que noté un sentimiento de liberación. Le di las gracias por ayudarme a reconciliarme un poco conmigo misma; la película me parece un regalo muy bonito.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo te propuso Adrián este reto?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Nos conocimos en una asociación trans de Barcelona que se llama I-Vaginarium, que de hecho sale en la película. Vino para conocernos a nosotras, a informarse. Forjó una amistad con todas, aunque yo sentí que había una confianza especial entre él y yo. Así que le dejé algunos escritos míos, aunque jamás pensé que llegaría a adaptarlos un día. En uno de los encuentros, me dijo: “Creo que ya tengo la historia que quiero contar, y va a ser contigo.” Lo dijo delante de todas y sentí una especie de vértigo: “¿Por qué yo, si somos tantas y con historias diferentes?”. Pero acepté, y más tranquila al saber que con mis compañeras iba a hacer otra película.

SHANGAY ⇒ ¿Resultó doloroso bucear en tu pasado?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Sí y no. Recrear las situaciones de rechazo que se muestran en la película no fue lo más difícil, porque las seguía viviendo durante el rodaje. Lo más complicado fue rodar las escenas de sexo, en las que me tenía que desnudar, porque tenía que mostrar mi cuerpo, del que me avergonzaba en su momento, y enfrentarme a la mirada de los actores y el equipo técnico.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo superaste ese miedo?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Tuve que encontrar una especie de valor dentro de mí. Por suerte, sabía que estaba bien rodeada. Con Adrián había hablado un montón de mis dificultades a la hora de mostrar mi cuerpo, y la confianza que tenía en él me ayudó.

SHANGAY ⇒ En todo momento se empatiza contigo. Creo que cualquier persona LGTBIQ+ se puede identificar con tu viaje….
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ De hecho, es un comentario que recibo mucho en coloquios cuando hemos presentado la película en festivales, e incluso en la calle. Personas que se han sentido identificadas con la historia independientemente de su expresión de género. Esto me parece fabuloso, significa que estamos tocando temas universales: el deseo de sentirse queride, de encontrar tu lugar en el mundo…

SHANGAY ⇒ ¿Tuviste referentes trans en la ficción creciendo, o historias que te inspiraran?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ No. Crecí en la Francia de los años 90, un país más atrasado que España a nivel social, sobre todo en cuanto referentes trans. Así que me resultó muy difícil descubrirme y construirme cuando tuve conciencia de que era una mujer trans con 20 años. Tenía muchos prejuicios, incluso conmigo misma, y pensaba que ser una mujer trans suponía obligatoriamente estar operada de todo. Me daba muchísimo miedo y me negaba a ahondar en mi situación.

Cuando la psicóloga me hizo consciente de mi género, se me abrió el suelo bajo los pies, como se ve en la película. Conocer a las chicas de la asociación me ayudó un montón a abrir la mente. Solo espero que las generaciones futuras no tengan que pasar por lo mismo que yo, que no tengan que sentirse tan perdidas.

«No se deben dar por hechos los pasos por los que tiene que pasar una mujer trans para ser reconocida como tal»

SHANGAY ⇒ Encontrarte en la asociación con mujeres trans tan distintas, e incluso de generaciones anteriores que lo habían pasado aún peor, ¿te ayudo a reafirmarte?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Me ayudó a relativizar, a darme cuenta de que los prejuicios tontos que tenía no estaban fundados en nada. Descubrí perfiles muy diferentes: desde la mujer de mayor edad, que lo había pasado muy mal, hasta la chica más joven que ya tenía un trabajo normal (entre comillas). Me vi reflejada como en un espejo en ellas, y me sirvieron de inspiración a hora de construir mi propio yo.

SHANGAY ⇒ La película también habla de la supuesta ‘normalidad’. Al final, el mensaje que lanza es que cada cual representa su propia normalidad, y tú construyes tu propia realidad…
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Efectivamente. Por eso tiene un final abierto, sin dar ciertas explicaciones. Es cierto que el tema de la operación de reasignación es una cuestión clave en la película, porque ha sido una cuestión muy importante en mi vida, ya que es lo que la sociedad ha querido convertir en clave en mi propio camino y en el tránsito de muchísimas chicas. Pero queríamos dejar la puerta abierta. No dar por hecho cuáles son los pasos por los que tiene que pasar una mujer trans para ser reconocida como tal. Cada una es diferente, tiene sus propios objetivos vitales y toma sus propias decisiones.

SHANGAY ⇒ ¿Hasta qué punto eres tú la que vemos en la pantalla y hasta qué punto te creaste, literalmente, un personaje?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Tengo la sensación de ser tal cual soy. Y es que a Adrián le encanta la improvisación, y en el guion no tenía unas frases escritas concretas que tuviera que memorizar y repetir. Eso me ayudó a ser tal cual, con mi vocabulario, mis errores de castellano y mi gestualidad. Incluso la ropa que saco es mía [risas].

SHANGAY ⇒ ¿Sueñas con seguir trabajando como actriz?
RAPHAËLLE PÉREZ ⇒ Sí, es un sueño, porque estoy descubriendo que me está ayudando también a madurar como persona. También sigo escribiendo. De hecho, he terminado hace poco mi primera novela, que espero publicar muy pronto. La literatura me encanta, es terapéutica para mí, y espero que la novela conecte con el público tan bien como la película.

Es mágico ver todo lo que me está pasando gracias a Mi vacío y yo. También a nivel personal. Después de tanto tiempo sintiendo rechazo por partes de los hombres y viéndome fetichizada, incluso he empezado una relación con un chico mexicano, que conocí cuando fuimos a presentar la película a Puerto Vallarta. La sensación que tengo ahora todo el rato es como “guau, qué maravilla, qué cambio de vida”.