Hoy, Córdoba despide a Antonio Gala. El poeta, dramaturgo y novelista español falleció este domingo en el Hospital Reina Sofía de la ciudad andaluza, en donde ingresó el sábado debido al deterioro de su estado de salud. De las 10 a las 17h, la fundación que lleva su nombre acogerá la capilla ardiente con sus restos, en la que se dará el último adiós a uno de los autores más vendidos de nuestro país.
Antonio Gala nació en octubre de 1930 en Brazatortas, Ciudad Real, pero siempre consideró a Córdoba su patria chica. El poeta se trasladó a esta ciudad de niño, y en ella desarrolló sus primeras obras, cuando todavía era muy joven. A los cinco años escribió su primer relato, y dos años más tarde su primera pieza teatral. A pesar de su precocidad, siempre se consideró un «escritor de destino, no de vocación», y se formó en Derecho, Filosofía y Letras, y Economía a edades muy tempranas.
Debutó oficialmente en el mundo de la literatura con el poemario Enemigo íntimo, una obra sobre el amor y sus víctimas publicada en 1959. La colección de poemas le garantizó el accésit del premio Adonáis, y le permitió empezar a dedicarse de lleno a la escritura.
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Con títulos como Los verdes campos del edén, Anillos para una dama, ¿Por qué corres, Ulises? y Carmen, Carmen, Gala se labró una exitosa carrera teatral, que combinó con una reputada producción poética, narrativa y ensayística.
Practicó el genero novelístico de forma tardía pero exitosa. Su primera novela, El manuscrito carmesí, se publicó en 1990, y obtuvo el Premio Planeta de ese mismo año. Sin embargo, Gala siempre se definió a sí mismo como poeta, y pare él la lírica era «el alma» de la literatura. «La poesía sostiene a todos los géneros literarios», llegó a afirmar.
El autor de La pasión turca nunca ocultó su sexualidad, y él mismo declaró públicamente: «Nunca he vivido en armarios, siempre he tenido vestidores, pero debe de ser horrible». En una de sus muchas apariciones en televisión, el poeta habló sobre los artistas homosexuales en el programa El perro verde, de Jesús Quintero: «La marginación es la que mejor canta, siempre ha sido así».
Durante años, Antonio Gala fue el autor más vendido de la Feria del Libro de Madrid y uno de los más exitosos dramaturgos. Los lectores formaban largas colas en el Parque del Retiro para adquirir un ejemplar firmado por el cordobés, y sus obras llenaban los teatros de toda España. En ellas, el amor, y el dolor ocasionado por el mismo, era un tema recurrente, que alternaba con un tono irónico, divertido y reivindicativo en sus artículos periodísticos.
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Su producción fue muy extensa, pero se frenó en los últimos años de su vida por el deterioro de su salud. Gala habló por primera vez de su diagnóstico de cáncer de colon en 1992, en la columna que escribía para el periódico El Mundo. Logró recuperarse en el año 2015, aunque tuvo que convivir con las secuelas que le dejó la enfermedad hasta su fallecimiento este domingo.
Antonio Gala vivía en un antiguo convento cordobés desde hace quince años, que es a su vez sede de la fundación que lleva su nombre. Su compromiso con el mundo del arte le llevó a crear esta organización privada sin ánimo de lucro, que cada año beca a veinte jóvenes artistas para que se dediquen al desarrollo de proyectos literarios, musicales y plásticos. Hoy, esta misma fundación se despide del que fuera uno de los grandes escritores del siglo XX.
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