Anabel Pantoja fue la protagonista de la última cámara oculta del programa Gente maravillosa de Televisión Canaria. El programa consiguió convencer a la sobrina de Isabel Pantoja de que estaba cenando al lado de un supuesto terapeuta que estaba intentando convencer a un joven homosexual de que era posible ‘curarse’ con unas pastillas de 300 euros.
La influencer estaba en el restaurante con su amiga Susana Molina, exconcursante de Gran Hermano, y otro amigo. Todos escucharon esta conversación entre el supuesto terapeuta y el joven que afirmaba querer dejar de sentir atracción por los hombres y, finalmente, Anabel no pudo más e intervino en la conversación.
Escuchando la conversación, Anabel se mostraba indignada y comentaba con sus amigos lo siguiente: «Se me está acelerando el corazón. ¿Pero este hombre qué es, médico o qué es? Este es un mierda». El joven actor, Alejandro, le comentaba al supuesto terapeuta que «una parte de mí sabe que no es bueno. No me gusta que me atraigan los hombres», a lo que el falso terapeuta respondió así: «Tenemos una terapia que cura la homosexualidad. Es una enfermedad. Tienes un componente maligno».
La situación no hacía más que escalar hasta que el falso terapeuta sacó unas pastillas que supuestamente bajaban la libido. La excolaboradora de Sálvame decidió tomar cartas en el asunto y buscó al dueño del restaurante para informarle de lo que estaba sucediendo. No fue atendida por los trabajadores así que decidió intervenir ella misma.
En ese momento, el actor que interpretaba al terapeuta salió del establecimiento para hablar por teléfono y Anabel vio su oportunidad para ayudar al joven gay. «Este hombre está tratando esto con pastillas y que te tienes que dar latigazos. ¿Tú que haces con esto?», le preguntaba a Alejandro. «Tú no puedes buscar ayuda aquí, tienes que buscar ayuda con gente para aceptarte. Es que estoy temblando. Lo que te ha dicho este hombre es mentira, eso no es una enfermedad, tú eres de verdad»… Así intentaba Anabel que el joven entendiese la situación.
Intentó incluso que Alejandro se sentase con ellos, pero el joven rechazó la ayuda. «¿Llamamos a la policía? Es que esto es denunciable». En ese momento, volvía a entrar en escena el falso terapeuta y, como el joven no atendía a razones, Anabel decidió hablar directamente con él y frenar la situación. «Perdona que me meta, pero es que os he estado oyendo y creo que le estás enfadando. Te estás riendo de él en su cara y no te vas a reír de él. Para empezar, él no está enfermo. El enfermo es usted, acabo de llamar a la policía porque usted le esta enfadando. ¿De qué está enfermo? ¿Qué tiene?¿El covid o qué?», le espetó Anabel.
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La influencer estaba muy nerviosa y trató de nuevo que Alejandro se uniese a ella y sus amigos en su mesa, pero no lo consiguió y volvió a encararse con el terapeuta: «El enfermo es usted que le quiere sacar 300 euros por venderle una pastilla antidepresiva a un niño de 18 años». Entonces, Anabel se acercó a su mesa para coger su móvil y amenazó al falso terapeuta con grabarle: «Te voy a grabar y voy a subirte a mis redes, te voy a etiquetar».
Finalmente, consiguió que el terapeuta se marchase del restaurante, y su atención pasó completamente a Alejandro, a quien quería convencer de que no le pasaba nada malo por ser gay. Le dio consejos sobre cómo sabía que ahora mismo todo podía ser difícil por el bullying y sus compañeros, pero que no siempre sería así, que todo iba mejorar. «Tu madre te va a querer con locura», le aseguraba mientras abrazaba al joven y le decía «yo no te voy a dejar solo».
Finalmente, la actriz que hacía de la madre del joven entraba en escena y Anabel trató de explicarle lo que había pasado. En todo momento, la influencer no mencionó que todo era sobre la sexualidad del joven, ya que no quería sacarle del armario con su familia. Sin embargo, la madre habló con Alejandro y dejó claro que sabía de la homosexualidad del joven y que no pasaba nada malo por ser gay. Al escuchar estas palabras de amor de la madre del joven, Anabel acabó por romper a llorar comentando «que le ha dicho que era una enfermedad, por Dios».
Después de este desenlace, el equipo de Gente maravillosa entró en la sala del restaurante para descubrirle a Anabel que se trataba de una cámara oculta y que, efectivamente, era una persona maravillosa. Anabel se quedó en shock al enterarse de que todo había sido una actuación.
El programa acabó revelándole que, aunque en este caso la situación había sido simulada, era un calco de un testimonio que el programa había recibido, además de comentarle a Anabel que nadie esperaba una reacción tan fuerte por su parte. Pantoja confesó que lo había pasado realmente mal y que, contra este tipo de casos, hay que rebelarse.