Se le conocía sobre todo como ‘La Estrella’, aunque también había quien le llamaba simplemente Estrella, o Fernando. Daba igual, él/ella/elle –precursor también de la indefinición de género– era fácilmente reconocible, por único.
Nacido en Utrera, vivió largas temporadas en Madrid y Palma de Mallorca, y en todas estas ciudades dejó su arte, su trabajo y su espíritu transgresor.
La Estrella nació en Utrera un 4 de febrero de 1960. El sábado pasado celebró su 63 cumpleaños, de hecho, rodeado de sus seres más queridos. Aunque ya tuvo una gran fiesta de cumpleaños en Madrid –una despedida que vivió con toda su alegría– el pasado 23 de enero en Madrid, rodeado de sus mejores amigues.
Se dio a conocer a mediados de los 80 como parte del grupo pop Peor Impossible, nacido en Mallorca, y que fundó junto a artistas como Rossy de Palma y Toni Socias (fallecido en 2018).
Uno de los proyectos más originales del pop español, que dejó hits como Sussurrando y canciones tan valientes para la época como SIDA.
El mayor de cinco hermanos, Fernando aprendió a cocinar –uno de sus grandes talentos– junto a su madre, a la que siempre estuvo muy ligado, y a la que cuidó hasta sus últimos días. Conoció a su gran amigo Toni Socias en la mili, y se animó a dejar su Utrera natal para comenzar a vivir en Mallorca. Así nació un vínculo fortísimo con la isla, que siempre le reconoció como lo que era: una estrella.
De la movida mallorquina dio el salto a la madrileña gracias al éxito que comenzó a tener Peor Impossible. Llegó a Madrid en el momento justo, y su irreverente espíritu le hizo destacar desde el instante en que pisó la capital. Enseguida se hizo amigo de Pedro Almodóvar, Alaska o Alberto García-Alix (responsable de icónicas fotos en blanco y negro, tanto suyas como del grupo).
No mucha gente sabe de su implicación en la mítica película de Almodóvar –el director no faltó a su fiesta de despedia madrileña, en la que se mostró cariñosísimo con la Estrella– Mujeres al borde de un ataque de nervios. Y es que el gazpacho icónico que forma parte de la trama lo preparó él, algo de lo que siempre presumió.
Fueron años de mucha, mucha fiesta y de convertirse en personaje imprescindible de las noches madrileñas. Y de consolidar amistades que le acompañarían hasta sus últimos días.
En 2004, Fernando Estrella regresa a Palma de Mallorca y se convierte en el cocinero del Bar Flexas, que abrieron con él Pepa Charro (La Terremoto de Alcorcón) y Xavi de las Heras. Allí continuó demostrando su arte a los fogones, porque no solo era única sobre los escenarios y ante las cámaras.
Aunque el show estaba servido en el Flexas siempre que le apetecía, igual que en la fiesta anual que La Terremoto organiza en julio y que, realmente, es el Orgullo de Palma.
Por no hablar de que ese fin de semana en que La Terre monta su fiestón un viernes, todo continúa, en privado, en su idílica casa mallorquina, en donde organiza lo más parecido a una convivencia, con artistas y amigues, y en donde La Estrella, cómo no, cocinaba durante todo el finde, agasajando a los invitados con sus riquísimos platos día y noche, y con sus performances.
La Estrella continuó teniendo apariciones en películas como Kiki, el amor se hace y Rainbow, ambas de Paco Léon, series como Arde Madrid –también firmada por él– y documentales como Sexilio, firmado por Eduardo Casanova –también aparece en su última película, La Piedad–.
Ha ejercido de figura de culto durante de décadas, las mismas que ha formado parte de la familia Shangay. Impensable habría resultado que La Estrella no diese show en una de nuestras carrozas del Orgullo año sí, año también.
Lo más destacable de Fernando ha sido siempre su polivalencia, dependiendo del momento: ha sido, para quienes la conocimos, amigo, madre, performer, cocinero, entertainer… y siempre Estrella.
Fernando se pudo despedir en su Utrera natal de sus seres más allegados y, en la noche del 7 al 8 de febrero, se despidió de este mundo. Ahora sí es una estrella que siempre permanecerá en nuestra memoria. DEP.