Martiño Rivas: "La virilidad la asocio más a una determinada energía que a un tamaño"

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El morbo está servido con esta serie, cuyo primer capítulo se estrena el doming 5 de marzo, aunque Martiño Rivas se muestre ajeno a él.

Centrada en los inicios en el porno de Nacho Vidal y sus años de gloria en el género, ha permitido a Martiño Rivas lanzarse a un registro completamente nuevo, muy distinto al que mostró en la reciente serie Fuerza de paz.

 

 

Teresa Fernández-Valdés, fundadora de Bambú Producciones, tuvo clarísimo desde el minuto uno que era el actor perfecto para este reto titulado Nacho. No solo por físico, también porque, precisamente, buscaba a un intérprete que sorprendiera en un cambio de registro inesperado.

No dudaba que Martiño Rivas daría la talla –salvo por el relleno que tuvo que utilizar cuando luce tanga, y en los planos de pene erecto, cortesía de la porn star real–. No falló su intuición, y para él ha sido todo un viajazo.

SHANGAY ⇒ ¿Te consideras un buen conocedor de porno?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Emmm, ¿sí? [risas] ¿Qué es “lo normal”? Claro, depende de los estándares de cada uno. Considero que he consumido porno un poco más de lo normal. Lo digo en pasado porque ahora me estoy quitando.

«He consumido porno un poco más de lo normal, pero me estoy quitando»

SHANGAY ⇒ ¿Qué grado de conocimiento tenías de Nacho Vidal antes de embarcarte en la serie?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Bastante superficial. Siempre había sentido cierto interés por el personaje, porque tenía para mí un aura de misterio. Fui a una exposición de fotos de Alberto García Alix en donde había fotos suyas, y la imagen que tenía de él iba ligada a esas fotografías en blanco y negro, tan crudas y perturbadoras, pero a la vez tan sexis.

Esa ambivalencia la asociaba a Nacho. Y a medida que le empecé a estudiar descubrí que es una persona con una mente compleja, muy inteligente, con muchísimas contradicciones y carismática. En cada una de las fases que ha vivido hay mucha convicción en todo lo que dice, lo compartas o no.

SHANGAY ⇒ ¿Te surgieron miedos cuando aceptaste el proyecto?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Sí. Por un lado estaba el hecho de interpretar a alguien que es una figura de nuestro folclore, y que está vivo. Por otro, saber con qué mirada se iba a retratar el mundo del que se habla. Y no tener claro el grado de exposición al que me iba a enfrentar, cuánto iba a demandar físicamente el tener que mostrarme. Todo esto me inquietaba. Pero me leí la biografía de Nacho firmada por David Barba, que me resultó interesantísima, y pesó mucho más eso en mi decisión que todos mis miedos. ¿Quién tiene publicada una biografía con 26 años? Pues Nacho, porque ya había vivido con una intensidad y una velocidad inusuales.

SHANGAY ⇒ ¿Esperas críticas de quienes no entiendan que se pueda mostrar de una manera tan épica a un personaje tan controvertido, con decisiones muy cuestionables, como es Nacho Vidal?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Creo que hay que separar quién fue Nacho hasta los 26 años, que es hasta donde llega la serie, y el que vivió eventos posteriores, que quizá sean los que más han marcado su imagen pública en España. Las cosas hay que juzgarlas dentro del contexto histórico en que suceden, y no podemos juzgar los hechos que se muestran con los estándares que tenemos hoy día. ¿Se romantiza a Nacho? No lo sé, yo me quedo con que se muestra a un personaje complejo que hace cosas censurables, pero que también tiene atributos a destacar muy positivos. Al final, el principal objetivo de la serie es entretener; no aspira a ser dogmática ni moralista.

SHANGAY ⇒ Es el trabajo en que más te has tenido que desnudar, ¿no?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Sí, sí, ¡vamos! [risas] Mis herramientas de trabajo principales eran el calcetín genital, el spray para cubrirme la marca del bañador y la coquillera que me ponía para abultarme el paquete; fueron los tres pilares sobre los cuales construí el personaje a nivel físico. Los técnicos me decían “me conozco ya mejor tu culo que el de mi novia”… He pasado mucha hambre en esta serie; el truco era mantenerme alejado del catering, ni mirarlo. Nacho era muy imponente físicamente, y era importante que mi presencia física tuviese peso. Y eso que perdí seis kilos del principio al final; empecé en 81 y acabé con 75.

«No me desnudaría por el simple hecho de generar controversia»

SHANGAY ⇒ ¿Qué opinas de que la virilidad se asocie aún en muchas ocasiones al tamaño del pene?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Yo nunca he establecido esa relación. Hay distintos tamaños como hay personas con distintas alturas. Y no eres más tío por medir 1’90 que uno de 1’75… La virilidad la asocio más a una determinada energía.

SHANGAY ⇒ Si hubieses tenido que hacer desnudos frontales, ¿te habría planteado un problema?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Me tranquilizó bastante saber que no iba a tener que hacerlos. Nunca los he hecho de momento, no se ha dado el caso. Si ruedas con David Cronenberg, Abel Ferrara o Lars von Trier casi das por hecho que vas a tener alguna escena así… Depende de la mirada del director, y de si la escena realmente lo requiere. No le doy tanta importancia, pero no lo haría por el simple hecho de generar controversia.

SHANGAY ⇒ Nacho Vidal disfrutaba enormemente con la exposición y el fenómeno fan que generó en su industria. Tú, sin embargo, no parece que disfrutaras nada del revuelo que generaste en tus inicios en El internado…
MARTIÑO RIVAS ⇒ No. No tengo un recuerdo especialmente grato de perder el anonimato de un día para otro. Estaba muy agradecido porque, si eres actor y la gente te reconoce, es porque han visto tu trabajo. Pero no estaba preparado para todos los cambios que hubo en mi vida.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo lo superaste?
MARTIÑO RIVAS ⇒ No creo que lo haya hecho. Pero sabes que es algo que no perdura en el tiempo. Incluso cuando se emitía El internado, notaba mucha diferencia entre cuando estábamos en antena y cuando había parones entre temporada y temporada. Pues imagínate en un lapso de diez años o veinte; aprendes a que no te condicione tanto.

«Me tranquiliza saber que tengo el teatro a mi alcance»

SHANGAY ⇒ ¿Es el teatro tu refugio?
MARTIÑO RIVAS ⇒ No. Cuando está bien hecho, el teatro es lo más satisfactorio que me puede suceder; cuando no está bien hecho, es el proceso más doloroso al que puedes someterte como actor [risas]. Tenía ahora un proyecto previsto para el Centro Dramático Galego, pero por cuestiones de agenda no va a poder ser; a ver si lo retomo para la temporada que viene.

Para trabajar dependo constantemente de que alguien confíe en mí y me llame. No tener una autonomía genera mucha incertidumbre. Con el teatro tengo la sensación de que si alguien me llama puedo salir al escenario en cualquier momento, con medios precarios incluso, y contar una historia; me tranquiliza saber que tengo ese medio de expresión a mi alcance, no es necesario un gran presupuesto como el de una serie.

SHANGAY ⇒ ¿Tienes en mente algún proyecto soñado?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Ahora mismo no. Si me lo hubieses preguntado hace unos años te habría dicho que interpretar a Segismundo de La vida es sueño en el teatro María Guerrero dirigida por Peter Brook, pero ya no pienso así. Quiero estar donde me quieran. Y he trabajado con gente con la que he estado muy a gusto y con la que me gustaría repetir.

«Es importante que la diversidad se vea representada en nuestra ficción»

SHANGAY ⇒ ¿Has ganado seguridad según has acumulado experiencia?
MARTIÑO RIVAS ⇒ No. Mi campo de visión se ha ampliado y empiezo a tener más conocimiento del medio, pero eso no implica mayor seguridad, sino al contrario, porque entran más factores a valorar en la ecuación. Trabajo mejor ahora y soy más consciente de las cosas, pero no me siento más seguro. El actor, al fin y al cabo, es el huevo frito, no el cocinero.

SHANGAY ⇒ Estar en una forma física envidiable para proyectos como Nacho o la recién estrenada Fuerza de paz, ¿te ha creado una necesidad de no perderla?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Eso me lo ha provocado la vida, no la profesión [risas]; siempre siento la necesidad de romper a sudar y desahogarme. El deporte es una de mis principales válvulas de escape para templar mi estado emocional. Y también es una forma de evasión.

SHANGAY ⇒ ¿A qué otras válvulas de escape recurres?
MARTIÑO RIVAS ⇒ A la lectura. O a no hacer nada, tirarme en el suelo y respirar…

SHANGAY ⇒ Como hombre cis hetero con una posición privilegiada, ¿cómo vives estos momentos complicados para las minorías, a las que no se respeta y representa como se debería?
MARTIÑO RIVAS ⇒ Estoy en contra de cualquier tipo de discriminación. Me encanta la diversidad a todos los niveles, y es importante que se vea representada en nuestra ficción. Y en la realidad que vivimos no necesariamente se ve reflejada. Cualquier evolución en la sociedad es bueno que tenga su equivalencia en el imaginario común al contar historias. Necesitamos un mundo en que todos tengamos cabida, y en el que haya, sobre todo, empatía.